Estaba claro que estos días en algún momento tendrían que llegar. Al igual que era seguro que vendrían acompañados de hordas de amigos, vecinos y familiares que llevaban mucho tiempo esperando el momento para restregar el sabor amargo de la derrota. Y, por lo que se ve, no han podido esperar ni siquiera a que los títulos estén definitivamente perdidos.
La situación me recuerda un poco a esas máquinas que hay en las ferias en las que los niños, con una maza, tienen que ir golpeando a unas ranas (también la he visto con topos) que asoman la cabeza para así devolverlas a su guarida. Cuando los veo jugar me parece agotador, pero reconozco que también tiene su punto divertido.
Los que disfrutáis y sufrís al Madrid, esto último pasa muy pocas veces, lo habréis notado. Estos días están sacando la cabeza aquellos culés que llevaban tiempo en el anonimato. En muchos casos ya incluso ni recordabas si eran del Barça o del Atleti, porque las únicas alegrías que experimentaban sucedían cuando el Real Madrid empataba con alguien. Pues bien, hoy salen orgullosos a restregar las últimas derrotas de los blancos y a sacar pecho porque en noviembre, un año más, son los favoritos de la prensa para todo. No queda otra que sacar el mazo a pasear para recordarles que estaban mejor escondidos en su madriguera.
Estos días están sacando la cabeza aquellos culés que llevaban tiempo en el anonimato. En muchos casos ya incluso ni recordabas si eran del Barça o del Atleti, porque las únicas alegrías que experimentaban eran cuando el Real Madrid empataba con alguien
El martillazo debe ser en forma de discurso en el que se les recuerde que el año pasado estaban celebrando la consecución de una final de Champions contra el Atleti y al final terminaron viendo al eterno rival levantando la orejona. Que, quizá, el Madrid no está bien porque ha planteado una preparación física para una muy larga temporada en la que disputará siete títulos y terminará bien entrado el verano con el Mundial de Clubes. Torneo que ellos no jugarán porque solo lo hacen los doce mejores equipos de Europa. Y, por último, como guinda del pastel, se les puede mencionar que, en caso de que los de Ancelotti no consiguieran enderezar el rumbo, siempre quedará la alternativa de pagar al “Negreira” de turno o poner en la camiseta la propaganda de Unicef. Según mi experiencia, el noventa y nueve por ciento de las “ranas” vuelven al agujero sin necesidad siquiera de martillazo. El uno por ciento restante, porque en realidad no les gusta el futbol y lo que quieren únicamente es tocar las narices. En ese caso, recomiendo usar el mazo sin contemplación alguna.
Por otro lado, están los amigos atléticos. Que se les ve que quieren salir, pero, de momento, a los pobres no les funcionan los resortes para que la ranita aparezca con fuerza. Además, apenas los ojitos saltones asoman por la cavidad, el parche de las quince copas les deslumbra, les hace recordar finales pasadas y prefieren finalmente permanecer agazapados esperando mejor ocasión. Una pena, porque no son muchos los momentos de debilidad del Real Madrid a lo largo de la historia y desperdiciar ocasiones así debe de ser frustrante. Por no hablar de otras aficiones que se han consagrado como grandes antimadridistas en los últimos años y a las que su momento deportivo, definitivamente, no les permite celebrar nada más que un discutido “Balón de Oro” de un jugador español.
Los jutadores merecen respeto y confianza por lo logrado, pero cuando el problema parece ser la actitud, requiere un análisis profundo y un cambio urgente
En Europa quizá es diferente, es la consecuencia de todo lo ganado en estos años. La gente aprende a no confiarse cuando te ven caído en la lona, porque saben que muy probablemente volverás a levantarte y harás pagar al rival por los golpes recibidos y porque el reconocimiento al Real Madrid como club por parte de prensa y aficionados rivales es infinitamente mayor que el que tiene en España.
Por tanto, si estos días estáis pensando en iros de viaje de fin de semana, mejor hacedlo a alguna capital europea. En cualquier caso, hagáis lo que hagáis no os dejéis avasallar por nadie. Como diría Benito Floro: «¡Que sois el Madrid, coño!» .
Esto último también vale para los jugadores. Merecen respeto y confianza por lo logrado, pero cuando el problema parece ser la actitud, requiere un análisis profundo y un cambio urgente. Sé que ellos saben y podrán hacerlo.
Getty Images.
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