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Laporta, el madroño y un señor de Murcia

Laporta, el madroño y un señor de Murcia

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Hace poco salieron a la luz unas imágenes de Laporta en el palco de San Mamés durante el partido de Copa del Rey que enfrentó al Athletic de Bilbao y al Barcelona. Se trata de un plano cenital (con ce), un vídeo grabado casi con toda seguridad con un móvil por alguna persona que se encontraba algunas filas detrás del presidente azulgrana. En el mismo, apreciamos la mitad superior de la espalda de Laporta, parte de sus brazos y la zona parietal de su cabeza moviéndose a espasmos de una forma que denotaba alteración. Quien editó el vídeo asegura que Laporta estaba insultando (¿al árbitro?) y se encargó de agregar unos bocadillos en boca de Jan que decían: “¡¡¡HIJO DE P***!!!”.

He visto la grabación varias veces y me cuesta creer que un hombre tan pausado como Laporta sea capaz de comportarse con tan poca educación, más si tenemos en cuenta que se encontraba en el palco de un equipo rival como máxima autoridad del FC Barcelona, el segundo equipo de España. Laporta siempre se ha caracterizado por un comportamiento tranquilo, ya sea en presentaciones de exfutbolistas fichados para entrenar, como Xavi, donde se comportó de manera institucional y no como un forofo; en presentaciones de exfutbolistas fichados para jugar, como Alves, donde destacó por su actitud serena; en celebraciones de victorias en la sala Luz de gas, donde se le veía sentado con un zumo de piña en agradable conversación con linda y erudita compañía; o navegando plácidamente, sin estridencias. De modo que me puse a investigar para hallar la verdad y encontré lo que a continuación narro.

He visto la grabación varias veces y me cuesta creer que una hombre tan pausado como Laporta sea capaz de comportarse con tan poca educación. De modo que me puse a investigar para hallar la verdad y encontré lo que a continuación narro

Laporta llevaba tiempo abotargado, no se sentía con energía. Despertaba ya cansado, le costaba atarse los cordones, pero no por ignorancia, como Gavi, sino porque su cuerpo había perdido la elasticidad de antaño. Cuando bajaba cada mañana a la biblioteca llegaba agotado, sin fuelle. Sentíase alicaído de ánimo. De modo que decidió confesar sus preocupaciones a la cajera del Mercadona. Meritxell, que así se llamaba la empleada de Roig, derivó a Laporta a una nutricionista de renombre en el Eixample mientras escaneaba mecánicamente la compra de Jan con los ojos perdidos y preguntándose a sí misma qué había hecho tan mal para ser tan infeliz.

Jan acudió a la dirección que le había apuntado Meritxell en el ticket de la compra semanal y junto al portero automático, al lado de varias placas doradas de abogados y podólogos de nombre rimbombante, encontró lo que buscaba: “Dra. Remei, nutricionista a granel, 4º C”. Laporta apretó el botón del interfono y al cabo de unos segundos la puerta se abrió como por ensalmo. “Qué profesional”, pensó Jan mientras accedía al inmueble.

Laporta

La primera, en la frente, el ascensor estaba averiado y Laporta hubo de subir los cuatro pisos andando. Llegó a la consulta sin resuello y con la corbata a modo de diadema para evitar que el sudor le entrara en los ojos. Le abrió la puerta un mujer vestida toda de blanco.

—Señor Laporta, supongo.

—Elemental, Dra. Remei.

—Adelante, puede esperar en la salita del fondo. Enseguida le atiendo, cuando termine con un paciente.

—Gracias.

Laporta se sentó de medio lado en unas sillas demasiado pequeñas para su trasero. Probó a ponerse de pie, pero necesitaba descansar tras subir cuatro pisos andando por primera vez en su vida (y en bajada). Volvió a sentarse. Cada poco tiempo cambiaba de glúteo de apoyo. Mataba el tiempo jugando con el móvil a un aplicación del tragabolas que le había descargado un sobrino.

A los quince minutos se le acabó la batería del móvil y se puso a mirar las paredes. Junto a los habituales diplomas que visten las paredes de lugares así, se intercalaban fotografías de la Dra. Remei con pacientes suyos famosos: Ibai, Isco, Marcelo, Hazard… Jan apartó la vista y cerró los ojos con rabia mientras sentía el glúteo derecho dormido. Comenzó a sentirse peor. En ese momento, apareció la Dr. Remei y le invitó a pasar a la consulta.

Junto a los habituales diplomas que visten las paredes de lugares así, se intercalaban fotografías de la Dra. Remei con pacientes suyos famosos: Ibai, Isco, Marcelo, Hazard… Jan apartó la vista y cerró los ojos con rabia mientras sentía el glúteo derecho dormido. Comenzó a sentirse peor

—Bienvenido, Sr. Laporta, ¿qué le trae por aquí, en qué le puedo ayudar?

—Pero esas fotos de la sala de espera… —balbuceó Jan sin pleno dominio de sus facultades.

—Son pacientes que gracias a mi tratamiento han recuperado una figura apolínea. ¿Se encuentra bien, don Jan?

—Sí, sí, descuide —contestó Laporta desabrochándose otro botón de la camisa, blanca hacía unas horas y semitransparente ahora—. ¡Pero es que son del Madrit!

