El Madrid de Laso llegó exhausto al último partido de la final por la presión del destino y por los errores humanos que de forma infalible lo acompañan; aunque, después de sopesarlo, no creo que estos hayan tenido peso determinante en el desenlace. Más bien, se han impuesto la desgracia de las lesiones, la impotencia ante el desgaste de una temporada agotadora. Porque aún en la adversidad hiriente, incluso en los momentos de desesperanza opresiva, este equipo ha respondido a la llamada de su obligación, del compromiso que exige este club, de un compromiso íntimo con su estela, tan exitosa y brillante como demoledora.
Demoledora porque los esfuerzos se han superpuesto en esta temporada sin medida, como a Hércules los trabajos, como a Sísifo, cuya piedra se ha manifestado en daños físicos, en punzadas dolorosas por el abandono de jugadores hacia otra liga con más dinero. Cuando el equipo parecía recomponerse, la desgracia derribó su puerta, tantas veces como para desestructurar un conjunto que funcionó con la sincronía de las órbitas celestes, con el aliento intrínseco de un grupo unido durante más de un decenio ante los vaivenes del devenir.
Aún en la adversidad hiriente, incluso en los momentos de desesperanza opresiva, este equipo ha respondido a la llamada de su obligación, del compromiso que exige este club, de un compromiso íntimo con su estela, tan exitosa y brillante como demoledora
Tanto esfuerzo sin dimensión, la última célula estrujada, suponía un desgaste absoluto, sin privilegios para la oxigenación, que clamaba su cita, el cumplimiento de la bioquímica para que las baterías se cargaran de nuevo. Pero no había tiempo: era el Real Madrid, omnipresente en todas las competiciones, favorito en cualquier encuentro, forzado a la exigencia por un entorno feroz.
Tiene un mérito sorprendente, ciclópeo que el Real Madrid de Pablo Laso se haya mantenido en pie toda la temporada. Por desgracia, también era de una lógica irreversible que lo perdiera en el último tramo, cuando Deck partió a hacer las américas y Thompkins dobló su rodilla hasta hincarla en una mesa de quirófano. Cuando nos quedamos sin directores: Laprovittola, lesionado, y Llull, renqueante. Cuando el jugador más completo que ha parido el baloncesto español, Rudy Fernández, perdiera su brújula por primera vez en su carrera. Era de una lógica inmutable que se desmenuzara, que las mentes se negaran a pensar, a exigir otro trabajo a unos cuerpos que ya no podían más, a un cerebro que no atendía los encargos.
Tiene un mérito sorprendente, ciclópeo que el Real Madrid de Pablo Laso se haya mantenido en pie toda la temporada. Por desgracia, también era de una lógica irreversible que lo perdiera en el último tramo, cuando Deck partió a hacer las américas y Thompkins dobló su rodilla hasta hincarla en una mesa de quirófano
Bien mirado, es la mejor temporada del equipo de Laso. En ninguna superó tantas barreras, se recompuso tantas veces, se reinventó sin cesar. Jamás dispuso de tan pocas armas, se vio obligado a una estrategia tan cambiante; hasta tuvo que reclutar a los más jóvenes para encargos que quedan muy lejos de su capacidad. Los muchachos cumplieron, demostraron por qué son camadas dignas de este club. Pero las batallas eran desiguales.
En estas condiciones, estar a menos de un minuto de clasificarse para la Fase Final de la Euroliga y eliminar al que fuera campeón; y llegar a la final de la Liga tras haber sido el primero en la fase que llaman regular, me parece un ejercicio de matrícula de honor “cum laude”. Porque la historia pesa, pero no juega. Exige sin ayudar. Y la merma ha sido de tal calibre que configuraría un equipo tan bueno —decir “mejor” me parecería faltar al respeto a quienes han dado más de lo que no tenían— como el que ha ido quedando por el infortunio repetido, el mayor que uno haya visto en un equipo de baloncesto.
La vida de los organismos es limitada. No tenemos ninguna opción de revertir los procesos que dan lugar al deterioro de la vida. El equipo de Laso se diluye como se apagó el de Di Stéfano, el Madrid yé-yé, el de Emiliano y Sevillano, el de Luyk y Brabender, el de Martín y Corbalán, la Quinta del Buitre, el de Raúl y el de Zidane. Seguro que me dejo alguno por el camino, y, desde luego, muchísimos jugadores que merecieron mayor gloria y mejor vida. El Madrid de Laso se extingue en su versión ya clásica, la primera, a la que nunca encontraremos un igual, porque ninguno es como el primer amor.
Y nos quedarán para siempre el recuerdo mudo, las palabras escritas, las historias contadas.
Fotografías Imago.
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Suscribo todo el comentario de Joe, pero soy pesimista para el futuro. Nos hemos convertido en un club brasileño de fútbol: Exportador neto de talentos. En cuanto sale una promesa, nos la quitarán los de la NBA. En su día, tuvimos a Doncic unas temporadas, pero ¿qué pasará con Garuba? Y detrás de Garuba vendrá Vukcevic. Hay mimbres de sobra para una reconstrucción, lo que no hay es tiempo.
