Se puede observar cómo en estos días se está tejiendo desde el barcelonismo la principal línea de defensa en este quilombo monstruoso de sus tratos con el Comité Técnico Arbitral: que era legal. Bueno, esto es susceptible de ser bien mirado, pensado en frío y desde luego comentado, por más que a muchas almas bellas les moleste e incluso les irrite. La búsqueda de la verdad o, por lo menos, la aspiración a encontrarla forma parte intrínseca de la condición del ciudadano de una democracia que se dice libre. El Fútbol Club Barcelona ha anunciado que habilitará un correo electrónico para que el soci denuncie a periodistas, como si fuera el Comité de Salud Pública de Robespierre en el año del Terror. Después de tantos años de periodistas de cámara complacientes conformando l´entorn parecen algo desacostumbrados allí a la fiscalización pública. Es lógico.
El Fútbol Club Barcelona ha anunciado que habilitará un correo electrónico para que el soci denuncie a periodistas, como si fuera el Comité de Salud Pública de Robespierre en el año del Terror
Pero un ciudadano libre tiene derecho a hacerse preguntas. Para eso, en teoría, están los periodistas en el mundo. Uno de los problemas que tenemos es precisamente que los periodistas han dejado de hacer las preguntas al poder y a los poderosos para dedicarse, a mansalva, a machacar al pueblo con las respuestas que les convienen a los poderosos y al poder. No obstante y gracias a Dios siempre hay atalayas, siempre hay cenáculos suspendidos del aire como La Galerna, entre la tierra y el cielo, que molestan justamente por no reducirlo todo a la gracia y al meme, por no contribuir, en una palabra, a la degradación general: por seguir haciéndose preguntas.
Ante el goteo continuo, incesante, de informaciones que siguen desgranando el auto judicial, la denuncia contra el Barcelona admitida a trámite, todo lo que se va sabiendo de la declaración de Negreira ante el juez, de las indagaciones de Hacienda, en fin, ante el diario torrente de fango que ensombrece la competición en España, arrojándola al pozo de la sospecha y del descrédito, la principal argumentación del barcelonismo es que “los informes” del número dos del Comité Técnico Arbitral de la Real Federación Española de Fútbol entraban dentro de lo normal. “Todo el mundo lo hacía”.
Esto lo hemos oído muchas veces. En boca de responsables del Barcelona, de exdirectivos, de exjugadores, de periodistas y de todo el mundo que ha salido a la palestra para exculpar al Barcelona y para relativizar lo obsceno del asunto. Yo creo que es importante porque cuando, en España, se justifica algo diciendo que es legal, automáticamente ese algo se convierte en moralmente válido y queda eximido de toda duda y sospecha. De este modo se equipara lo legal con lo correcto, es decir, con lo moral, con lo que es bueno o está bien desde el punto de vista de la conducta, individual y correctiva.
“Todo el mundo lo hacía”. Esto lo hemos oído muchas veces. En boca de responsables del Barcelona, de exdirectivos, de exjugadores, de periodistas y de todo el mundo que ha salido a la palestra para exculpar al Barcelona y para relativizar lo obsceno del asunto
Ah, bueno, entonces si es legal pagar bajo cuerda al vicepresidente del órgano rector del estamento arbitral español, caso cerrado. Aquí paz y después gloria. Que el patrón moral de conducta de un individuo, de un Estado, de un club o de cualquier sociedad humana se identifique a machamartillo con lo que contemple la ley constituye un precedente siniestro cuyas consecuencias pueden ser diabólicas. Por irnos a un ejemplo que le resulte familiar a todo el mundo, Hitler llevó a cabo la marginación, persecución, aniquilación civil y, después, el exterminio físico de millones de alemanes judíos, gitanos, homosexuales o discapacitados bajo el amparo de las leyes alemanas de los años 30 y 40.
No es moralmente sano asimilar lo legal con lo correcto. En las dictaduras, en los regímenes donde no hay libertad, sino vasallos, moverse un centímetro de lo legal trae por lo común muchos problemas. Y son legales muchas cosas, sobre todo muchos abusos sobre las vidas y haciendas de sus súbditos. Si fuera verdad y todo este asunto de los pagos a Negreira no constituyesen ningún tipo de delito ni de actividad criminal punible, seguiría siendo monstruoso, intolerable. ¿Cómo podría aceptarse sin más que un club se garantizase la complicidad de los jueces de los partidos mediante elevadas sumas de dinero a quienes designan a esos mismos jueces, los promueven o los sancionan? ¿En qué lugar dejaría esto a los demás clubes, a la competición misma? Nada tendría el menor sentido a partir de ese instante, pues sería regularizar el fraude.