—Bueno, los madridistas también engordan y yo soy una profesional.

Laporta pensó que tal vez se estaba dejando llevar por pensamientos ilógicos y procedió a explicar a la doctora cómo se encontraba y detalló los malestares que le agobiaban.

La Dra. Remei pesó y midió a Laporta, le hizo varios análisis de fluidos y al cabo de media hora, ya con los resultados listos, le explicó:

—Sr. Laporta, su situación es más grave de lo que parece, en la analítica puede apreciarse que tiene usted los niveles de fuet del malo muy elevados, los gordocitos están por las nubes y el ácido úrico lo tiene peor que Paquirrín. El suyo es un caso complejo que tiene una única solución.

—Sr. Laporta, su situación es más grave de lo que parece, en la analítica puede apreciarse que tiene usted los niveles de fuet del malo muy elevados, los gordocitos están por las nubes y el ácido úrico lo tiene peor que Paquirrín

—Lo que sea, doctora, dígame qué tengo que hacer.

—Tiene que comer fruta.

—Bueno, no es tan complicado como pensaba.

—Pero solo puede comer fruta. Durante 13 meses. Y solo puede comer a las 8 de la mañana y a las 2 de la tarde.

—Está bien, es complicado, pero todo sea por la salud.

—Y solo puede comer un tipo de fruta: madroños.

—¡Noooooooooo!

Laporta gritando

Laporta gritó, pataleó, hubo de ser sedado y despertó en su casa, arropado con una manta de Dembélé.

Tardó en recuperarse, pero tras mucho trabajo psicológico consiguió reaparecer en público. Eligió el Athletic-Barça de Copa para hacerlo.

El partido transcurrió sin sobresaltos para la salud de Jan, pero al comenzar la prórroga empezó a sentirse mal, se le venía a la cabeza la imagen de la Dra. Remei, la de Ibai, la de Isco, la de Hazard. Todos se reían de él.

Laporta comenzó a sudar y a moverse hacia adelante y hacía atrás en su asiento del palco. Entonces, cuando corría el minuto 108 de encuentro, creyó ver a la Dra. Remei en el campo, junto a Piqué. Le miraba y le gritaba: “¡Recuerda, Jan, fruta, come fruta, madroños, muchos madroños!”.

En ese momento Laporta perdió los estribos y gritole a la doctora: “¡No quiero fruta!, ¡no quiero fruta!”.

Mientras tanto, un señor de Murcia grababa con su móvil a Laporta dos filas de asientos más atrás. El hombre, sin entender muy bien el acento de Jan y debido a que el presidente del Barça vociferaba en sentido contrario a donde se encontraba él, creyó escuchar: “¡¡¡HIJO DE P***!!!”, y así lo plasmó en su vídeo, el cual se hizo viral.

Esta es la verdadera historia del vídeo de Laporta.

Getty Images.

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15 comentarios en: Laporta, el madroño y un señor de Murcia

  1. El Sr. Richard Dees ha vuelta a hablar hoy del tema Laporta en San Mamés, no en el Nou Camp como comenté yo ayer equivocadamente.
    Se deduce que Laporta le llamó cinco veces, a grito pelado y fuera de si, hijo de puta al árbitro. La escena la gravó un aficionado asistente al partido, por la espalda del presidente del farsa al encontrarse detrás de él, con su móvil y la publicó en las redes, lo que provocó que la noticia no pasara totalmente desapercibida.
    El partido lo retransmitió "telechinca" en abierto. Según se comentó en el programa de Richard, siempre hay una cámara de tv enfocando directamente al palco de forma que es imposible que se escape ningún detalle de lo que allí sucede. Esa cámara hubiera captado la escena totalmente de frente. Pero qué ha pasado, ¿que "telechica" no se ha animado a publicarla la grabación de la cámara?. Quién lo sabe.
    ¿Seguro que no había más cámaras, mas periodista que se hayan dado cuenta del acto, otros asistente más importantes que un simple aficionado?
    En fin, lo de siempre. La ley del embudo.

  2. Joan Laporta el de los madroños-que fuerte Palomares-en cierta ocasión en un aeropuerto cuando pasaba siempre pitaba y el sr Laporta ¿Que hizo?tachan tachan ¡se quedó en gallumbos! En fin Serafín

  3. Ja, ja, ja, lo que me he reído. Pues yo no veo diferencia entre lo de "No quiero frutaaaa" y el "Mucho morro" de Busquets a Marcelo. Es que somos muy malpensados, hombre....

  4. Lo mejor de esta pieza es que sabemos positivamente que al menos un culé la ha leído. Uno bastante infeliz, al que le queda cada vez menos tiempo para venir a asomar la patita, en cuanto se consume el nadaplete de su equipo.

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En el hecho de que @AthosDumasE llame a la que muchos llaman "Selección Nacional" la "selección de la @rfef" encontraréis pistas de por qué no la apoya.

La explicación completa, aquí

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Tal día como hoy, pero de 1962, Amancio rubricaba su contrato como jugador del Real Madrid.

@albertocosin no estaba allí, pero te va a hacer sentir que tú sí estabas.

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