La vieja

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días. El Real Madrid es una asfaltadora que ayer enterró todo atisbo de prestigio del cholismo, haciendo parecer labor tan meritoria un mero trámite despachado por el ayuntamiento, aunque del ayuntamiento de Madrid no pensamos que viniera la encomienda, ya nos entienden.

Todavía huele a alquitrán en la superficie del crimen masivo más discreto que se recuerda en la capital, donde no es ya que sepamos quién manda, sino que el que manda lo hace con una autoridad consuetudinaria, como de ventanilla y albaranes. “Si no ha venido el señor Cortezo, a ver quién coño me firma el albarán”, cantaba El Gran Wyoming, gran madridista by the way y que ayer disfrutaría de la enésima exhibición de Luka Modric, los goles de orfebrería de Benzema y Asensio, la sabiduría (sí, sabiduría) de Vinícius —aka Vinichus, aka Mr. Bojangles, aka Salpiquinho, aka Ferocius Jr.—, el esplendor de Courtois, la compenetración desmoralizadora del Rat Pack (Militão-Alaba) y la estupenda crónica que de todo ello hizo Andrés Torres en La Galerna.

As y Marca coinciden en género (épico) pero no en número (“Imparable” vs. “Imparables”). Cuestión de matices. Marca, con ese singular, parece personalizar el nuevo triunfo —van 10 seguidos— en la volea ganadora de Karim, pero no parece necesario singularizar y en ese sentido estamos más con As. El brillo de este Madrid carlettiano es una cosa eminentemente coral que ha hecho rendirse hasta al mismísimo Simeone (“Me gusta mucho cómo juegan”) en declaraciones que no sabemos si pretendían ser también algo autorreivindicativas. Si lo eran están tiradas regulero, por cuanto puede que este Madrid defienda en bloque bajo, pero cualquier parecido entre su estilo y el cholismo nos parece pura coincidencia. “El Madrid te da la pelota y te espera atrás, nos ganó con dos contragolpes”, espetó Koke, describiéndose más bien a sí mismo en lugar de hacerlo con el oponente. El Madrid tiene en el contragolpe su arma más letal, pero cuando tiene que tener la iniciativa —algo de lo que el Atleti ni ha oído hablar en su vida— la ejerce controlando el fútbol con pericia y sabiduría. Las cifras de posesión del derbi de ayer son suficientemente elocuentes.

La línea seguida por el Madrid en lo que va de año es imperial, y la portada de Marca lo detalla en cuanto al puntaje, que diría Pellegrini. Solo su Betis, y con un punto más el Sevilla, aguantan el ritmo del líder. El Madrid le saca 13 al club del entrenador mejor pagado del mundo, y 18 al FC Barcelona, no sabemos si os acordáis de ellos.

Mundo Deportivo, el periódico que ayer tocó nuevas simas de ignominia publicando una basura de Lluís Canut contra Manolo Santana en el mismo día del fallecimiento de la leyenda del tenis, rumia el espanto de la situación del equipo de sus amores con un lánguido “La vieja era”. ¿La vieja era qué?, nos preguntamos anhelantes. O todavía mejor: ¿la vieja era quién?

Parece el subtítulo de una película basada en una novela de Agatha Christie. Una atrapante historia de misterio que le mantendrá pegado a la butaca, preguntándose por la identidad de la vieja. ¿La vieja era Piqué? ¿La vieja era Busquets? ¿O sería la vieja Ter Stegen? Podría incluso darse la paradoja de que la vieja fuese uno de los jóvenes artificialmente inflados que pululan por ese equipo en escombros. ¿Podría ser que la vieja fuese Gavi? ¿Y si, arrebujadita en una toquilla para no sufrir por el frío, la vieja fuese Pedri, aunque no jugase ayer por lesión?

El hecho es que, sea cual sea la edad de este grupo de muy respetables damiselas, están a estas alturas (y salvo reacción muy poco previsible) completamente descartados para la Liga. De hecho, con cierta perspectiva que en el grupo de chat de La Galerna encarnó ayer John Falstaff, el Barça podría valorar positivamente el punto cosechado en el Sadar: un empate en casa de un rival directo en la lucha por consolidar la permanencia puede ser uno de esos puntos que a la larga contribuyen a evitar el ser relegados a la segunda división.

“Otra decepción”, señala Sport, a lo que ya cabe replicar: ¿De verdad? Para decepcionarse primero es necesario esperar algo. ¿Quién puede esperar nada de este Barça, salvo que se esté mediatizado por la propaganda del xavismo más dogmático, el que considera que el estilo lo salva todo tenga uno (o no tenga) los mimbres necesarios para jugar a ese estilo? El Barça está hundido financiera y deportivamente hasta extremos que nunca pensábamos que veríamos, y que por momentos nos comunican un atisbo de lástima. Para borrarla, nada como un rápido ejercicio de memoria fotográfica: CATALONIA IS NOT SPAIN presidiendo los partidos de Champions; Messi volándole la cabeza a un espectador del Bernabéu y riéndose después; Alves fingiendo que le alcanzó la patada de Pepe; el penalba y otros fingimientos casi igual de denigrantes; Busquets llamando mono a Marcelo; la botella de racimo en Mestalla como cúspide del método Stanislavski; tantas y tantas instantáneas de azulgranas acosando a colegiados; la campaña publicitaria de la manita; los comunicados oficiales a favor del procés; Luis Suárez a un tris de romper de un rodillazo la cara de Cuéllar, impunemente como siempre... Son tantos momentazos...

Con esas fotos en la cabeza, es imposible sentir lástima.

Pasad un buen día.