“A los profesionales del fútbol no les importa nada la afición”.
Esta fue la respuesta que recibí por parte de muchos usuarios de Twitter cuando tras el partido contra el Atleti mencioné la falta de empatía de los jugadores hacia los miles de aficionados desplazados hasta New Jersey, algunos desde diversos puntos de Estados Unidos, otros, incluso, desde diferentes países de América, para disfrutar de su equipo en directo, tras un año, como mínimo, sin más opción que verlos por televisión. ¿Es que ni eso les importaba?
La mayoría de las respuestas apuntaban, con contundencia, en una misma dirección: los futbolistas eran completamente ajenos a lo que sucedía en la grada.
Y puede que este distanciamiento sea más significativo de lo que parece. A fin de cuentas, es la constatación de la asimilación por parte de los profesionales de un estatus que no les corresponde. Desde tiempos primigenios, el futbolista ha sido idolatrado por parte de sus seguidores, pero nunca, como hoy, la distancia entre unos y otros había sido tan grande. El futbolista ya no es esa persona que podía gozar de un buen nivel de vida pero que debía administrar lo ganado porque difícilmente le alcanzaba, sin invertirlo, hasta el final de su vida. Tampoco el jugador vivía aislado de sus congéneres, acudía a los mismos lugares y hasta se relacionaba con los hinchas con cierta naturalidad.
En comentarios a textos de La Galerna, socios veteranos han explicado, alguna vez, como antaño acudían a la salida del entrenamiento de la Ciudad Deportiva, para conversar amigablemente con Emilio Butragueño, o para ponerse a la cola de Hugo Sánchez que acostumbraba a llevar siempre un taco de fotografías firmadas para los niños. Un amigo mío se encontró en cierta ocasión en una cafetería con don Alfredo al que, tras confirmar que no esperaba a nadie, se ofreció a invitarle a una caña y finalmente no fue una sino varias. Eran otros tiempos, muy diferentes. En la actualidad, los futbolistas pertenecen al estrato socioeconómico más elevado. Apenas mantienen contacto cotidiano con los aficionados. Se mueven por círculos selectos y restringidos. Una distancia insalvable que ha provocado que olviden, por completo, cual es la raíz de todo este circo.
Porque es necesario dejarlo claro: el fútbol son los aficionados. Y por lo que respecta al club que nos compete, el Real Madrid son los madridistas. Algunos se resistirán a esta idea poseídos por la pasión, cuasi religiosa, hacia sus ídolos. Y se equivocan. Si no hubiese quien idolatrase no habría ídolo. El Real Madrid en sus inicios fue un grupo de aficionados que hace más de cien años se constituyó a modo de equipo y de club. Al Real Madrid, posteriormente, no lo sostuvieron los goles de sus jugadores sino el enorme esfuerzo que realizaron sus socios, en tiempos tremendamente complicados, para adelantar el suficiente capital a la entidad. El Real Madrid, en años sucesivos, invirtió en grandes fichajes y en grandes fichas, básicamente, el dinero de esos mismos socios y, a posteriori, lo que recauda en concepto de retransmisiones, publicidad y merchandising, a través también de los millones de aficionados que tiene en todo el mundo.
Por lo tanto, se equivocan completamente aquellos futbolistas que crean que hay una deuda contraída con ellos por sus logros, aquellos deportistas que consideran que mantienen una relación laboral que solo les compromete con una junta directiva y un presidente, ante la presencia pasiva de unos tipos con bufanda que por lo visto están ahí como las vacas mirando al tren. Unos espectadores que a veces cometen la insolencia de pitarles a pesar de toda la felicidad desinteresada que les han proporcionado.
Instalados en ese contexto mental no cuesta comprender que el viernes pasado a los jugadores no les importase un bledo la frustración que sintiesen los aficionados ante el bochorno que tuvieron que presenciar. Posiblemente fuera la misma indiferencia que sintiesen por el público del Bernabéu a lo largo de la temporada pasada. Y quizás, por ese mismo motivo, los jugadores blancos tampoco sentían ese extra de motivación que uno puede percibir cuando se siente vigilado por su responsable. Porque lo cierto es que esa gente como los de la grada, los unos y los otros, son precisamente a los que les deben todo lo que ganan.
