Se está hablando mucho del trabajo de Carlo Ancelotti durante estos primeros meses de temporada. Es algo normal, ya que al entrenador del Real Madrid se le mira con lupa. Dentro de todos los análisis sobre la figura del técnico italiano destaca aquel que se muestra crítico con el tema de las rotaciones. Me sumo a ello, ya que, bajo mi punto de vista, la plantilla no es demasiado profunda, por lo que corremos el riesgo de llegar fundidos a la recta final de la temporada si Ancelotti no introduce los cambios pertinentes.
Sin embargo, y aquí miro más a la prensa especializada que al madridismo, se habla poco de los aciertos del propio Carlo Ancelotti. No sé si por desconocimiento o porque vende más lo malo que lo bueno, pero lo cierto es que las situaciones en las que el entrenador del Real Madrid se muestra atinado están pasando desapercibidas.
Se habla poco de los aciertos del propio Carlo Ancelotti. No sé si por desconocimiento o porque vende más lo malo que lo bueno
El domingo, sin ir más lejos, y en uno de los partidos grandes de la temporada, Ancelotti supo reconducir el guion ante un Sevilla que arrolló al equipo blanco en una inmaculada media hora de los de Nervión. El Real Madrid sufría como pocas veces y la sensación era que sólo nos salvaría un destello individual en alguna acción aislada... o la irrupción del entrenador italiano.
Vinícius fue el destello casi al final, pero antes de eso vimos una dirección de campo perfecta de Ancelotti. En el descanso, el técnico decidió romper la presión alta y empezar la segunda mitad con un bloque bajo que no estuviera tan perdido y distanciado cuando el Sevilla tenía el balón. El movimiento táctico descolocó a los de Lopetegui, que siguieron dominando el esférico, pero no el partido. El Real Madrid había sobrevivido a la tormenta y estaba en disposición de darle la vuelta al calcetín.
Vinícius fue el destello casi al final, pero antes de eso vimos una dirección de campo perfecta de Ancelotti
En medio de la evidente mejoría blanca, Ancelotti dio entrada a Fede Valverde y Eduardo Camavinga, que sustituyeron a un desacertado Marco Asensio y a un Luka Modric para el que cualquier descanso es oro. El doble cambio inyectó energía y velocidad al centro del campo del Real Madrid. El Sevilla ya no tenía ni el balón ni el control del choque. De hecho, vivió los últimos veinte minutos metido en su propia área dando por bueno un 1-1 que pudo haber sido muy diferente si se llegan a mostrar atinados en los primeros treinta minutos del partido.
Vinícius trasladó la mejoría del Real Madrid al marcador con un gol memorable, pero ya antes Carlo Ancelotti había puesto al equipo en el camino correcto con una dirección de campo notable. Es lo mínimo que se le puede pedir a un entrenador de su categoría, pero no deja de ser llamativo que se hable más del baño inicial del Sevilla que del vuelco que dio el italiano a partir del descanso.
Fotografías Imago.
Lo llamativo sería que se incidiera no ya en los aciertos de Ancelotti sino en los aciertos del Real Madrid.Pero eso ya sabemos que no vende mucho.
Nadie mejor que un entrenador para saber como están sus jugadores y que necesitan por el bien del equipo. Disponen de una información que galernistas y galernautas no tenemos.
Cuando veo tanta insistencia sobre que Ancelotti debería rotar más, poner a este, al otro y al de la moto, tengo claro que obedece básicamente a dos motivos; interés en que jueguen por amistad con el jugador o representante, crítica que servirá de parapeto para el máximo mandatario de la entidad (por aquello de tener muy buenos jugadores a los que no se les ha sacado rendimiento) en caso de malos resultados.
El otro , algo peor, es la ignorancia.
Tampoco hay que olvidar otro (motivo); es la necesidad de tener temas que ocupen espacio. Ese es recurrente y da, relativamente, juego.