Lo de Courtois

Buenos días. De igual manera que la portada sobre Hazard que hace dos días nos regalaba As resultaba un atentado contra la mínima ponderación y prudencia cuando se trata de juzgar a un jugador, esta primera plana de hoy sobre Courtois es, para nuestra desgracia, inobjetable.

Las estadísticas son las que son, y la frase “Este no es Courtois” puede hacer daño porque no otra cosa pretende, como siempre, nuestro entrañable amigo Ouija Daily, pero no es ajena a la realidad de las cosas. El portero decisivo que todos conocimos en el Atleti y el Chelsea, el mejor guardameta del último Mundial, se parece en bastante poco al que por rendimiento estamos viendo en el Real Madrid, tanto en la temporada pasada como en lo que llevamos de esta.

Se hace difícil emitir juicios de valor rotundos, por otra parte, por cuanto no se trata de una situación en la que quepa culpar directamente al belga de la generalidad de los goles que encaja, y ni tan siquiera de una parte de ellos. No se trata de que cometa fallos garrafales porque no suele cometerlos. Es más bien que el portero del Real Madrid está obligado a cumplir una cuota de milagros mensual que a su vez se traduce en una serie de puntos en la Liga o una clasificación para la siguiente ronda de Champions, y Courtois es ajeno de momento al cumplimiento de esta servidumbre sobrenatural. No para lo imposible, y tiene sus más y sus menos, ocasionalmente, con lo posible también.

Su sustitución en el descanso frente al Brujas no ha ayudado tampoco. No se entiende por qué jugó si estaba enfermo, y produce resquemor (tal vez exagerado) el que privara de un cambio al equipo cuando tanto se necesitaban efectivos frescos para obrar una remontada tras el descanso.

Es muy posible que la hinchada la haya tomado con él porque Keylor era (es) un hombre muy querido por la afición, hasta un punto que no habíamos calculado y que ahora se manifiesta con crudeza. Y es posible también que los criterios que determinan qué porteros son susceptibles de convertirse en leyenda en el Madrid no sean los criterios que determinan qué porteros son susceptibles de convertirse en leyenda, así, en genérico. Es un patrón histórico el que al Madrid el rival, por su estilo de juego, le llegue poco pero con mucho peligro, peligro ante el cual el hipotético guardameta blanco debe reaccionar felinamente, muy especialmente en la suerte del uno contra uno. Courtois es en cambio un portero que se ha hecho grande en esquemas que le obligan a intervenir muchas veces pero con mucha ayuda de sus compañeros, pertrechados a su alrededor. No es lo mismo. El propio Hendrix habría fracasado interpretando a Mozart en el clavicordio. Hendrix es el mejor guitarrista de la historia del rock. Simplemente, ese trabajo no habría sido para él.

No decimos que Courtois no sea un portero apto para el Madrid. Sería muy temerario afirmar semejante cosa sobre el hombre que no hace tanto asombró al planeta bajo los palos de la selección belga. Solo decimos que las reglas que marcan el éxito de un portero del Madrid son sui generis, y que Courtois está en pleno proceso de adaptación a esas reglas. Es un portero excepcional, y ahora mismo solo cabe apoyarle en dicho proceso.

Por su bien y por el nuestro.

Por lo demás, Marca nos informa de la intención madridista de reforzar el medio campo en enero (ojalá la predicción sea acertada) y la prensa cataculé celebra legítimamente su no menos legítimo triunfo de ayer ante el Inter.

Decimos que el triunfo de ayer ante el Inter fue legítimo porque jugar mal, siendo superado por tu rival, pero ganar merced a la eficacia de tu delantero centro es una vía válida hacia la victoria. Ojalá el Madrid tuviera esa pegada. Lo que no entendemos es eso de “con un par” que nos suelta Sport para ilustrar la foto de Suárez. Con un par de qué. De puños, imaginamos. O de colmillos.

Pasad un buen día.