El club blanco a lo largo de sus más de 118 años de historia tiene una larga lista de casi 40 primeros capitanes que han ejercido en el equipo. La antigüedad y la veteranía son los argumentos fundamentales para designar a los capitanes en las últimas décadas.
Sin embargo, en los tiempos primigenios de la entidad y del fútbol se valoraba esta causa pero también otros como la nobleza, la caballerosidad, el respeto y la disciplina para elegir al capitán. La razón es que entonces la figura del capitán traspasaba los poderes del terreno de juego y era prácticamente el jefe del equipo y también casi un entrenador ya que no existía entonces tal cargo. El capitán mandaba sobre el resto del equipo y planeaba la táctica, el estilo o el sistema a jugar en los encuentros.
El primer capitán de la historia fue también uno de los fundadores del club: Julián Palacios. El medio ejerció en varios partidos amistosos hasta retirarse para organizar el club desde dentro. A continuación le sucedió en el puesto el inglés Arthur Johnson. Al delantero (y a veces guardameta) a lo largo del tiempo se le otorgó el cargo de entrenador blanco de forma equivocada en los primeros años de vida de la institución hasta que en 2019 una investigación corroboró el error. Lo que sí es veraz es que es uno de los dos jugadores extranjeros puros de la historia madridista que ha sido primer capitán. Su periodo principal fue a finales de 1902 cuando le sustituyó José Giralt. Conocido como ‘Patache’, nació en Cuba cuando era colonia española y jugó en el Madrid F.C. junto a sus hermanos Mario y Armando. Fue un potente delantero protagonista en las victorias coperas de principio de siglo, y está considerado el primer capitán criado en el club.
El segundo jugador totalmente extranjero en tener el honor de ser primer capitán blanco fue Federico Revuelto entre 1903 y 1904. El guatemalteco fue un gran delantero que aprendió a jugar en Inglaterra y en el fútbol español se ganó una enorme reputación. Tras él llegó Luciano Lizárraga hasta 1905, un centrocampista de gran carácter y personalidad, dos cualidades claves para que se le seleccionara como capitán dentro de la plantilla. A partir de 1905 y hasta 1909 la capitanía encontró estabilidad y longevidad en José Ángel Berraondo, el primer gran capitán blanco. Un defensa pionero al que admiraban todos sus compañeros por su gallardía, su nobleza y su fair play.
Tras la marcha del vasco a su ciudad natal, San Sebastián, para entre otras cosas fundar la Sociedad de Foot-Ball (germen de la Real Sociedad), la capitanía pasó por las manos entre otros de Manuel Prast, delantero y héroe en las finales de Copa de 1905, 1906 y 1907 o José ‘Chefo’ Irureta, el espigado zaguero guipuzcoano que dimitió del cargo en 1914. En ese año, en una decisión sorprendente e histórica se nombró como capitán a José María Castell, un joven que por entonces tenía 18 años. Nunca ningún primer capitán merengue fue tan lozano. Sus cambios de puesto a varios jugadores y la revolución que provocó en el plantel las llegadas de los hermanos Petit o Machimbarrena supusieron un aire fresco que pronto se certificaría con grandes títulos.
Fue precisamente Machimbarrena el posterior capitán blanco durante un breve período de tiempo hasta 1916 cuando entró en escena Santiago Bernabéu. El medio vasco fue un futbolista muy bien considerado en todo el panorama nacional gracias principalmente a ser todo un gentleman en el campo y fuera de él. Sin embargo, su regreso a San Sebastián permitió que el futuro presidente blanco tomase las riendas del equipo hasta los años 20. Bernabéu por motivos laborales dejó la capital y se marchó unos meses a Oviedo con lo que fue obligatorio buscar a un sucesor. El almanseño participó en la decisión y se escogió a su buen amigo Juan Monjardín, un delantero formidable con un gran remate de cabeza y que tenía enorme ascendencia sobre el grupo “por su vigorosa personalidad y su fanatismo por el color blanco” como bien apuntó Bernabéu en su obituario.
En 1924 la capitanía cambió de manos y fue a parar a Perico Escobal. El defensa riojano comenzaba entonces a formar con Quesada una de las parejas defensivas más fuertes y rocosas del panorama nacional. De pensamiento republicano y afiliado a Izquierda Republicana, lideró a los blancos y eso le valió para ir a la selección y formar parte de la expedición en los Juegos Olímpicos de París. Su etapa duró tres años hasta que fichó por el Racing de Madrid. Es en ese momento cuando se inicia el periodo de capitanía de los Félix. Primero Félix Pérez, un interior muy completo y elegante que fue capitán unos meses en 1928 antes de su marcha también al Racing. El segundo fue Félix Quesada, toda una institución en el club blanco que ostentó el orgullo durante siete años. El defensa tiene además el honor de figurar como el primer capitán merengue en el Campeonato Nacional de Liga. En 1935 en la última temporada antes de la guerra le relevó en el cometido Eugenio Calvo. El extremo que estuvo presente en todo el ciclo ganador de las dos Ligas y las dos Copas colgaría las botas por el estallido del conflicto bélico.
