Marcelo debería de ser inmortalizado en una estatua. Una como la del mariscal Ney (no confundir con Neymar: no confundir a un héroe con una vedette) con el brazo levantado y empuñando el sable al lado de la Closerie des Lilas. Una estatua en bronce que se ponga verde con el tiempo igual que la de Ney. Una en la que aparezca tirándose del escudo de la camiseta con una mano y con la otra señalándolo para que todos lo veamos bien.
Hoy ha sido como si se hubiese vestido del siglo diecinueve. Como Django. Con medias y serio y embutido en colores chillones. Marcelo tirando del mantel blanco o el Bernabéu convertido en una mesa donde él arrastra toda la cubertería. Marcelo es una Escarlata que tira del carro. Al contrario que Verratti, por ejemplo, que parece que juega con la yerba por encima de los tobillos, como hundido en ella, Marcelo pasa de puntillas. Y pisa: pisa la pelota con garbo. Marcelo vuela sobre el campo como a lo La La Land y da vueltas de patinaje artístico. Y luego se interna en el mondongo rival que se cierra sobre él como una flor carnívora.
marcelo es una escarlata que tira del carro
Marcelo provoca descosidos por los que se meten tipos como Cristiano o como Asensio para que nada sea como antes. Marcelo lo cambia todo. Es un loco maravilloso. En alguna parte leí que que Pep estaba tranquilo si Messi estaba bien pues todo dependía de él. Me atreveré a decir que en el Madrid todo está bien si Marcelo está como hoy porque esa inflamación, esa marcelitis de la banda se contagia. Cómo no se va a contagiar una de esas estiradas. O una de esas hermosas y audaces florituras llenas de sentido y sensibilidad. Qué alegría de jugar y de sentir. No verán nuestros ojos nunca un lateral de esta catadura, incluso moral.
Porque Marcelo es un libertino. Eso es lo que es este bendito de los pelos de Krusty. Un libertino que esta noche ha entrado en cien alcobas de París como leyéndonos los cuentos eróticos de Maupassant para asomarse al terminar a un balcón veneciano dándose golpes en su pecho madridista y echarse al canal para salir en la otra orilla donde le espera Zidane para abrazarse en la noche gloriosa del Bernabéu, donde Marcelo es una estrella de verano adolescente, y en la que suena The River entre los grillos. Ya sólo diré que hoy he visto su silueta sobre un cielo rojo poniendo a Dios por testigo de que volverá a ganar la Copa de Europa.
Y así sera
A por la trece.
Yo con Marcelo vivo en una permanente ambivalencia sentimental, lo que nos da y lo que nos quita me provocan emociones de distinto signo pero igual intensidad jeje....
A ver si es verdad que nos traemos la decimotercera esta temporada.....pero aún queda mucho para Kiev.
Saludos
La Oda a la alegría no se cantó, con música de La Marsellesa, en esta ocasión, se cantó con música del Bernabéu y se canta en La Galerna.
Magnífico artículo!!!
Sí, estoy visualizando la estatua de Marcelo tirándose de la camiseta, señalando el escudo y con una gran sonrisa en la boca.
Marcelo, pronto superará a Roberto Carlos cómo extranjero con más partidos en el club, ha sido tan importante en los últimos años en el juego del Madrid y a la vez tan criticado que es de esos jugadores que les que les amas o les odias. Recuerdo alguno que decía que no le quería porque no defendía y ficho a coentrao.
El mejor lateral izquierdo de la historia del madrid, quizá del mundo.
Hala Madrid!!!!