Para mi querida amiga Lucía Corregel
Turra es una palabra que recoge la RAE en su diccionario de la lengua española. Significa (y es usada en Ávila y en Segovia), “Especie de tomillo muy nocivo para el ganado”. El verbo turrar expresa la acción de “asar en las brasas”. Posiblemente, el modismo turra —o más concretamente, la acción de dar la turra— tiene mucho que ver con lo de las brasas: ya se sabe que dar la brasa significa coloquialmente “molestar haciendo o diciendo algo que resulta pesado o demasiado insistente”.
Este hecho es exactamente lo que está haciendo gran parte del periodismo deportivo español durante todo el molesto y anodino paréntesis denominado “parón por selecciones”.
En esta ocasión, están constantemente dándonos la turra con dos personajes tan poco estimados por una gran parte del madridismo como el jardinero Hernández y el triatleta —a la sazón seleccionador del equipo español de fútbol— señor Martínez, aka, Luis Enrique.
El periodismo deportivo español está constantemente dándonos la turra con dos personajes tan poco estimados por una gran parte del madridismo como el jardinero Hernández y el triatleta —a la sazón seleccionador del equipo español de fútbol— señor Martínez, aka, Luis Enrique
La turra que no cesa —y que promete ser tan larga (esperemos que no tan dañina para la salud) como las 10 plagas de Egipto bíblicas— comenzó con la incorporación de Xavi Hernández como primer entrenador del FC Barcelona. Como genialmente ironizó mi querido @Pacurll en su texto Los diez mandamientos del Barça, estamos (¡están!) considerando como excepcionales y laudatorios una serie de hechos que son perfectamente normales y habituales en cualquier empresa del montón: disciplina, orden, normas, sentido común, en definitiva. Pero he aquí que a numerosos miembros del borreguismo nacional se les abren los ojos ante unas simplezas dignas del mecanismo de un chupete, invento patentado en 1901 por el farmacéutico Christian W. Meinecke, bajo el título “consolador de bebés”.
Llegar a la hora a la oficina es, Xavi mediante, un hito histórico. Hacer piña con los compañeros de trabajo es una hazaña memorable. Cuidar la alimentación de unos deportistas de élite es como escalar el Aconcagua a la pata coja y marcha atrás. No salir de juerga en las horas previas a un partido es un sinónimo de llegar a la luna sin nave espacial y sin escafandra. Por no hablar de aquello de “dar buena imagen” del club en todo momento.
Claro que estamos hablando de un club que hasta hace dos semanas permitía que uno de sus capitanes llegase antes de un Clásico en bicicleta o que uno de sus fichajes más escandalosamente caros (comparando precio con rendimiento real) se acostase cada noche a altas horas de madrugada tras haber desgastado el mando de su consola y haber ingerido kilos de hamburguesas, doritos y chocolatinas.
Cualquier directivo con dos dedos de frente de cualquier empresa, grande, mediana o pequeña, podría haber empezado su andadura en un nuevo trabajo proponiendo cosas tan básicas como las que ha propuesto Hernández. Para ello no hace falta ni tener estudios superiores. Sin embargo, he aquí que el colectivo de periodistas deportivos de este país, en un altísimo porcentaje, habla de aquellas primeras palabras del exjugador-jardinero-entrenador, como del dogma de fe de una nueva religión perfecta y universal. Las sesiones de sauna y masaje solo acaban de comenzar, recomiendo a nuestros lectores que se abrochen el cinturón o, mejor todavía, que desistan por un tiempo de escuchar los programas de radio y de televisión sobre deportes.
Cualquier directivo con dos dedos de frente de cualquier empresa, grande, mediana o pequeña, podría haber empezado su andadura en un nuevo trabajo proponiendo cosas tan básicas como las que ha propuesto Hernández
Por si fuera poco, la semana pasada se le ocurrió al entrañable “Céspedman” (no es un héroe de Marvel, ni de DC Cómics, pero todo se andará) fichar a Dani Alves, no se sabe si como consejero de estética, como asesor de moda o como modelo de conducta impecable para las nuevas generaciones blaugranas.