Tras tres años de combates y sin apenas actividad deportiva en el club, a la vuelta de la competición la capitanía fue para Leoncito, uno de los pocos jugadores que quedaban desde el último curso 1935-1936. El medio sevillano, todo bravura en el terreno de juego vivió unas campañas complicadas en el equipo nada más terminar la posguerra y cedió el brazalete a Sauto en 1942 cuando se marchó al Real Valladolid. Sauto, jugador nacido en México DF pero también con pasaporte español era otro de los supervivientes del equipo de antes de la Guerra. Un futbolista muy apreciado que se iba a retirar en 1941 pero que al ver la lista de lesiones del equipo fue a la oficina del club para ofrecerse a jugar. Estuvo dos años en la capitanía y al colgar las botas se le rindió un merecido homenaje.
El siguiente en la lista como capitán fue otra leyenda del equipo madridista: Juan Antonio Ipiña. El vizcaíno firmó por el Madrid poco antes de la Guerra Civil, pero no debutó oficialmente hasta después del conflicto bélico. Conocido como “El gran capitán” tuvo la fortuna de poder levantar los dos grandes títulos logrados en la década de los 40, las Copas de 1946 y 1947. Tras su retirada en 1949, siendo el futbolista que más partidos de Liga había disputado con los blancos, la capitanía pasó a su compañero Barinaga. “El inglés de Durango”, un fenomenal atacante que había llegado al club en 1939 cumplió su última temporada en la entidad como capitán. Muy querido por la grada y sus compañeros en el césped era un portento de entrega y sacrificio. Clemente Fernández, el gran central potente y carismático portó el brazalete dos campañas entre 1950 y 1952 antes de dejar pasó al ‘Mangas’ Molowny. El canario fichado por Quincoces en un viaje relámpago a las Islas Canarias era entonces el ídolo de la afición y su mejor jugador antes de la llegada de Di Stéfano. Estuvo como capitán hasta que firmó por la UD Las Palmas y entró en su lugar Miguel Muñoz.
El medio que luego sería también un histórico entrenador ejerció la capitanía en pleno apogeo de las Copas de Europa del ciclo dorado de los 50. El jugador madrileño hizo historia al recibir el trofeo y alzarlo al cielo en las ediciones de 1956 en París y 1957 en el estadio Santiago Bernabéu. Como capitán se mantendría un año más pero al no participar en la final contra el A.C. Milan la persona que recogió el tercer entorchado fue el portero Juanito Alonso que le sucedió en el puesto. El meta vasco fue el primer capitán dos temporadas, pero una afección pulmonar prácticamente le retiró de la vida deportiva. Por ello en las fotos de la 4ª Copa de Europa en Stuttgart o la 5ª en Glasgow aparece levantando el trofeo en primer lugar José María Zárraga. Ya como primer capitán también fue el jugador que elevó la primera Intercontinental de la historia merengue.
En 1962 comenzó el período como capitán más largo de un jugador merengue hasta la fecha. El afortunado fue un futbolista con muchos récords actuales en el club: Francisco Gento. Nueve temporadas capitaneó el cántabro al ya mejor equipo del planeta. Unos años repletos de éxitos madridistas donde Gento no se cansó de levantar títulos de Liga, otra Copa de Europa en 1966 o dos Copas. ‘La Galerna del Cantábrico’ dejó el fútbol en 1971 y el brazalete pasó a manos de Ignacio Zoco durante tres campañas. El navarro, que llevaba en la entidad desde 1962 cuando heredó el dorsal de Zárraga, fue un jugador muy admirado y respetado en todos los ámbitos por su carácter ganador. Su último encuentro fue la final de Copa de 1974 en la que el Madrid venció al Barça por 4-0 y subió al palco para recibir el trofeo de manos de Franco.
