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Ligas nacionales: adelgazar o morir

Ligas nacionales: adelgazar o morir

Escrito por: Antonio Vázquez19 febrero, 2021
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Luis Rubiales, presidente de la RFEF, tiró de la sábana hace unos días, en El Larguero, y descubrió al elefante que estaba desde hace tiempo en medio del salón, pero que muchos se resistían a ver al señalar la acuciante necesidad de que las ligas locales, incluyendo por supuesto a la española, reduzcan el número de equipos en las primeras divisiones. Es una medida inaplazable ante la remodelación de la Champions League que se va a llevar a cabo en un futuro muy cercano, y que previsiblemente colonizará los fines de semana, territorio normalmente reservado para el fútbol patrio. No hay más remedio que podar de una parte si se pretende que la otra crezca y ocupe ese espacio. El calendario carece de margen y la UEFA es plenamente consciente de que, o revoluciona una vez más la Copa de Europa (revolución significa más partidos y, como consecuencia, más dinero) o la amenaza latente de una Superliga privada y fuera de su control será una realidad. Los grandes clubes europeos se están organizando para dejar de ‘subvencionar’ a los numerosos organismos y rivales que, en mayor o menor medida, les vampirizan. Y las federaciones, eternas poseedoras de la explotación en exclusiva del negocio del fútbol (asumiendo además nulos riesgos económicos), han entendido que de no incrementar las ganancias de los participantes en su competición estrella, los que ponen el dinero en la mesa se levantarán de la misma.

Champions League

La nueva Champions de la UEFA pretende contentar con más ingresos a quienes aportan a los grandes futbolistas, a los seguidores y los escenarios donde se disputa el torneo, pero en ningún caso hay garantías de que lo logre. El proyecto de Ceferin no deja de ser un parche. El Madrid, la Juventus o el Bayern quieren enfrentarse más veces entre ellos para generar más expectación, espectáculo y, como consecuencia, dinero. La UEFA, en cambio, se niega a que los equipos de federaciones más pequeñas (que votan a la hora de elegir directivos) desaparezcan de la competición. Los grandes pretenden jugar contra otros grandes, no contra el campeón de Chipre, ni contra tantos equipos menores de sus ligas. La concentración de talento es inevitable, llegará pronto y sólo queda saber cómo será el formato y si las entidades rebeldes conseguirán independizarse del todo de la jerarquía futbolística clásica o si ésta logrará doblegar su resistencia y mantener su cómoda poltrona. La disyuntiva es Champions (UEFA) o Superliga (privada). Y los campeonatos locales resultarán perjudicados sea cual sea la alternativa que triunfe. A las ligas nacionales sólo les queda la posibilidad de reinventarse y reducir el número de partidos (de los 38 actuales de la española, a 34 ó 30), o ver cómo los grandes equipos comparecen en estas competiciones con segundas, terceras unidades o incluso canteranos. O que directamente se marchen de la competición. La primera opción les permitiría mantener cierto estatus, mantener a algunos de los mejores futbolistas y, además, potenciaría la competitividad, el nivel medio y el interés de un campeonato mucho más disputado. Seguiría habiendo comida encima de la mesa, aunque para menos comensales. Las otras alternativas les condenarían a una posición residual, a una degradación imparable. Hay que escoger entre ponerse a dieta o pasar hambre.

Los grandes pretenden jugar contra otros grandes, no contra el campeón de Chipre, ni contra tantos equipos menores de sus ligas

El recorte de equipos en Primera tendría consecuencias y una larga lista de damnificados. Para empezar, los equipos más pequeños, que encontrarían enormes dificultades para sobrevivir en la elite y se enfrentarían a una o varias temporadas en las que la lucha por el descenso sería una verdadera batalla campal (tendrían que descender cuatro o cinco conjuntos por ejercicio). Hay un abismo entre lo que se percibe en Primera y en Segunda por derechos de TV y nadie quiere estar en el escalón inferior. Además, al bajar varios primeras de golpe, el nivel de la categoría de plata se dispararía y sería aún más complejo volver a estar entre los mejores. La ‘clase media’ también es consciente que una mala temporada les puede condenar a quedar relegados a Segunda, lo que supondría una verdadera hecatombe para sus cuentas. Javier Tebas, mandamás de la Liga y eterno enemigo del equipo que es el principal activo de la competición, es otro de los que se opone con vehemencia a esta medida. Principalmente porque le haría perder poder, al tiempo que el Madrid ganaría peso en la toma de decisiones del fútbol español. Sólo los equipos más potentes de España respaldan una propuesta tan rupturista como inexorable. Para empezar, porque saben que el dinero a repartir por las televisiones no se va a resentir especialmente por tener menos equipos y están dispuestos a sacrificar parte de esos ingresos si obtienen mucho más a nivel continental.

