El apellido Bernabéu está vinculado al Real Madrid con la figura de don Santiago, el histórico presidente y un hombre fundamental para que el club merengue sea el más grande e importante en todo el planeta futbolístico. Pero también dos de sus hermanos, Antonio y Marcelo, tuvieron su bagaje en la Casa Blanca en las primeras décadas del siglo XX.
Antonio fue el segundo hijo del matrimonio de José Bernabéu y Antonia de Yeste y nació en una finca de Montealegre del Castillo (Albacete) en 1890. Junto a su hermano mayor, José, coincidió en los Agustinos de El Escorial donde los dos jugaron en el primer equipo. Posteriormente, en su vida universitaria, Antonio se marchó a Italia y más concretamente a Bolonia para doctorarse en el Real Colegio de San Clemente de los Españoles.
En tierras transalpinas, y a la vez que cursa la carrera de medicina, es uno de los miembros fundadores del Bolonia junto al austriaco Emilio Arnstein o el también español y jugador blanco Natalio Rivas. El manchego despunta en el ataque por su destreza y habilidad y en la primera campaña del club logran el título de la Tercera categoría de la región de Emilia. Cuatro son las temporadas que pasa en Italia hasta que finaliza sus estudios, y regresa a Madrid para iniciar una etapa como importante dirigente del fútbol español.
El primer puesto de importancia llega en 1913 cuando es nombrado secretario en la Junta directiva que preside Ricardo Ruiz Ferry en la Federación Española de Fútbol. Además, también ocupa la vicepresidencia en la Federación Regional Centro y en algunas crónicas de periódicos como 'El Mundo Deportivo' aparece como árbitro de varios choques amistosos.
Su relación con el club blanco se inicia en 1926 al ser elegido vicepresidente primero en la candidatura de Luis de Urquijo, marqués de Bolarque, como nuevo mandatario blanco. Sin embargo, unas semanas más tarde renuncia a su puesto al ser elegido presidente de la Federación Española de Fútbol sucediendo a Julián Olave. Además, y para demostrar su imparcialidad en el cargo, se da de baja como socio merengue, lo que tendrá unas consecuencias negativas unos años después.
Es un periodo complicado en el fútbol nacional con el recién aprobado estatuto del profesionalismo, y Antonio Bernabéu tiene una difícil papeleta con muchos asuntos que lidiar. En la oficina recibe numeroso papeleo por parte de las Federaciones Regionales, contratos dudosos de amateurs o neoprofesionales, diferentes casos complejos por aclarar y un enorme riesgo de cisma en el balompié español que lo llevan, apenas dos meses después, a presentar su dimisión aludiendo un viaje fuera de España como delegado de la Banca de Comercio de México.
Pero apenas tres años más tarde vuelve a la primera línea, y esta vez como cabeza de cartel de una junta directiva que vence en las elecciones para presidir el Real Madrid a partir de noviembre de 1929. En ella lo acompañan Luis Usera como vicepresidente, Valero Rivera como tesorero, Francisco Urzáiz como secretario, y Gonzalo Aguirre Martos como vocal. Sin embargo, cuando apenas llevan 20 días en el cargo llega la gran decepción. Un aficionado denuncia a Antonio Bernábeu al no ser socio de la entidad merengue (dio de baja su carnet cuando se puso al frente de la Federación), por lo que su ilusión de ser el máximo mandatario blanco se esfumó muy pronto. El manchego entonces se apartó de la escena deportiva y continuó su vida trabajando como abogado.
Por su parte, Marcelo fue el tercer hijo varón de la familia Bernabéu de Yeste, y nació en Almansa en 1893. Se trasladó a Madrid para cursar sus estudios y allí inició su idilio con el balompié. Sus primeras patadas al cuero las dio en la RS Gimnástica, en la que se desempeñaba como delantero.
En varios choques amistosos en los que se enfrentó al conjunto blanco los merengues se fijaron en él y a principios de 1910 jugó varios encuentros con el segundo equipo, debutando con los mayores unas semanas más tarde en la Copa Rodríguez Arzuaga ante el Español de Madrid. Marcelo bajó del ataque a la defensa para convertirse en un fijo durante seis temporadas. En las crónicas de la época se le definía como un jugador muy bien dotado para la práctica del fútbol, con un físico destacado, contundente en sus acciones y poderoso a la hora del despeje.
Un par de años después se produjo el debut de Santiago gracias a la afición que le inculcó su hermano. El pequeño de la familia pertenecía al tercer equipo, pero ayudaba en los entrenamientos a la primera plantilla y en cualquier función que necesitase el club, ya fuese retirar piedras o escombros del terreno de juego antes de un partido, que pintar las vallas que rodeaban al campo. En ocasiones se situaba bajo palos, lo que enfurecía a Marcelo, que le llegó a decir: "Como te vuelva a ver jugar de portero, te pego un guantazo que te pongo la cara en el cogote". Por ello le exigió la siguiente condición: "O juegas de delantero centro o no juegas", contando tiempo después Santiago que "los defensas son unos dictadores y no hay más remedio que obedecerles".
Y así, con apenas 16 años, Santiago, y con 18 primaveras, Marcelo, ambos jugaron por primera vez un partido del Madrid juntos. El duelo se celebró el día 3 de marzo de 1912 en la Pradera del Corregidor (cerca del río Manzanares) contra los ingleses del English FC. La baja de última hora de Sotero Aranguren dejó en inferioridad a los blancos, y Marcelo le pidió a Santiago, que se encontraba en la grada, que bajase a jugar como extremo izquierda. Además, varios jugadores madridistas como Vidal, Losada y Menéndez reforzaron a los británicos, que cayeron por 2-1 tras dianas de Machimbarrena y el joven Santiago Bernabéu.
El único título de nivel que alcanzó Marcelo en su trayectoria merengue fue el Campeonato Regional del año 1913. Fijo en la zaga en las cuatro jornadas del torneo, el Madrid logró el trofeo tras un partido interminable frente al Athletic de Madrid en el que se tuvieron que jugar tres prórrogas. Con ese triunfo, el equipo regresó a una Copa del Rey cinco años después. En semifinales se midieron a un potentísimo Athletic Club de Bilbao que integraban los Belauste, Acedo o Pichichi. Marcelo se vio las caras con uno de los mejores ataques del fútbol español y no pudo detener al mítico atacante del bocho que marcó dos de los tres goles vascos.
A principios de 1915 Marcelo colgó las botas después de un enfrentamiento del Campeonato Regional en Vallecas contra el Athletic de Madrid y se alejó del fútbol para ejercer como médico.
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos
He tardado un poco en leerlo porque me he despistado, pero me ha parecido muy interesante lo que cuenta el artículo. Me encanta conocer más de esos primeros años del fútbol. Espero que sigas escribiendo más sobre este tema.