Las dos aguas de Marco Asensio 

Buenos días. Expiraba la prórroga de la semifinal de fútbol de los Juegos Olímpicos entre Japón y España cuando Marco Asensio, que había salido desde el banquillo pocos minutos antes, se perfiló en la frontal del área y batió al portero nipón con un disparo cruzado marca de la casa. La reacción del balear, entre rabiosa y emocionada, no pasó desapercibida para los fotógrafos.

Excelente es la foto de Asensio tras anotar el tanto que mete a España en la Final, pero franco resulta el contraste este su brillantez y ese titular tan garbancero, amigos de As. ¿Cómo que “Gol de oro”? No solo es un topicazo, sino que además es falso. Lo que garantiza este gol es la plata, por lo que habría sido mucho más correcto asignarle ese metal precioso. Merced a ese gol de Marco, España se garantiza dicha medalla, quedando la opción del oro a expensas de ganar la Final a Brasil. Gol de plata, por tanto, que ya es bastante, y reivindicación personal del delantero madridista.

Cuando Asensio entró al campo, tanto Jesús Bengoechea como Quillo Barrios auguraron en redes sociales su gol (el de Marco, no el de Bengoechea ni el de Barrios). Aunque esto les valió múltiples felicitaciones ante sus dotes de profeta, lo cierto es que no hacía falta ser un genio para adivinarlo. Como decía Bengoechea, Asensio tiene un don especial para caminar en el alambre del haterismo, siempre renqueante, siempre inseguro, siempre amenazando con caer al abismo pero al cabo haciendo siempre algo que le salva de la quema.

Hace tiempo que Asensio no es el que apuntaba ser. Se señala aquella grave lesión como el punto de inflexión negativo, y hay verdad incontrovertible en ello, como la habría en matizar que ya mucho antes de esa lesión se había convertido en un jugador básicamente irrelevante. Pero Asensio nunca llega a estar lo suficientemente mal como para que sus detractores puedan llenarse de razones por completo. Siempre está ese gol postrero, esa asistencia calculada. No tiene ni siquiera el detalle de hacerlo siempre rematadamente mal, para que quede meridiana la conveniencia de arrojar con él la toalla. Igual que no se lo pone fácil a sus defensores, Marco tampoco acaba nunca de allanar el camino a los que (deportivamente) le detestan. De ese nadar entre dos aguas ha hecho su hogar Marco Asensio, sin que se sepa a ciencia cierta si lo que conviene es tirar para adelante o para atrás.

“Estoy para estos momentos, es cuando me gusta aparecer”, nos dice el interesado desde la portada de Marca. Hombre, Marco, a nosotros lo que nos gustaría es que a ti te gustara aparecer más veces. Tampoco vamos a cargar las tintas sobre esta frase porque no la habrás pensando mucho, como sin duda no pensaste las repercusiones de aquella otra sobre tirar del carro que te perseguirá hasta el último día de tu carrera, pero esperemos que no haya sido el lapsus de conformismo que aparenta ser.

A raíz de su gol, tan bonito, tan oportuno, no escasearon en redes sociales las voces que recomendaron aprovechar comercialmente la coyuntura. “Acaba de aumentar su cotización, es el momento de venderlo”, decían las lenguas de doble filo, tan de doble filo que resulta imposible quitarles la razón, aunque por efecto de las dos aguas de Marco también resulta de todo punto imposible dársela. Aun con todas las dudas que esta situación acarrea, la opción de considerar seriamente una buena oferta por el balear parece plausible. Hay que hacer hueco para los cracks contrastados que todos esperamos, hay además que generar caja para que estas llegadas puedan producirse, y existe un claro superávit de futbolistas de ataque, todos buenos, pero ¿cuántos de ellos son probadamente buenos para el Madrid?

Como era de prever, Sport colectiviza el éxito de España, y hay que usar una lupa tamaño natural para encontrar a Asensio en su primera plana. Ni os queremos contar cómo habría sido el primer plano del cansino Pedri si hubiese sido el autor del gol, aunque para ello habría hecho falta, previamente, que Pedri chutase a puerta.

Pedri no marcó el gol, pero Sport se las apaña para traer su nombre a la portada. Leed y llorad, amics. Leed y llorad con nosotros.

“Pedri y Eric García volvieron a ser decisivos, y se enfrentarán a Dani Alves para subir a lo más alto del podio”. Decir que Pedri volvió a ser decisivo supone una mentira doble, porque para VOLVER a ser decisivo se antoja imprescindible el haberlo sido previamente. Dado que Pedri no fue decisivo ayer, ni lo había sido hasta la fecha en estos Juegos Olímpicos, la trola se convierte en bicéfala.

Oh, wait. Eric García tampoco fue decisivo ayer, ni lo había sido con anterioridad en esta competición. Mentira doble también en lo relativo al ex del City. Si sumas la mentira doble relativa a Pedri a la mentira doble relativa a Eric, tienes una mentira cuádruple. Es imposible mentir tanto en tan pocas palabras, amics galernautas, y sin embargo Sport se las ha apañado para hacerlo.

Os dejamos con la portada de Mundo Deportivo porque tenéis vuestras rarezas y querréis verlas. Son vuestras costumbres y hay que respetarlas.

Feliz día de verano.