Este curso anterior viví una experiencia que enlaza con esa desafección, pero en sentido contrario. Desde el verano pasado sigo, a diario, a la sucursal madridista en la NBA, sita en Dallas. A los pocos meses de monitorizar la cuenta de Twitter de los Mavericks caí en una circunstancia que llamó mi atención: cada semana, sin excepción, algunos jugadores del equipo asistían a algún acto benéfico o social. Una coincidencia casual, pensé. Pero al tercer partido que vi a Dirk Nowitzki, al término del encuentro, conversando un buen rato con una viejecita en silla de ruedas – cada vez una diferente, pero todas con enseñas de los Mavs -, me percaté de que algo raro ocurría.
NBA Cares fue una iniciativa de responsabilidad social implementada por la NBA en 2005 precisamente para poner fin a ese abismo que se había creado entre deportistas y sociedad. Los dirigentes de una las competiciones profesionales más importantes del mundo creyeron indispensable crear un plan, de obligado cumplimiento para todas las franquicias, que acercara a los jugadores a la gente, que devolviera a la sociedad aquello que la sociedad les daba, que mentalizara a los jugadores de que cada centavo que ganaban tenía su origen en esas personas. Ellos no jugaban para el presidente, ni para la directiva, ni para su gloria, sino para esas ancianas con las que el bueno de Nowitzki luego se tomaba un té pacientemente.
La temporada pasada he presenciado a los jugadores de los Mavericks ejercer de cuentacuentos en escuelas y bibliotecas públicas decenas de veces, los he visto durante todos los meses visitar hospitales o residencias de la tercera edad. Son continuos los campus de entrenamiento que implementan las estrellas para chavales, las visitas a colegios para dar charlas contra el acoso escolar, a centros cívicos para concienciar en hábitos de vida saludable. He visto a Luka Doncic colaborando con voluntarios medioambientales en acciones de reciclaje, a compañeros suyos repartiendo comida o ropa entre sin techos. El propio Luka, junto con Dirk, ha oficiado de camarero en una fiesta para aficionados de los Dallas. Los jugadores conviven con sus hinchas, constantemente, a veces se van a comer con un grupo de ellos elegidos por sorteo. Otras veces les van a visitar a residencias universitarias o asisten a estrenos de espectáculos juntos. Y todas esas labores se las reparten los miembros de la plantilla cada semana.
https://twitter.com/MavsCare/status/1100057861613371392
Alguno pensará que eso aquí es impensable porque los futbolistas viven en una nube a tenor de lo que ganan, pero lo cierto que es muchas de esas estrellas de la NBA ganan tanto o más que Messi o Cristiano Ronaldo. Simplemente se les inculca, desde sus propios clubs y desde la propia Liga, que le deben todo al aficionado.
Explicaba Manuel Matamoros, en unos de sus primeros textos en La Galerna, como un veterano del Real Madrid le mostró su incomprensión y la de muchos de sus compañeros, ante el hecho de que la afición hubiera eternizado la memoria de un jugador, con un palmarés bastante menos lustroso que el de ellos, pero cuyo nombre, en cambio, era honrado en el minuto 7 de cada encuentro del Real Madrid. Pero lo único que hizo el bueno de Juan fue no olvidar que aquellos que poblaban las gradas eran su motivo de ser jugador. Y allí se quedó. Con ellos.
En la Bundesliga es frecuente que cuando un equipo ha ofrecido un rendimiento injustificable, todos sus jugadores se queden plantados frente a una portería mientras los capitanes se dirigen a la grada para dar explicaciones. En la retina queda la imagen de Hummels y Weidenfeller disculpándose ante la Sudtribune, hace cuatro años, con todo el Borussia, Klopp incluido, plantado frente al mítico muro amarillo del Signal Iduna Park.
Yo me imagino a los jugadores blancos, el viernes pasado, plantados frente a una portería del MetLife Stadium de New Jersey y a los dos capitanes acercándose a la grada para comentar:
-Mirad, resulta que para nosotros era un amistoso, pero por lo visto para ellos no.
La mayoría se creen por encima incluso del club y es curioso, pero los peores suelen ser los canteranos y / o españoles.
A lo mejor es por eso que la historia del Madrid nos enseña, que cuantos menos canteranos y españoles en la plantilla, más copas de Europa en las vitrinas.
Un argumento muy cuestionable el suyo. Habría que repasar todos los títulos del Madrid y cruzarlos con el número de canteranos y españoles en la plantilla de cada año.
Pero vamos, jugadores apreciados por su pundonor: Goyo Benito, Pirri, Camacho, Juanito, Raul, Lucas Vázquez, Reguilón.
No se ni para que te molestas en responder al Javier Pérez este, que debe ser un troll,porque semejante sandez solo se le ocurre a un lerdo.
Las 5 primeras el equipo estaba plagado de españoles y canteranos, la sexta todos españoles, la octava en plena era bosman sólo 4 extranjeros (Rcarlos, anelka, Macca y Redondo), la 9 ídem ...