Rubiales en El Laguero

La realidad es que la Liga española no puede sobrevivir sin sus principales activos, que son los mejores equipos. O al menos no puede subsistir tal y como la conocemos. A los aficionados de otros conjuntos que auguran un mejor futuro de la competición sin sus buques insignia quizás habría que explicarles lo que eso significaría para todos. Una merma significativa de los ingresos televisivos (que sin duda llegaría) se traduciría de inmediato en menor nivel futbolístico de sus conjuntos. Si la gran mayoría de las entidades son deficitarias, el desplome en su principal vía de ingresos las abocaría a un cambio de modelo descomunal. Una verdadera reconversión que, como todas, dejaría muchas víctimas en el camino. Sin Madrid y Barcelona (también sin el Atlético en mucha menor medida), el resto de clubes españoles tendrían casi imposible competir contra los mejores en Europa y la pérdida de nivel acercaría a la liga a campeonatos menores, habría éxodo de futbolistas en busca de mejores contratos y, a consecuencia, una notable pérdida de aficionados interesados en consumir el producto resultante.

Sin Madrid y Barcelona (también sin el Atlético en mucha menor medida), el resto de clubes españoles tendrían casi imposible competir contra los mejores en Europa y la pérdida de nivel acercaría a la liga a campeonatos menores

El cambio es inevitable. Hay una convergencia a nivel europeo (y mundial) entre los equipos más potentes, que exigen un modelo organizativo alternativo para explotar al máximo sus descomunales inversiones. A la liga española le interesa que sus gigantes salgan bien parados de este proceso de cambio que se va a afrontar, por las buenas o por las malas. Es tan simple como que ellos son los que tiran del negocio y, si no están, éste se reduce de forma muy sensible. La Liga es hoy una competición que se descapitaliza sin parar, como demuestra el hecho de que las estrellas de los tres equipos más importantes sean veteranos como Benzema, Messi y Suárez. No hay músculo financiero para importar un talento que ahora se concentra en Inglaterra y la tendencia no cambiará a menos que estos equipos encuentren nuevas fuentes de ingresos que les igualen a sus rivales del viejo continente, y les permitan incrementar la notoriedad de la competición con la llegada de nuevas figuras. Si los grandes dejan de generar interés, patrocinadores y operadoras televisivas abandonarán al fútbol español y encontrarán otro espacio para invertir su dinero y conseguir relevancia. La bolsa de la que todos cogen su parte, se vaciará cada día más. Igual que un blockbuster carece de sentido sin sus estrellas cinematográficas y que no hay grandes festivales de música sin cabezas de cartel, no se entiende la Liga sin sus equipos más importantes.

 

Fotografías Getty Images.

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9 comentarios en: Ligas nacionales: adelgazar o morir

  1. Entre el tinglao (que adultera la competición), que la gente quiere ver el fútbol gratis o que se lo pague el gobierno (en España somos mucho de gratis total, pero, ay, las cosas hay que pagarlas), que los aficionados de los equipos medianos o pequeños no están dispuestos a aflojarse el bolsillo "por el equipo de su ciudad" (miren el Málaga, el Valencia... terminan en manos de cualquiera porque el "aficionado de toda la vida" no suelta las perras), la acumulación de partidos (que hace que los jugadores top jueguen con el freno de mano echado en tantos y tantos partidos porque tienen que dosificarse) y la m*i*r*a de periodismo que pulula alrededor, creo que lo mejor sería hacer un borrón y cuenta nueva.

    No creo que sea posible cambiar nada y hacer algo razonable con toda la panque rodea al mundo del fútbol en España. Demasiada gente viviendo del cuento como para soltar el chollo (tantas federaciones locales, tantos dirigentes, tanto periodista...). Y, claro, se agarrarán a sus poltronas y matarán a la gallina de los huevos oro.

    Ah, y otra cosa. ¿Se acuerdan de cuando abolieron la ley Beckham para que al RM le saliese más caro mantener a sus estrellas, con la abolición de los límites en los impuestos? Bueno, pues ya lo estamos pagando: es prácticamente imposible que en la próxima década los grandes clubes españoles puedan competir financieramente con los clubes-estado, la liga italiana (donde los impuestos son mucho menores) o la liga inglesa (donde la afición sí que apoya a sus clubes, de ahí que los repartos televisivos sean más igualados).

    En fin, poniendo que hablamos de España, ¿qué puede salir mal?

    1. La verdad es que estoy bastante de acuerdo. Y a las ligas les ha faltado la visión y el respeto a los clubes grandes como para soltar la teta. Y si ahora lo hacen porque no queda más remedio es posible que ya sea demasiado tarde.
      Tampoco respetan a quien se juega los cuartos las federaciones con la sobreexplotación de las selecciones.
      Me gusta el fútbol de selecciones, me gusta la idea de un campeonato nacional. Pero hay demasiado fútbol tanto nacional como internacional absolutamente intrascendente.