“La turra, la turra”, parafraseando al Coronel Kurtz de “Apocalypse Now”, se nos viene de manera imparable: Lasciate ogni speranza, como rezaba en la entrada del infierno de Dante Alighieri, “Abandonad toda esperanza”.
Pero no, queridos, todo no acaba aquí. Es más. La insoportable sequía de partidos del Real Madrid, que no juega desde el 6 de noviembre (y la espera durará hasta el domingo 21), se ha convertido en insufrible, en una tortura lenta y penosa, al añadirse a la fiesta de la turra el escandaloso aquelarre de coba, lisonja y adulación (hablando en plata, de pelotilleo vil y rastrero) ante las celebraciones en el estadio de La Cartuja, tras haber conseguido la selección española su pase directo al Mundial de Catar 2022. Jamás pude percibir nada ni remotamente parecido cuando el Madrid de Zidane ganó no una, ni dos, sino tres Copas de Europa consecutivas en el periodo 2016-2018. Sin embargo, el haber conseguido la clasificación como primeros de grupo, por delante de —no se caigan de sus asientos, se lo ruego— Suecia, Grecia, Georgia y Kosovo, ha significado:
- Una explosión de júbilo similar a la lluvia deseada e implorada tras meses de sequía.
- Saltos, abrazos, gritos desgarradores y lágrimas de felicidad.
- Una vuelta olímpica al estadio de La Cartuja.
- Portadas de euforia en toda la prensa escrita, no solo en la especializada en deportes.
- Celebración en el vestuario con bebidas espumosas.
Quien les escribe tuvo que frotarse varias veces los ojos, ya que pensaba que habíamos vuelto al mes de julio de 2010 y estábamos en Johannesburgo tras conquistar el Mundial. Al no ver ni a Casillas, ni a Iniesta, ni a Ramos entre los eufóricos jugadores españoles, pensé que era la celebración del Mundial de Catar 2022 ante, por ejemplo, la Francia de Mbappé y de Benzema.
Seamos serios: quien les escribe celebró como el que más una hazaña inaudita como la que supuso el 12-1 a Malta allá por 1983. Meter 12 goles, incluso a una débil selección como la maltesa, es enormemente difícil y eso lo sabe quien ha jugado o ha visto mucho fútbol. Lo del 1-0 a Suecia es tan solo, en mi modesta opinión, el deber bien hecho, un trámite cumplido, una obligación, en definitiva.
Lo del 1-0 a Suecia es tan solo, en mi modesta opinión, el deber bien hecho, un trámite cumplido, una obligación, en definitiva
Pero ya estamos escuchando sandeces, en forma de desarrollos de la turra de la Roja, leyendo incluso que Luis Enrique es un genio, una mezcla de Bill Shankly, Arrigo Sacchi y Rinus Michels. El discurso más coherente que escuché tras el partido fue el del propio seleccionador, que confesó “haberse quitado un enorme peso de encima, una mochila de 100 kilos”, tras el pase clasificatorio a Catar 2022, confirmando, por lo tanto, que había conseguido tan solo el objetivo mínimo que se le puede exigir en su cargo.
Pero “la turra” no para y aún le quedarán coletazos esta semana: el “descubridor” de Pedri y de Gavi, el de Eric, el que hizo renacer a Busquets y a Morata, el mejor entrenador de Europa, el genio táctico capaz de manejar un grupo que ríanse ustedes del profeta Moisés o del mismísimo flautista de Hamelín…
“La turra” no para y aún le quedarán coletazos esta semana: el “descubridor” de Pedri y de Gavi, el de Eric, el que hizo renacer a Busquets y a Morata, el mejor entrenador de Europa, el genio táctico capaz de manejar un grupo que ríanse ustedes del profeta Moisés o del mismísimo flautista de Hamelín…
Para añadir sal a la herida, también hemos tenido que aguantar por vía de las redes sociales una turra especial con tuiteros iluminados sobre bots, trols y otras especies ciberno-mitológicas, aplaudidos por palmeros de lujo como el mismísimo Javier Tebas, incansable en su cruzada antiflorentinista en todos los frentes posibles.
