Lewandowski lleva sonando tanto tiempo que yo oigo su nombre y me pongo a mover el pie (casi nunca bailo) y a tararear. Es como una vieja canción. Una ochentera o noventera. De esas que levantas hasta el dedo un poco en el bar o donde sea y a tu lado siempre hay alguien que la reconoce, que la siente, igual que tú.
A algunos les sonará bien y a otros no tan bien. Las canciones no envejecen del mismo modo para todos. Yo oigo “Lewandowski” y me acuerdo de aquellos deditos piquesianos y me cansa. Es como el tiroriro de Europe. A Lewandowski incluso lo veo con esos rizos rubios como de permanente por mucho que sea moreno y lleve el pelo corto. Los rizos rubios ya pasados de moda como los cuatro dedos aquellos de 2013.
Alguien que le enseña los dedos al Madrid es porque no quiere venir al Madrid. O sí pero aún no lo sabe. Esto lo dijo Florentino Pérez. Ahora Lewandowski quiere ir al Madrid, dicen, y para mí, qué quieren que les diga, es como si me pusieran otra vez “The final countdown” cuando acabo de escuchar, por ejemplo, la última canción de The National.
Yo no me voy a volver loco por los nueves por mucho que suenen a éxito. No pienso que el Madrid ahora los necesite a pesar de que estén todos haciendo cola como para participar en Operación Triunfo. En realidad iba a hablar aquí del partido de esta noche frente al Gerona y se me ha aparecido Lewandowski con un número, el nueve, que le han dado a la entrada.
no me voy a volver loco por los nueves por mucho que suenen a éxito
Aquí es cuando me acuerdo de Superman II y de cómo el héroe renunció a sus poderes por amor y recibió en un bar la paliza de un tipo. Pero ahora el Madrid, como Clark Kent, es de nuevo Superman al final de la película. Me gustaría ver esa escena en el Bernabéu donde el del bar se rompe la mano golpeando a Clark y luego éste lo pone a dar vueltas en la banqueta giratoria a toda velocidad para terminar enviándolo por todo lo largo de la barra hasta colocarlo encima del pinball.
Yo es que en esto del Madrid sigo siendo un niño y siempre quiero que vuelva mi equipo a restañar heridas, por pequeñas que sean, como si fuera Superman. Yo no veo, o quizá sí pero no le presto mucha atención, la idoneidad de Lewandowski sino esos cuatro dedos suyos en Dortmund de cuando yo era más joven; y me gusta tanto la idea de ver al polaco dando vueltas sobre una banqueta giratoria como imaginar al Gerona o Girona o como se quieran llamar volviendo a casa con las cosas claras, y si puede ser también encima del pinball.
Muy bueno, Mario
Ahora me sale el final countdown con la palabra lewandovsky
Lewandovsky tirorirora
Lewandovsky tirorirorirori
El 9 es Cristiano. Y cdo venga Vinicius, Neymar y Mbapé pueden irse a jugar petanca.