Los castaños, los cerezos, a veces los manzanos y en general los árboles que proveen de frutos, ya sean frescos o secos, no tienen predilección por el Real Madrid y son más propensos a celebrar o provocar los castañazos del conjunto blanco que a jalear con olés sus victorias. Incluso algunos se erigen en policía de los decibelios y afean las muestras de alegría del respetable en el Bernabéu. Es el caso de Juanma Castaño, quien anoche dijo que “Ha habido olés que han molestado a los jugadores del Villarreal”. Hay que agradecerle, al menos, que no soltase ese “han habido” tan común últimamente en los medios de comunicación.
Como bien dice el tuitero @Santillana1971, a quien le he tomado prestado el título de este artículo: “El régimen de terror de la corrupción del fútbol español también nos quiere mudos. La policía de los decibelios hace su presentación en la liga”.
El régimen de terror de la corrupción del fútbol español también nos quiere mudos. La Policía de los decibelios hace su presentación en la líga.
— Santillana1971 (@Santillana1971) December 18, 2023
En el todo mal continuo y eterno que vive el Real Madrid ahora también son censurables los vítores al buen juego. Confieso que esta no la vi venir, pero, visto lo visto, o escuchado lo escuchado, no es descartable que lo próximo sea recriminar a los aficionados que celebren las victorias de los de Ancelotti o incluso los goles a favor, hechos ambos que sin duda también molestan a los jugadores de los equipos contrarios. Llamadme descerebrado, pero puede que incluso les incomode más perder que la afición rival olee a su equipo. Ruego a la RAE que me disculpe por haber añadido otra acepción al verbo olear.
En el todo mal continuo y eterno que vive el Real Madrid ahora también son censurables los vítores al buen juego
Es entendible, no obstante, que Castaño lo pase mal, alguien que se agarra un berrinche del tamaño del que padeció tras la clasificación del Madrid ante la Juventus en la Champions de 2018 y se desahoga en directo como hizo él, no es extraño que sufra viendo jugar como los ángeles al Real Madrid pese a todos los infortunios sufridos, el último de ellos la grave lesión de Alaba.
La impotencia de Juanma y de todo el entramado que hace posible que el Barcelona siga disputando competiciones como si tal cosa tras haber cometido el delito demostrado de abonar millones de euros al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante años es gigantesca. Intuyo que se preguntarán cómo es posible que el Madrid esté ganando y se esté gustando a pesar de la plaga de lesiones que lo asola, a pesar de estar entrenado por un mero gestor, a pesar de una nula planificación deportiva, a pesar de los arbitrajes sufridos, a pesar de tener al frente del VAR a Clos Gómez, a pesar de… no sigo porque alguna vez habrá de concluir este artículo y ustedes tendrán cosas que hacer.
Lo que no admite duda, empero, es que los olés solo chinchan a Juanma y a los rivales si son cantados por la afición madridista
Pero volvamos a la frase de Castaño: “Ha habido olés que han molestado a los jugadores del Villarreal”. De ella se deduce que hay olés que joroban y olés que no, por lo que cabe preguntarse qué hace que un olé fastidie. ¿Perturba más un olé gritado que uno cantado? ¿Acaso influye el tono en el que se modula: irrita más un olé en si séptima mayor que uno en do sostenido menor? ¿Cantarlo una octava más alta es aún peor? ¿Es pecado incluir un olé si se entona una novena o se celebra una volea? ¿Acaso producen molestia por acumulación, es decir, existe un máximo de olés tolerables antes de la pataleta? ¿O es por frecuencia: cuántos olés por minuto se necesitan para traspasar el umbral del incordio? ¿Reside el problema en la acentuación y duele más un ole que un olé? ¿No me llames Dolores, llámame Lola?
Es perentorio que tanto Castaño como los jugadores del Villarreal nos aclaren estas cuestiones de cara a evitar molestias en el futuro. Nada nos preocupa más que volver a tocar las narices a un club que hace gala cada vez que puede de su antimadridismo y alberga a futbolistas como Baena, quien no tiene ningún problema ético en utilizar las tretas más abyectas y miserables para atacar a los compañeros de profesión.
Lo que no admite duda, empero, es que los olés solo chinchan a Juanma y a los rivales si son cantados por la afición madridista. Cuando los seguidores cerámicos los entonaron en la victoria submarina contra el Madrid de primeros de año no hubo problema alguno. Es probable que hasta los medios los viesen con buenos ojos y los escuchasen con buenos oídos: estaba venciendo al pérfido Madrid un modesto que simplemente está respaldado por alguien que tan solo preside Pamesa y apenas tiene el 9 % de las acciones de Mercadona.
La policía de los decibelios tiene un problema con los olés del público del Bernabéu. ¿Cuál es mi modesta solución para solventarlo? Que se compre tapones para los oídos.
Y olé.
Getty Images.
Lo siguiente es expulsar a jugadores del Madrid por el mero hecho de marcar un gol. O por sacar de centro, ya puestos.
Policía de decibelios, Juanma Castaño. Policía de ánimo a la grada, el árbitro del partido, que se lo recriminó a Bellingam.
La desfachatez no tiene límites.
...A pesar de la diferente actitud de rivales como el Villarreal, la Real Sociedad, el Valencia, el Sevilla , etc cuando se enfrentan al Palancona. Nada que ver con la intensidad,marrullerías y mala leche que muestran contra el Madrid.
Confieso que desde hace mucho años no me produce la menor alegría que cualquier equipo español venza en sus compromisos internacionales. Excepción hecha de Rayito, Getafe , Espanyol y Athletic de Bilbao.
Villarreal, Sevilla, Valencia, Ocholona y Patético encabezan la lista de rivales más detestados en mi ranking particular.
¡Qué se chinchen!
El artículo se califica por sí solo con un ¡oooolé!
No olvidemos que Juanma Castaño calificó de escándalo el penalti pitado al Madrid en champions contra la Juve a poco de acabar el partido y que puso el 1-3 en el Bernabéu ante una Juve que había igualado el 0-3 de la ida, es verdad que escándalo puede hacer referencia a algo general pero todos sabemos que se refería a que era un escándalo que pitara ese penalti el árbitro cuando en verdad si lo ves repetido a cámara lenta te das cuenta de que le hace dos penaltis a la vez, uno empujando le y el otro pegándole una patada en el pecho y en ningún momento toca el balón.
De hecho tuvo un enganchón con Isco con esas palabras de escándalo comparándolas con lo que dijo después del arbitraje del farsa psg de la "famosa" remontada culer.
Yo después de ver la tarjeta amarilla que le saco el impresentable del colegiado a Jude Bellingham
cuando durante 10 metros el jugador del Villareal no le soltaba de la camiseta, ! ya me espero cualquier cosa !
Magistral artículo
Ahora deberemos pedir perdón por celebrar
Aparte, como no está vini, pues intentar desestabilizar a Jude
Que país, por Dios