Jugadas como el segundo gol del Real parecen casi imposibles de defender, porque el pase de Isco a Marcelo cruzando medio campo fue admirable, el de éste a Cristiano con el exterior otro tanto, y el cabezazo una demostración adicional del mecanismo anti gravitatorio que le singulariza. Pero el primer gol fue más difícil de defender si cabe, porque Bale aprovechó el servicio de Modric para librarse de hasta tres defensores –en parte amagando, en parte con una zancada de perfiles sobrehumanos–, y acabar fusilando con un tiro raso pegado al palo.
Zidane alineó el equipo que con más o menos énfasis preconizamos algunos, reservando a Isco y Bale un puesto en el once de salida, porque si ese bloque juega como anoche durante la primera media hora le será difícil al Liverpool no correr la suerte de rivales previos, persiguiendo un balón esquivo hasta verlo descansar en el fondo de su portería. Añadir mucha experiencia a la calidad le ha dado estos últimos años un plus de pericia que bastó para inclinar la balanza a su favor, y dentro de una semana medio mundo estará dispuesto a interrumpir cualquier otra ocupación, para ver si la inmaterial gloria del ayer logra materializarse otra vez como acierto práctico.
zidane alineó el equipo que con más o menos énfasis preconizamos algunos
Por otra parte fui apuntando meticulosamente las veces que Bale intervino, y me sorprendió no encontrar un solo error no forzado; pero me sorprendió más aún lo escaso de sus intervenciones, no sé si en función de que sus compañeros le buscan poco o él no logra ofrecerse donde procede. Es indudable que lo uno y lo otro descansan sobre la falta de costumbre, pues rara vez le hemos visto en un estado de forma tan exuberante, y supongo que a remediar este preciso asunto se aplicarán todos y cada uno.
Sea como fuere, falta poco para dilucidar si la racha persiste, y la Champions vuelve a ser la presa para quien desde 1956 a 1960 se alzó con el trofeo equivalente. Ahora ganarlo es mucho más arduo, y el Real ha hecho algo tan insólito como no añadir cracks a la plantilla que ganó en Cardiff, sin duda porque Zidane consideró posible semejante hazaña. De ahí que o bien la proeza será doble, o se quedará en jugar otra final. El denuedo gana a menudo el favor de la fortuna, y en el presente caso tampoco podremos atribuirlo a temeridad, sino a confiar en un grupo salvajemente bueno.
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Creo que ha apreciado usted lo mismo que yo aprecio en casi cada partido en el que juega Bale: sus compañeros no le buscan, incluso en jugadas en las que debería ser obligatorio buscarle (transiciones rápidas en pocos pases y con espacio).
Por lo demás, no vi el partido, así que no puedo opinar. Salvo para manifestar mi convicción de que el once de Kiev será el del sábado pasado, cambiando a Luca por Keylor.