En definitiva, dos semanas de torturas psicológicas que se han hecho eternas y que los madridistas hemos tenido que sortear a base de paciencia, ibuprofeno y los buenos partidos del Castilla.
Pero hasta las peores rachas tienen su fin. Por suerte, en un par de días, Ancelotti volverá —toquemos madera— a contar con todos los suyos para preparar lo importante de cara al final de 2021: Granada, Sevilla, Real Sociedad, Atlético de Madrid en liga, más apuntalar ante Sheriff e Inter el pase a los octavos de final de la Copa de Europa. Se vienen 8 partidos a disputar en apenas un mes, lo que nos hará pensar que la turra otoñal que acabamos de sufrir no era más que una terrorífica pesadilla digna de los relatos de Sheridan Le Fanu.
Fotografías Imago.
Jamás pensé tener que agradecerle nunca nada a Luis Enrique, pero mira tú que le empiezo a deber cosas. Para empezar que los kilométricos e incómodos viajes de la selección dejen de machacar a jugadores del Madrid. De eso ya se encargan sus respectivas selecciones nacionales, pero por lo menos no estamos dando de comer a cerdo propio, ¿o era perro ajeno?, bueno no sé.
Por otra parte que toda la prensa, sobre todo la antiespañola, cierre filas con la selección nacional... no sabría decir, tampoco había ocurrido casi nunca.
Pero desde luego que me la traiga al pairo si juegan o no, que me importe un pito a qué hora y ni siquiera qué día es tal o cual partido, eso sí que no tiene precio. ¿Turra dices? Si no tengo que consultar ningún panfleto y los telediarios acaban cuando empieza la información deportiva. Esto sí que es vida.
Me quedo con la “turra” de Gavi, impresionante. Nunca a un futbolista se le valoró tanto por tan poco. El día que marque un gol habrá que cerrar el kiosko.
No vi el partido de la selección de la RFEF. Ni el más mínimo interés.
En su lugar vi un bonito Sanse - Cadete B. Siempre es bueno ir viendo a las nuevas generaciones
Por desgracia para todo aquel que le guste el fútbol estos correveydilespelotillerosensuciahojas-periodistas-creen que con esa manera de-informar-hacen daño al Madrid...pero a quien hacen daño es al fútbol. Todo lo blaugrana para ellos es guaydelparaguay que pena cada vez me gusta menos el fútbol vais a conseguir acabar con el me dais pena.-
Morir no sé, pero van de agonía en agonía .Más que Roja debería llamarse La Morada ya que por su ritmo y cadencia recuerdan los pasos de la Semana Santa.
El lipotimias de tarrasa, el noi de san pedorr y el andamios, ¡ vaya terna !. De ellos , con mucha condescendencia y magananimidad, a duras penas puede decirse que son todos los que están, aunque no están todos los que son ...
"En definitiva, dos semanas de torturas psicológicas que se han hecho eternas y que los madridistas hemos tenido que sortear a base de paciencia, ibuprofeno y los buenos partidos del Castilla. Pero hasta las peores rachas tienen su fin.".
Lo siento, pero la turra no tiene fin, simplemente cambia la cantinela y desde ya empezaremos a manosear nuevos/viejos temas:
-Hazard no tiene sitio y se quiere marchar (ya no es gordo, ni sobrevalorado ni acabado)
-Anceloti tiene a media plantilla descontenta
-Isco es el fichaje
-MBappe no va a venir
-Alves nunca criticó al Barsa ("vaya ostia que les he dado") ni a marca ("Marca es mierda)
-la T4 pide a Raúl (ganó 2 partidos seguidos con el Castilla y conoce muy bien a Xavi)
-El estadio es una ruina
-Vinicius no da la talla en la selección
-Messi quiere este mundial
-Messi pilota d'or
The turra, the turra, etc.