La sentencia que condena al diario As, Alfredo Relaño y el economista Gay de Liébana por un delito contra el derecho al honor del Presidente del Real Madrid Florentino Pérez, constituye una inmejorable noticia para el madridismo, pero en realidad -en un sentido mucho más amplio- también para la decencia y para el periodismo como este debe ser entendido. Al término de este artículo, adjuntamos la sentencia completa.
De entre las numerosas infamias y maledicencias vertidas contra el Real Madrid y su presidente en los últimos años, pocas han resultado más repugnantes, a la par que risibles, que las que han intentado ligar el fichaje de jugadores como James o Chicharito a los negocios de ACS en Colombia o México, respectivamente.
Cuando aún no existía La Galerna, publiqué un artículo en MadridSports. En él no hablaba de As y Relaño, pero sí de otro periodista que se permitió el lujo de sugerir que el trasfondo del fichaje de James eran unas autopistas colombianas. Han sido varios. Digo bien sugerir porque es siempre igual: estos profesionales de la maledicencia no tienen ni siquiera los arrestos de inventar una historia más o menos inverosímil (quizá en el temor de que luego tengan que aportar pruebas), sino que se limitan a deslizar la insinuación como porteras ávidas de chisme, con la particularidad de que sus chismes son leídos o escuchados por miles, a veces cientos de miles de personas. No se molestan ni en inventar una historia. Dejan caer, entrecomillando incluso verbalmente -si ello es posible- la palabra "casualidad", pero no nos explican cómo demonios se supone que la contratación de un futbolista entra en la negociación de obras de infraestructura a veces vitales para el desarrollo de un país. Se limitan a sembrar la duda, que algo quedará.
Pues bien. Gracias a esta sentencia condenatoria de Relaño, van a restar pocas ganas de sembrar, porque ya se sabe que lo que puede quedar es una sanción económica de alguna consideración -se podría discutir si suficiente- como premio a la felonía.
El fallo advierte "intromisión ilegítima en el honor del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez" por querer dar a entender la existencia de "contrataciones de deportistas (...) con criterios sujetos a intereses empresariales que benefician a ACS en perjuicio de los intereses estrictamente deportivos del club". A veces viene bien el lenguaje del derecho, aun con su fama de prosaico y abstruso, para que entendamos bien lo que ciertos periodistas se dedican a hacer. No es que no lo sepamos. Es que estamos (estábamos, podremos ya decir, y esa es la bendición) tan acostumbrados a que lo hagan y a que les salga gratis que la gravedad de sus insidias parece quedar amortiguada. Pero es exactamente lo que dice la sentencia: Relaño (y otros como el citado en mi artículo, que esta vez se ha escapado pero habrá tomado nota) ha publicado contenidos que sugieren que el presidente del Real Madrid ha tomado decisiones conscientemente lesivas para el club para beneficiar la actividad de su empresa. Es una acusación muy grave para quien carece (insistimos) no solo de pruebas sino de una historia plausible que respalde la insinuación.
Florentino Pérez y el propio Real Madrid (que no son lo mismo, pero los ataques injustos al primero desestabilizan injustamente a la entidad) está de enhorabuena porque sus enemigos han recibido un mensaje claro. El periodismo está de enhorabuena porque se pone coto a los desmanes en que, con desarmante ligereza, incurre con frecuencia: se penaliza esa versión de saldo del periodismo. La decencia está de enhorabuena porque han perdido quienes no sabemos si lo son, pero desde luego se conducen con excesiva frecuencia como perfectos miserables.
Llevo desde ayer buscando la noticia en As.com, de momento infructuosamente. Debe de estar muy escondida.
Da gusto leer estas cosas, algo así como pequeños escalofríos de placer, aunque que les hubieran tocado más la cartera hubiera sido mejor; sólo espero que la minuta de las costas sea un pastizal.
No sé cómo van las prescripciones de este tipo de asuntos pero con esta sentencia se podría llevar a los tribunales a un par de docenas de periodistas a la vez dado lo que especularon y manipularon con estos temas. No me jodan que no sería glorioso, todos con la cabecica baja haciendo cola en los juzgados y con la fiambrera del almuerzo hecho por sus madres, ya mayores.
En fin, que se me va la cachola. Es una muy buena noticia.