Jude Bellingham es, sin lugar a dudas, la única gran noticia del atropellado comienzo de la temporada madridista. Su vendaval de cifras y juego, con aires de Zidane y números de Cristiano, eclipsan el principal peligro para los blancos: las bajas. A las consabidas de Courtois y Militão, se suman ahora Vinicius y Camavinga, por lo que el Madrid tendrá que afrontar gran parte del baile a la pata coja. Por suerte, la música que ha traído el inglés suena muy bien.
Y es que la afición madridista, tan exigente como perspicaz, se ha adelantado al sueño de Florentino de convertir el Bernabéu en un estadio multifuncional. Así, cada vez que Bellingham marca, recupera no una canción cualquiera de un grupo al azar, sino uno de los himnos más del mejor grupo de todos los tiempos, Hey Jude de los Beatles. El hechizo, la exquisitez, amigos, no se compra con la impostura de una lengua en la camiseta, debe nacer de manera espontánea y golpear con la fuerza del sentimiento sincero.
No existe alquimia que mejore la combinación Real Madrid-Beatles-éxtasis de un gol. Esto es insuperable
Escuchar a 80.000 personas interpretar a capella al cuarteto de Liverpool en un escenario como el Santiago Bernabéu es algo que rompe con todos los planes de cualquier estratega de marketing. Cierto es que en otros estadios también se recurre a grandes canciones, como la versión de Just Can't Get Enough de Depeche Mode entonada por los aficionados del Celtic, el Wonderwall de Oasis que suena en el Eithad (donde también ha sonado alguna vez la propia Hey Jude) o el You’ll never walk alone de Anfield. Pero no existe alquimia que mejore la combinación Real Madrid-Beatles-éxtasis de un gol. Esto es insuperable.
Y eso que la icónica canción estuvo a punto de no poder ser una opción porque, en realidad, se debió llamar Hey Julian. Lanzada en agosto de 1968, la motivación del tema de los Beatles parte del lado más emocional de Paul McCartney. Consciente del sufrimiento padecía el hijo de John Lennon, Julian, por la separación de su padre con Cynthia Powell, decidió escribirle un texto para insuflarle ánimos. Así se entiende mejor aquello de “Hey, Jude, don't make it bad. Take a sad song and make it better. Remember to let her into your heart. Then you can start to make it better” (“Oye, Jude, no te quedes mal. Toma una canción triste y hazla mejor. Recuerda dejarla entrar en tu corazón. Así puedes empezar a mejorar las cosas”). El hecho de que cambiara el nombre por Jude (lo que provocó tal confusión que incluso John pensó durante años que iba para él), fue una cuestión estrictamente melódica: Jude suena mejor. Y estamos de acuerdo.
Por suerte, triunfó la modificación del título y eso ha propiciado un legado que un chaval de 20 años siempre podrá adjudicarse: que los Beatles retumben en el Bernabéu.
Getty Images.
La tropa blanca anda aburrida y muy mosqueada.
Es tal la corruptela y lo que está sucediendo con las bajas (por lesión) que se te quitan las ganas.. Hace ya unos cuántos años en cuanto pudimos ver como se saturaban los calendarios , entre todo tipo de competiciones habidas y por haber,
ya me olí que les iba a venir muy bien para perjudicar al Real Madrid. Con el baloncesto pasa igual. Unicaja descansó de competiciones europeas y tuvo 8 días para preparar bien el partido contra el Real Madrid. Los nuestros con un trajín de aúpa sucumbieron ante los malagueños. Estos, a los 3 días de ganar a los de blanco, se van a Bélgica y palman con el Le Mans.
Y esa dinámica de los equipos que han de enfrentarse al Madrid es la que habitualmente siguen. Es la estrategia de los ciclistas haciendo relevos para poder vencer al mejor.
A mí me parece competencia desleal. La manera que tienen de combinar los calendarios esta hecha a conciencia para perjudicar al Madrid.
El quinteto de Liverpool?...
Esos quien son.
Se han confundido, son cuarteto los " fab four " the Beatles. Ok !