Lo legal es lo correcto cuando la norma es el resultado del análisis colegiado, meditado y en base a los principios fundamentales del Derecho (tal y como lo entendemos en Occidente desde Roma) de una situación y de una casuística. El ciudadano siempre tiene el derecho de conocer y de cuestionar esa norma, no sólo la obligación de acatarla porque sí. Y si esa norma desborda los límites de la dignidad del hombre y del ciudadano, ofendiéndola, entonces también tiene el derecho de no aceptarla, de señalarla como ilegítima, de oponerse a ella y de proclamar su iniquidad.
En España, cuando se justifica algo diciendo que es legal, automáticamente ese algo se convierte en moralmente válido y queda eximido de toda duda y sospecha. De este modo se equipara lo legal con lo correcto, es decir, con lo moral, con lo que es bueno o está bien desde el punto de vista de la conducta, individual y correctiva
Es lo que ocurre con este asunto. Aunque no se pueda en último término procesar al Barcelona por nada, moralmente es inasumible permanecer impasible ante algo semejante. La colusión de intereses habla por sí sola, es de una solidez tal que no tiene ni pies ni cabeza aceptar que se le pueda pagar por nada al vicepresidente (o a su hijo) del CTA concurriendo a una competición en la que la actuación de los árbitros resulta fundamental. El fútbol carecería de toda razón de ser. Dicen desde Barcelona que esto se hacía para garantizar la neutralidad de los árbitros, lo que presupone, además, algo muy grave: que los árbitros españoles favorecían por inercia histórica al Madrid. De esto, por supuesto, no hay ninguna prueba, sino simple y pura propaganda. De los pagos y gentileza al número dos de Sánchez Arminio (y de Villar, es decir, de la Federación) durante veinte años sí que hay, en cambio, evidencias, todos los días sale una nueva. Si esto es legal, entonces España está podrida y el fútbol ha muerto para siempre. El Madrid tendría que disolverse y transformar sus instalaciones en un parque temático del mundo de ayer, un museo donde explicarles a las generaciones futuras qué era lo bello, lo bueno y lo justo: un museo arqueológico universal de la inocencia.
Si esto es legal, entonces España está podrida y el fútbol ha muerto para siempre
Que haya que señalar todas estas cosas es, en realidad, una derrota. Una derrota total y completa de los españoles contemporáneos. El fin y los medios, pues, los justificarán todo. Lo legal, como decía antes, es un espejo de cada época, igual que cierta noción general de lo científico que cambia según varíen las obsesiones de las comunidades humanas en momentos determinados de la Historia. Por eso es ridículo ese cientifismo con el que Xavi y muchos otros periodistas “neutrales” justifican las tropelías del VAR contra el Madrid: ah, es que son datos, como si la cuestión fuese inapelable. El VAR parece cada vez más una de esas grandes ideas soportadas por el papel pero cuyo contacto con la realidad resulta dramático, desolador. Además del componente antinatural y anticlimático que introduce en el juego, en España está gobernado por sospechosos implicados en la compra sistemática de favores al CTA y quien realiza sus imágenes, trapacera y esquivamente, es uno de los socios del Barcelona, avalista por lo demás de Laporta. Todo absoluta y pulcramente legal. Todo insoportablemente amoral.
Getty Images.
Enhorabuena a La Galerna por la celebración de esta primera gala. Esperemos que haya muchas galas de La Galerna.
La portada de Marca con Rubiales es patética. El presidente de la RFEF, que debería estar apartado de sus funciones pod el CSD, presumiendo de que era mu güeno jugando al furgol. No se si era bueno o no. Toda mi vida he seguido el futbol español y, sinceramente, no le recuerdo. Eso sí como cuñao, en nochebuena debe ser de lo peorcito que te puedas encontrar. Lo siento por su familia política.
La selección volvió a jugar otra vez. ¡Hay señor, llévame pronto!
La selección a pasado de ser el equipo nacional de fútbol de todos a ser la roja de Rubiales.
Otro comentario mío puesto aquí con su nombre.
¿Pur qué?
Y sobre el numerito del correo electrónico para denunciar a todo aquél que ose decir algo de Negreira con el Negreilona - válgame el señor con la redundancia -,es una simple cortina de humo tejida por hombres simples para hombres simples -que en éste nuestro bendito foro lo hay, y además de falsa bandera,simple hombre ximplet -.
Según mis fuentes siempre bien informadas, todos esos dedos acusadores señalando by email van a ir a Spam si no a la papelera del servidor informático de Jan Laporta, no fuera que alguno de estos señalamientos diera con alguna que otra dirección incómoda que podría darle al cierra persianas de Llum de Gas, algún disgusto mayor.
Es que, hay que fijarse muy bien y recordar que no siempre lo justo es lo correcto: Un dedo en el culo, entra justo pero, no es correcto en absoluto.
Cuando hay pasta de por medio, se cae a pedazos la idea de que se pueda “garantizar la neutralidad de los árbitros”. Y mientras tanto la mujer de Negreira dice “…si recibió esas cantidades, a casa no llegaron”.
Se lo gastó camino a casa…. XD