El testigo de la capitanía fue a parar entonces a otro mito merengue como Amancio Amaro. El gallego se encontraba en la parte final de su carrera y portó el brazalete durante dos campañas en las que pudo alzar dos Ligas y una Copa. Su retirada en 1976 provocó que Pirri ascendiese como primer capitán. El ceutí, un jugador admirado, noble y con un espíritu bravo que obtuvo la Laureada de la entidad de Chamartín, completó cuatro años como líder del equipo hasta que dejó paso a la siguiente generación con la llegada de los 80. El segundo arquero capitán de la historia del Madrid fue Miguel Ángel. El gallego heredó el cargo en 1980 y lo mantuvo hasta 1982 cuando dejó de serlo tras ser apartado por indisciplina en su conflicto con Boskov. De este modo, Santillana ejerció como capitán desde ese instante y hasta 1988 cuando colgó las botas. El delantero cántabro fue el encargado de recoger las dos Copas de la UEFA conquistadas ante el Videoton y el Colonia en 1985 y 1986 respectivamente. La década concluyó con otros dos capitanes en el historial del club merengue. José Antonio Camacho en su última temporada como profesional en el curso 1988-1989 fue el capitán de una ‘Quinta del Buitre’ que campeonó en Liga pero no se sacó la espina en la Copa de Europa. Al año siguiente le tocó el turno al guardameta Agustín que pudo levantar el famoso título de los 107 goles ligueros.
La marcha de Agustín al CD Tenerife obligó a un nuevo relevo en la capitanía con dirección Miguel Porlán Chendo. El lateral había debutado con los blancos en 1982 y contaba con 28 años entonces, lo que hacía presuponer una larga etapa como cabeza visible del vestuario. Sin embargo la historia fue corta y se limitó a dos años y medio pese a que el de Totana estuvo en la entidad hasta 1998. En enero de 1993 dio una rueda de prensa para oficializar sin una palabra más alta que otra su renuncia a la capitanía. Chendo no era una estrella en el equipo ni un jugador mediático, pero la gota que colmó el vaso fue una reunión convocada por Ramón Mendoza para hablar del cese de Toshack en la que no se contó con su presencia pese a ser el capitán. Manolo Sanchís era el siguiente en el escalafón y se puso el brazalete como capitán los siguientes siete años. Así el zaguero madrileño fue el primer jugador blanco en volver a tocar un título de Copa de Europa 32 años más tarde en Ámsterdam. Y dos años después repitió en París con la ‘Octava’. Ya no llegó a 2002 en Glasgow donde el encargado de alzar la ‘Orejona’ fue Fernando Hierro. El malagueño cumplía entonces su segunda campaña como cacique de la caseta blanca tras la retirada de Sanchís en 2001. El central, un jugador enormemente respetado, con temperamento y gran jerarquía en todo el fútbol español permaneció como capitán hasta 2003. Ese curso en su último acto como futbolista blanco recibió la Liga en una noche donde se supo que no se le renovaría el contrato en la entidad de Concha Espina.
Los tres últimos capitanes blancos también son leyendas madridistas: Raúl González, Iker Casillas y Sergio Ramos. Raúl, “el Ferrari que iba a pasar a todos”, como declaró su amigo Fernando Hierro, ejerció como capitán durante siete años. Otro líder en el vestuario blanco con mucho mando en plaza que recibió críticas por su labor por una parte de la afición. No logró salir en la foto con otra Champions en los brazos, pero sí levantó las dos Ligas de 2006 y 2007 con Capello y Schuster en la parcela técnica. En 2010 el ‘7’ se marchó al Schalke 04 y Casillas se convirtió en el primer capitán. El mostoleño tuvo un ciclo de cinco temporadas con el brazalete que a una parte de la hinchada blanca dejó mal sabor de boca. Unos últimos cursos donde hubo tensión en el vestuario y diferentes conflictos internos y externos vox pópuli. En 2014 aupó la ‘Décima’ al cielo de Lisboa y un año después abandonó las huestes merengues para fichar por el Oporto. En la actualidad y desde 2015, la cabeza visible del Real Madrid que guía a los blancos en el terreno de juego y fuera de el con carácter, entrega, personalidad y genio es el camero Sergio Ramos. Un lustro mágico para el central que no ha parado de acoger títulos en su regazo: tres Champions, dos Ligas, tres Mundialitos de clubes, dos Supercopas de Europa o dos Supercopas de España.
Fotografías Getty Images.
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Alberto, muchas gracias.
Disfruto y aprecio enormemente estos detalles y anécdotas de la historia de nuestro RM, que tan bien nos relatas.
Brillante!
Muchas gracias, Toni.
Se agraceden estos comentarios.
Saludos
Y yo también. Lo que pasa es que estos días nuestra mente está en otras cosas hilarantes...pero muy interesante esta sección.
Muchas gracias 🙂
Saludos
Se agradece la aportación de un trabajo tan bien realizado. Muy interesante .
Me alegro de que guste.
Gracias.
Saludos
Sergio Ramos ha sido un verdadero lider dentro y fuera de las canchas. Ala madrid!!!