El Madrid de las primeras copas de Europa estaba plagado de españoles, si, pero nacionalizados. Domínguez, Santamaría, Puskas, Rial, D.Alfredo no eran españoles de nacimiento. Canteranos estaba Muñoz y creo que nadie más,salvo que considere canteranos a Gento o Pachin que no lo eran. Koppa era francés.
Solo en la sexta puede decirse que el equipo estaba formado por canteranos y españoles. Después llegó una travesía del desierto de 32 años. Con mucho canterano y mucho español.
Juanito, Santillana, Benito, Camacho La quinta del Buitre jamás ganaron la copa de Europa. Les recuerdo que estuvimos 32 años sin ganarla. Con pundonor o sin él.
Una vergüenza el comportamiento de estos jugadores, Florentino debería dar un golpe en la mesa y cantarle las cuentas a esta gente, y poner en la calle a más de dos, entre ellos a Ramos y Marcelo, por ejemplo.
Gran artículo, totalmente de acuerdo. Es curioso, pero algo tan simple como lo que se cuenta en este texto, es necesario recordarlo a menudo, porque el dinero y la fama se suben a las cabezas muy fácilmente. “El fútbol son los aficionados”...gran verdad.
Hay que recordarle al gran creído capitán que CONTRA el Real Madrid no hay amistosos
Gran final de un gran artículo.
Para nosotros era un amistoso.... eres el capitán y todavia no te has enterado de en qué club estás jugando, de que el privilegio es tuyo por jugar en el Real Madrid y no al revés. Incalificable.
“que devolviera a la sociedad aquello que la sociedad les daba, que mentalizara a los jugadores de que cada centavo que ganaban tenía su origen en esas personas”
Pelos de punta, señor Kollins...
Saludos.
PD: “ante la presencia pasiva de unos tipos con bufanda que por lo visto están ahí como las vacas mirando al tren”
Cuanta verdad hay en esa frase. No sería capaz de encontrar un símil más acertado.
Siempre me viene a la mente una eliminatoria salvada en el barro del Bernabéu con un gol de aquel gladiador llamado Isidro contra el CZ de Jena.
Encarnaba las limitaciones de aquel Madrid pero el campo era un hervidero machihembrado con sus jugadores.
Sí, que se dejaba la piel en el campo en cada partido y en cada balón, y salvador en muchos partidos en Europa, -San Isidro le llegaron a denominar-, y al que el estimado público del Bernabéu le tuvo siempre una de esas las inquinas más inmisericordes que recuerdo. Tampoco el público es santo ni tiene razón siempre.
Por lo demás el artículo impecable
Enorme artículo. Soy socio del Madrid desde hace 30 años y no puedo estar más de acuerdo.
La foto, la foto...donde aparecen los Juanito, Santillana...Estoy convencido que durante un partido contra el Atleti no hubieran salido con la caraja.
no tengo mas remedio que decir algo que aunque he oído de muy buena tinta y puede sonar demasiado obvio, podría explicar muchas muchas cosas de las que vienen ocurriendo desde la temporada pasada en nuestro querido RM:
los servicios técnicos/médicos no dan la talla y sabiendo esto los jugadores hacen mutis por el foro para no destapar la liebre y eso es el causante de A) las múltiples lesiones y B) el bajo rendimiento de muchos jugadores que sabiendo esto, los viejos no se la juegan porque una lesión les pondría en el dique seco y los jóvenes compremetería su futuro (véase Marcos Asencio etc etc)
pero quien ese el máximo responsable de esta debacle el señor Florentino Perez
Dimisiones ya, y en cascada: Florentino, JAS, director deportivo¿?, Zidane, Raúl, Chendo, fisios y utilleros, y Toñín el torero.
Lunin y Kubo, añadiría también.
Estoy dolido, como la mayoría de madridistas. Es inaceptable lo que está pasando. Con lo que hemos aguantado la temporada pasada y seguimos con las mismas. Escrito lo cual, y estando en cierta medida de acuerdo con lo escrito por el señor Kollins, creo que hay que matizar. Mejor sería no perder la perspectiva. Y mucho menos el "oremus".
Empecemos por reconocer que en esta vida las personas somos egoístas y que solemos atribuir a habilidades personales las causas de nuestros éxitos. En general es así. Luego, hay que tener en cuenta la enorme popularidad y famoseo, con las consecuentes molestias, de las estrellas -y no tan estrellas- del balompié (*). Todos tenemos en mente las patéticas imágenes, que provocan vergüenza ajena, donde vemos la histeria de los seguidores ávidos de "selfies" y autógrafos. En muchos caso faltos de dignidad (me refiero, por si hay alguna duda, a esos mayores perdiendo el culo y la compostura con tal de hacerse una foto con Isco, por ejemplo...)
