La ocasión la pintaban calva, nunca mejor dicho como luego verán. El Madrid de Florentino con la destitución de Benítez reconocía un grave error. Durante el largo verano, el club había despedido a un técnico como Ancelotti, cuyo índice de aceptación no era demasiado bajo, y había contratado un técnico cuyos mejores días parecían haber pasado. La decisión, en enero, de cambio de rumbo tenía un coste en la credibilidad de la dirección, aunque más coste suponía no reconocer y enmendar un error. El elegido era Zidane y muchos de los detractores vieron la ocasión perfecta: Florentino estaba dispuesto a sacrificar a un símbolo del madridismo para prolongar su apuesta.
Tocaba en esos momentos poner muy en valor la figura del Zidane mito para responsabilizar posteriormente a Florentino de un seguro fracaso. Florentino no se iba a equivocar simplemente con un entrenador más sino que iba a destrozar por el camino a un mito del madridismo.
Casi un año después, ese proyecto de fracaso ha ganado la Champions y la Supercopa de Europa. Además lleva treinta y cinco partidos invicto (récord histórico) y comanda la Liga con autoridad. Ante lo indiscutible de los resultados toca criticar el estilo. Que el Madrid no juega a nada es trending topic después de cada victoria. Como explicaba Jorgeneo, el laberinto de Zidane en realidad es el laberinto de tantos críticos que no encuentran explicación a su éxito. Durante los últimos ochos meses todos los equipos de Europa están tratando de ganar a ese equipo que no juega a nada, sin embargo nadie se cuestiona a qué juegan esos equipos que no consiguen batir a los de Zidane. Ante la imposibilidad de atacar por lo prosaico toca criticar por lo lírico.
Lo cierto es que debe ser difícil para algunos reconocer el acierto en la elección de Zidane. Es demasiado perfecto como para asumirlo fácilmente. Un mito del club con inmejorable presencia cogió a un equipo a la deriva para hacerlo campeón de todo lo que estuvo en su mano y dotarlo de una resilencia (como decía Fantantonio) que lo hace inasequible al desaliento. El Madrid de Zidane es muchas cosas, pero sobre todo adaptación y competitividad. Adaptación porque sabe acomodar su juego a lo que más daña al contrario o a lo que mejor le conviene en sus circunstancias de cada momento, y competitividad porque nunca deja de luchar y buscar el resultado que necesita. Jugando mejor o peor son muy pocas las veces en las que no consigue el objetivo.
La temporada deparará lo que tenga que deparar, pero las perspectivas son difícilmente mejorables. Zidane tiene enchufada casi al completo a una plantilla de élite. Todos los jugadores se siente útiles o están en vías de sentirlo y persiguen sedientos los mismos objetivos. Ante la ausencia de polémicas reales, el entorno crea problemas artificiales que Zizou sabe torear con la maestría que desprende esa sonrisa que aúna condescendencia y zascas a partes iguales. Es la profecía incumplida de los haters.
Mèrito de Zidane, y no de Florentino.
De nuevo caínismo. Caes en las mismas contradicciones de las que nos quejamos con Zidane. Si fue Florentino el que apostó por Zidane suyo debe de ser el mérito también
Jajaja
Solo basta con escuchar la genial entradilla de cualquier programa de El Radio, de Richard Dees, para comprobar cuánta rabia se deben estar tragado todos aquellos que tanto enfangaron su nombramiento.
Un saludo madridista.