    2. Claro que la gente quiere ver el fútbol (de cierta categoría ) gratis, yo incluido. Lo que no se puede pretender por parte de las 'instituciones' es hacer campaña por el deporte y luego negar el deporte. Hace años se veía en abierto la Champions, Ligas de fútbol y baloncesto, competiciones internacionales, las finales de tenis de los grandes torneos, en resumen: todo. Hoy en abierto solo nos queda Sálvame Deluxe, Supervivientes, la Pantoja, las Campos, las constantes tertulias políticas y todo la morralla televisiva que uno sea capaz de imaginar. Luego que no se pretendan otras cosas.

  2. Politiqueo, periogolfismo, ego desmedido, vanidad, antimadridismo...demasiados ingredientes en mal estado como para que salga un plato de buen gusto. Hay quien con gusto se saca un ojo por ver al otro ciego.

  3. Todo muy bonito, pero les da igual. Me refiero al populacho, al antimadridista de andar por casa, el 80% de los supuestos aficionados al fútbol. Con tal de ver jodido al Real Madrid, están dispuestos a que "desaparezca" (de toda relevancia internacional) el principal equipo de su comunidad autónoma (p.e. Celta), (de relevancia nacional) el de su provincia (p.e. Depor) y hasta de su pueblo (p.e. Racing de Ferrol).

    El Real Madrid debe ir a lo suyo. Punto. Con mucha suerte, puede que dentro de 40 años los madridistas puedan pensar en lo que le interese a los equipos de su federación.

  4. Que la primera división tuviera menos equipos se tendría que haber hecho hace años.Se ha consentido que cualquier localidad de poco más de 30.000 habitantes pudiera tener equipo en primera y,así nos va.Eso se tiene que acabar,una primera de 16 equipos sería compatible con una competición europea más amplia y los grandes podrían compaginar ambas competiciones con sus mejores jugadores.Lo que es inviable es un montón de equipos pequeños parásitos chupando del bote de los equipos poderosos,y esto lo digo con todos mis respetos a las ciudades pequeñas y,que en algunas de ellas,se han de subvencionar a los equipos locales para mantenerlos en primera.

  5. Yo creo que lo primero que deberían hacer lo clubes, es lograr el control de la RFEF y La Liga. Que pasar a ser privada, manejada por los clubes, como lo hacen la NBA o el fútbol americano en EEUU, al tener todos la misma representación, se acabaría con la corrupción, el dinero y las comisiones que se llevan los inútiles corruptos de la RFEF y La Liga, así lograrían mejores acuerdos televisivos y de patrocinio al negociar en bloque. Al ser ellos los que pagan, mejorarían los arbitrajes. al auto regularse en conjunto se acabarían los dirigentes corruptos en los clubes, que se quedan con millones de comisiones en los traspasos. Organizar segunda división para que sea rentable, con los derechos de TV, venta de entradas y patrocinio, y que sean como los partidos de la segunda división inglesa que llena los estadios. Todo eso sería posible si dejaran de ser tan paletos y apartaran su odio al RM. A ver si ahora que están arruinas tal vez se traguen su odio por el RM y empiezan a pensar como empresas que tienen que generar dinero

  6. No se olviden de Mariano Rajoy, el que dijo que "aquí no caben ni liberales ni conservadores". Se metió en asuntos privados (LaLiga) y, la mejor estilo comunista, "comunalizó" los ingresos de televisión.

    Y de paso, también dictó que radiar el partido no entraba en los derechos audiovisuales suscritos, sino que estaba amparado por el derecho a la información. Sin embargo, creo que se sigue sin poder entrar en un concierto de los Rolling&Stones y emitir (legalmente) la señal de audio en directo.

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🎂Cumple 33 años el hombre que le enseñó a Bellingham lo que significaba «chilena», el hombre tranquilo que no flaqueará jamás ante un penalti decisivo, el gran @Lucasvazquez91

¡Felicidades!

Lamine Yamal es muy joven.

Enormemente joven.

¿Y?

#portanálisis

👉👉👉 https://www.lagalerna.com/lamine-yamal-es-muy-joven-y/

En el hecho de que @AthosDumasE llame a la que muchos llaman "Selección Nacional" la "selección de la @rfef" encontraréis pistas de por qué no la apoya.

La explicación completa, aquí

👇👇👇

Tal día como hoy, pero de 1962, Amancio rubricaba su contrato como jugador del Real Madrid.

@albertocosin no estaba allí, pero te va a hacer sentir que tú sí estabas.

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