Otra cuestión digna de considerar, es la seguridad de los millonarios profesionales. Con tanto loqueras y/o delincuente suelto, hay que ser precavido y no tentar a la "suerte". Supongo que se comprende a que me refiero. Así, que estas serían las causas, a "grosso modo" , por las que los Bale, Ramos, Courtois, Isco, etc... se apartarían de las masas, fuera de partidos, y gustarían de disfrutar la intimidad con la gente de su confianza. El aspecto monetario también influye, como sucede , más o menos, en el resto de la sociedad. El estatus socio-económico hace que te relaciones en determinados círculos sociales.
Por último, para atenuar esa inquina actual vertida sobre los Marcelo, Ramos, Courtois, Bale, Benzema, Isco..., no olvidemos que hacen visitas a hospitales y , coincidiendo con los desplazamientos, atienden a los aficionados ; normalmente en espacios hoteles especialmente habilitados para ello. De acuerdo, que los norteamericanos nos aventajan en este tipo de acciones sociales. Mejor organizados y también más concienciados con el "giving back". Si no os parece mal , aquí está un enlace que lo dice todo al respecto: https://www.givingback.org/.
(*) Sí, sí, balompié. Sintaxis y madridismo.
Enorme, de principio a fin, muy de acuerdo con todo. Los americanos nos llevan mil cuerpos de ventaja en todo lo relacionado con el deporte y que los aficionados son la clave lo tienen muy claro para todo. Esta moda del endiosamiento de los futbolistas es algo relativamente reciente, los Juanito, Santillana, etc. no son futbolistas a los que no hayamos visto jugar la mayoría de aficionados. Y hay un ejemplo muy cercano y en este mismo club: el equipo de baloncesto. No veo esta desconexión entre plantilla y aficionados que se da en el fútbol, sino todo lo contrario, y ya que el autor habla de Dallas, pocos ejemplos de madridismo como el que nos deja a diario "nuestra" gran estrella Luka Doncic. Gran artículo.
Los aficionados al deporte norteamericanos, alemanes, ingleses, holandeses, franceses , suecos...son mucho más prudentes u corteses al guardar las distancias con los futbolistas famosos; sabiendo respetar los espacios vitales. La privacidad es muy importante; los deportistas también tienen derecho. Es algo que no hay que perder de vista. En cualquier caso, es menos difícil que cambien su actitud los futbolistas famosos que no los aficionados plastas y agobiantes. Y, de hecho, es lo prioritario para lo que nos concierne. Y es evidente la cagada de Zidane y Ramos al excusarse con que se lo tomaron como un amistoso , mientras que para los rivales supuso un partido a cara de perro.
Por supuesto. que esos mismos futbolistas estuvieron muy mal al no dirigirse a su público a la conclusión del encuentro. Les faltó vergüenza y dignidad. En definitiva, ÉTICA.
Pues los jugadores que se anden muy al lorito esta temporada. La anterior se les perdonó todo y más, porque venían de donde venían, de ganar 3 champions seguidas y 4 en cinco años. Algo impensable de conseguir y por eso, todo el madridismo admitió la temporada pasada como "de transición". Pero esta, ¡ay amigo!...mucho cuidadito con la dejadez, el pasotismo o la falta de entrega y fútbol, porque este año, la paciencia ya está agotada. Si no quieren que cada partido en casa sea un infierno para ellos, ya pueden espabilar en que no se repitan ridículos como los de la temporada pasada, ni como el del otro día ante los vecinos. Todavía están a tiempo. Y el entrenador y el presidente también. Porque esta vez, no se salvará nadie.
Si nos ganan otra champions les perdonaremos todo. Así somos y así está montado este tinglado. Si perdemos estaremos frustrados, pero si siguen haciendo el ridículo y manchando la camiseta habría que sacarlos a gorrazos. El año pasado tenían crédito. Este año tienen deuda. Y las deudas se pagan.
La gran diferencia entre el deporte USA y el nuestro es que ellos no tienen aficionados sino clientes. Es un negocio por encima de un sentimiento. Los deportistas son PROFESIONALES con mayúsculas y eso lo cambia todo. En un equipo NBA el ridículo del año pasado hubiese supuesto el desmantelamiento de medio equipo. Allí no hay vacas sagradas, sólo hay negocio y números.