La Navidá es culé

Buenos días, niños. La Navidad impulsa en nuestras almas la glucosa en plan patapum pa’arriba, como diría el inefable Javier Clemente que hace pocos días se pasó por aquí (Javier Clemente sería el Grinch de esta Navidad galernauta con el permiso de Ómicrom, que a su vez tiene nombre de tardofichaje de Bartomeu, un lateral derecho fichado del Corinthians por 25 millones de los que ya no quedan ni para pipas cuando tres meses después sale gratis al Betis, Sebastião Clever Ómicrom Da Silva).

La Navidad, decimos, es propicia para el alarde sentimentaloide justificado o no, y a fe nuestra que el acaramelamiento de la portada de Mundo Deportivo de hoy está justificadísimo. La Navidad es culé y esta foto lo prueba. La Navidad es para los niños y de los sueños, y si está permitido soñar con unos niños que están a 18 puntos del líder ha de ser, queridos niños, porque todos los días es o debería ser Navidad, y todos los días habría que soñar, existan o no razones para hacerlo.

Hoy desde luego lo es (Navidad), es día de Nochebuena pese a Clemente y pese al Ómicrom, y así rielan al viento los jerseys con motivos navideños de los baby boomers culés, a saber, de izquierda a derecha Eric, Pedri, Gavi, Ansu y Nico. Son la generación más prometedora de la Masía no porque sea la que hay, ni porque haya que loarla solo para perpetuar el reclamo de la rivalidad con el Madrid aunque estén 18 puntos por debajo, no, sino porque objetivamente son extraordinarios. ¿No veis lo que dice la prensa cataculé (y la no cataculé) un día sí y al otro también? Que son extraordinarios, ¿no? Pues si lo dicen será porque lo son. ¿Qué otra explicación podría haber?

Eric García, flamante central de la selección española de Luis Enrique, fui sustituido por Lenglet (¡por Lenglet!) o por Umtiti (¡por Umtiti!) en cuanto Xavi entró por la puerta, pero nadie puede negar que sea buena persona con esa cara de aprendiz de mayordomo de Downtown Abbey que se gasta, ni que no ponga atención en lo que cuenta el Sport del día anterior que también hablaba (oh, sorpresa) de los mismos niños, sólo que con otro titular. Pedri pone cara de muchísima atención también, con un punto de desvalidez muy navideña asimismo, muy Oliver Twist, como si el recuerdo aciago de una gélida tarde de invierno mesetario (no hay Navidad sin nieve) le reconcomiera el flequillo de McFly. Aquella tarde de aquel invierno congelador en que el Real Madrid, perenne Mr. Scrooge de nula solidaridad con sus semejantes, le dijo a Pedri que no contaba con él.

No sabemos si habéis oído ya esta historia. Nos extrañaría porque Pedri no la ha contado apenas en los medios. Casi tan pocas veces como el jugador del Cádiz Iván Alejo ha contado en todas las redacciones del orbe que Casemiro pudo haberle hecho mucha pupita en el mismo partido en el que le birlaron al Madrid dos o tres (discutible) penaltis de los que no habla nadie, en cambio. Casemiro es otro Scrooge de manual en esta Navidad de niños permanentemente desdichados, criaturitas que pasan frío en los inhóspitos y brumosos arrabales florentineros, y cuyas almas no encuentran la paz hasta que encuentran su destino culer de guirnalda y villancico jubiloso. Las muñecas de Famosa se dirigen al portal, y Ansu Fati en el pesebre sonríe porque está alegre.

Si el ejemplo de Pedri es paradigmático en ese sentido, qué decir del de Gavi. Por si el frío y los sabañones del pobre Pedri en la intemperie de Valdebebas aún no os habían compungido suficientemente, la prensa cataculé se ocupó ayer de proporcionarnos una información que excitará de manera definitiva vuestro instinto maternal. Llorad con nosotros, amigos, porque es ciertamente conmovedor: Gavi no sabe hacerse los cordones de las botas.

Menos mal que la prensa cataculé sabe que escribe para gente con sensibilidad, amics. Solo a base de tener mucha, pero que mucha sensibilidad se puede comprender que el no saber atarse los cordones es algo digno de encomio, una razón más para el elogio a esta generación de sucesivos Balones de Oro en potencia que ha dado el bancal de La Masía. Si no fuéramos gente con sensibilidad, gente repleta hasta las francas de espíritu navideño, habríamos respondido pedestremente que teniendo como sin duda tiene Gavi pelos en los huevos ya va siendo hora de que aprenda a atarse las botas. Menos mal que somos gente sensible y vemos en esta ingenua, tierna inutilidad supina no una manifestación incontestable de palurdez, como verían las almas arteras, sino la señal de... de... (¿de qué exactamente?) ... de algo que en todo caso la prensa cataculé quiere vendernos como positivo.

Si fuéramos gente sin sensibilidad, cosa que afortunadamente no somos, en lugar de fijarnos en estos niños que son ejemplares porque pasan frío y no saben ni atarse las botas, nos fijaríamos en los niños del Madrid de baloncesto, que son tan centralistas y pobres de espíritu que sólo saben ganar al CSKA cuando media plantilla está con Covid y nadie, absolutamente nadie da un duro por ellos. Pero gracias a Dios somos gente con valors y nada de eso nos impacta ni emociona, y lloramos un poquito cuando pensamos en Eric García protagonizando en twitter hilos interminables que nos explican por qué es Garcibauer, en Pedri mesándose las manos y estornudando en una agria tarde de bajocero y rechazo, en Gavi haciéndose la picha un lío con los cordones, la lengua bien pegada por dentro al paladar y el intento de lazada otra vez muriendo en eso, en el intento, mirad qué rico. Hasta para eso tiene que haber tutoriales en YouTube, chaval, que seguro que ya has roto a hacer el amor y andas aún en pañales en esta otra materia, le recriminaría alguien sin valors -no nosotros, por supuesto- al prometedor (hasta cierto punto) mediocampista blaugrana.

Por lo demás, os deseamos una muy Feliz Navidad y os dejamos con el resto de portadas del día.