“¡Nos quitan el Mundial!”, claman abrumados de conciencia patria, y la culpa por lo visto es de Vinicius. Sí, también de esto. Es responsable de que lo muelan a palos en cada partido, responsable de que los árbitros no muestren las correspondientes tarjetas, responsable de los insultos racistas de buena parte de las gradas de aquí y de allá. Eso ya lo sabíamos. Ahora además es culpable de que a España le vayan a denegar la posibilidad de organizar en la península (sería con Portugal) el Mundial de 2030. Con lo bien que estábamos cuando no se quejaba por los palos, la falta de tarjetas ni la xenofobia. Qué manera de aguarnos la fiesta, la fiesta mundialista incluso.
Parece ser que Vinicius ha pasado a ser, desde cierta óptica de mediano alcance en medios y redes sociales (óptica que curiosamente coincide en caras y argumentos con la que predica el antimadridismo), poco más o menos que el enemigo público número uno de España. En algunos casos será una reacción impostada, pero no descarto que haya quien genuinamente considere que el brasileño es un desagradecido, obstinado en enfangar la imagen internacional del país que le ha dado acogida.
Parece ser que Vinicius ha pasado a ser, desde cierta óptica de mediano alcance en medios y redes sociales (óptica que curiosamente coincide en caras y argumentos con la que predica el antimadridismo), poco más o menos que el enemigo público número uno de España
Quizá convenga aclarar que Vinicius jamás ha atacado a España ni ha dicho que se trate de un país racista. Sí aseveró que “la Liga ahora pertenece a los racistas”, comprensible hipérbole por la cual se da a entender el triunfo, vía impunidad, de los hinchas que cantan consignas xenófobas y de los periodistas e instituciones que avalan la existencia de estos abusos. Y agregó lo siguiente, creo que cito de modo más o menos textual: “Lo siento por los españoles que no sean así, pero España ahora mismo, en Brasil, es considerado por mucha gente un país racista”.
Eso no es la emisión de una opinión, sino la constatación de un hecho, además de un lamento. A Vinicius le descoloca que la nación cálida y pasional que encuentra entre sus amistades (de Madrid y del Madrid) se convierta en un enjambre de acosadores en cuanto pisa las provincias, y que de ese enjambre pueda surgir algo que quizás no se detonaría de no mediar el antimadridismo: el odio al negro, la xenofobia. Alguien desinformado dirá que los gestos de Vini a algunas gradas, no siempre ejemplares, precedieron a las manifestaciones de aborrecimiento y las imprecaciones racistas. Alguien desinformado.
Vinicius jamás ha atacado a España ni ha dicho que se trate de un país racista. Sí aseveró que “la Liga ahora pertenece a los racistas”
Lo de Vinicius es pura reacción. Lo único que precedió a la continua falta de respeto fue el baile. Después, no habido más que defensa. Vinicius no se arruga, mira a la cara del racista, se revuelve contra quien le agrede y contra quien le prescribe docilidad. Sus reacciones quizá no siempre sean ejemplares. Quizá no siempre sean inteligentes. Pero no es ejemplar cuando los demás han sido miserables (permisividad arbitral incluida), y no es inteligente cuando lo adecuado de la táctica de respuesta no importa nada en relación a la frecuencia y la gravedad de las agresiones.
Vinicius ha reaccionado a través de las redes sociales, que son la voz de su rebeldía como lo son para ti y para mí. Ha usado legítimamente todos los resortes para poner fin a la situación, y el ataque a España, si es que alguien lo está llevando a cabo, no tiene por causa la reacción de Vinicius, sino el hecho de que Vinicius se haya visto obligado a reaccionar.
Lo patriota (español) es estar con Vini, por las mismas razones por las que barrer la mierda debajo de la alfombra no es nunca, jamás, lo más higiénico
Solo un patriotismo español pésimamente entendido puede apelar al sentimiento nacional para negar al futbolista su derecho a no ser objeto de bullying, cuánto menos de bullying racial. El debate sobre si España es o no racista es irresoluble y, lo que es peor, superfluo. El hecho (demostrable y tristemente demostrado) es que en España hay racismo, y que un poco de racismo es muchísimo más racismo del permisible. No es mejor español quien niega la existencia de la lacra para maquillar el problema. Nunca la cosmética es patriotismo. Lo patriota (español) es estar con Vini, por las mismas razones por las que barrer la mierda debajo de la alfombra no es nunca, jamás, lo más higiénico.
Getty Images.
Vini tiene quien lo quiere y lo respeta.
Y mucho.
Participo en un grupo de facebook llamado "La leyenda negra". Es un grupo destinado a combatirla. Salvo algún troll, todos patriotas españoles, o defensores del concepto de la hispanidad del otro lado del océano.
Pues bien, el otro día alguien colgó un artículo llamado "¿Resucita la Leyenda Negra con el caso Vinicius?". Ya el artículo y su título se las traen. Pero paso a citar varias respuestas:
- "De tantos jugadores de color que hay en la liga y es el único que tiene problemas."
- "Los problemas de este señor está a tenor de su personalidad un tanto provocadora. Esa es la verdad. Nadie de color en españa que juegue al fútbol le ocurre lo que q este jugador. Basta ya de tacharnos de racistas."
- "Problemas de generaciones de cristal. El futbolista brasileño tiene una conducta que irrita la tribuna, hubiera sido igual rojo, azul o verde, le tocó negro y lo aprovecha para victimizarse con el apoyo de ONGs y tipos progres y globalistas."
- "Que quería el brasileño con esos gestos al público? Qué le dieran muestras de cariño? Lo hizo para provocar a la gente y en medio de un partido tan candente no se dicen flores , y mal que hayan castigado por ello al Estadio."
- "Los insultos vinieron por su comportamiento despreciando a los contrarios no por su color de piel, eso fue una anécdota".
Otros comentarios son más neutros, en el sentido de que no atacan a Vinicius, y se limitan a defender que los españoles no somos racistas. Ningún comentario defendiendo al jugador, salvo el mío.
Esto es lo que hay, y así se lo hemos contado.
Tengo el convencimiento de que don Jesús y el núcleo duro de la Galerna son madridistas acérrimos como es debido y tiene que ser. Tampoco tengo ninguna duda de que están dolidos por la mezquindad de la campaña antimadridista.
Pero, desde luego, quizás no deba verse tan en negativo ,para quien tiene determinados intereses económicos en temas de comunicación, la polémica politico-futbolera en relación a Vinicius. En el fondo, aunque quizás con el fútbol espanyol de élite Mas podrido que nunca, seguimos con el "panem et circenses". Es tan patético como significativo el hecho de que es más importante que el propio juego practicado en un partido, el antes y el después. La discusión y la polémica.
Vinicius no es un mero jugador del real madrid, Vinicius es el real madrid en si mismo, el concepto madridista hecho carne. Debe ser protegido por todos nosotros, y debemos advertir a los antimadridistas que si echan a Vinicius de esta liga, no solo echaría a Vinicius sino al madrid. Me muero de ganas de irnos a la liga portuguesa y dejar a Biris, Frente atletico, y nengs del valencia jugando su liga corrupta contra los negreira Boys.