Abrazos madridistas.
Que nos quiten lo bailao. Aunque algunos, como JonathanTR, no han bailao nunca ocupados como estaban durante años en detectar los signos de decadencia para al final, cubiertos de canas, poder decir: os lo dije.
Ese que tu mencionas tiene de madridista lo que yo de fallera mayor.
Llámame ingenuo si quieres. Conozco muchos madridistas así, del sector amargado.
Real Madrid de BA - LON - CES - TO.
Completamente de acuerdo. Es el año en el que tenemos que tener la cabeza más alta todos los madridistas. En febrero nadie daba un duro por el equipo y ahí han estado, en todos los frentes y con una actitud para no dejar de aplaudirles ni un segundo.
La temporada del Real Madrid ha sido un fracaso porque solo han ganado el menor de los títulos posibles y en el Madrid eso es sinónimo de fracaso, pero matizo. Hemos de perder el miedo a la palabra fracaso. Para mi fracasar es no conseguir tus objetivos pero eso no implica que te tengas que flagelar por ello ni destruirlo todo. El Madrid no ha conseguido sus objetivos (fracaso) pero ha luchado con valor y gallardía en una temporada donde todas las circunstancias han estado en su contra y pese a ello ha estado ahí, en lo que vulgarmente definiríamos como 'la pomada'. Bien por los chicos y bien por Pablo Laso, que espero que siga de entrenador en nuestro equipo por lo menos durante otros diez años.
Y esto directamente para el bueno de Llorente: el Real Madrid de la temporada 90-91 con él al mando fracasó, pero luchó con todo lo que pudo en otra temporada con las circunstancias en contra: plantilla corta, apenas un base y con la ayuda puntual de los pipiolines Santos y Aisa, americanos inexpertos (Herrera y Roberts), cambio de entrenador (Pinedo por Brabender), escaso público apoyando (ver las gradas en varios partidos de la Copa Korac daba real pena), infarto de Ignacio Pinedo en la final de la Korac. A pesar de todo eso el equipo se plantó en el Pianella de Cantú con Jareño al mando y bordó el baloncesto en una primera parte donde desarbolaba al Clear con el mejor Joe Llorente que recuerdo. Desafortunadamente salió el mejor Pace Mannion para fastidiarnos la final con derrota en la prórroga. El Madrid no solo vive de victorias sino también de gestas y aventuras como aquellas que los buenos aficionados jamás olvidaremos.
Esperaba el artículo de José Luis Llorente. Sin poder decir que me ha decepcionado, reconozco que esperaba más. Coincido en cuanto al fondo de lo escrito , pero las formas dejan un tanto que desear; especialmente cuando las expectativas son tan altas debido a lo que nos ha acostumbrado el autor con sus brillantes textos.
Esta temporada he tomado una decisión creo, tal como soy, irreversible. He visto lo arraigado que está the Tinglao y he dejado de ver los partidos en directo del Real Madrid. El punto de inflexión, en relación al balompié, fue la "pamplonada" ejecutada por tebas, gárgamel. velasco carballo y demás esbirros trompeteros de la mejor prensa deportiva del mundo - ¡ ayyys que me desgüevo ! -. En baloncesto, abandoné faltando algo menos de medio cuarto para la conclusión del último partido que disputó el Real Madrid en el Palacio contra el farça. El antimadridismo pro culer ha llegado a un extremo tal que, por higiene mental, desisto y me quito. Todo lo que ha sucedido esta temporada no ha sido fortuito. Para nada, piensen mal y se quedarán cortos. Aunque no renuncio a mi activismo anarcomadridista y continuaré siendo un incordio para el nazional-culerisme. "Ressistència madridista anticuler".
"En baloncesto, abandoné faltando algo menos de medio tiempo del primer cuarto para la conclusión del último partido que disputó el Real Madrid en el Palacio contra el farça". Estaba ganando en ese momento 14-8 el Real Madrid. Pero, viendo a los prevaricadores trencillas me reafirmé en que todo estaba atado y bien atado. Tras el tiro libre anotado por Tavares, apagué la "tablet". La única respuesta madridista posible es el boicot.
Floquet de neu, no discrepo de tu opinión, para eso es tan tuya como subjetiva. Pero con lo del "faltando algo menos de medio tiempo del primer cuarto para la conclusión del último partido"...te has lucido. Ya que hablamos de las formas...De buen rollito, claro.
Lo del baloncesto y los arbitros a mi me pasó hace muchos más añós, entonces un tal Arvidas Sabonis, que estaba media cojo y le sobraba calidad y clase para regalar a toda la liga tenía el problema de ser demasiado bueno, los árbitros lo machacaron desde que llegó, ya en el forum lo trataron mal. Lo de los últimos años, incluida la jugada de Randolph es una de tantas putadas que hacen esos señores que dicen ser arbitros pero quieren ser juez y jugador a la vez. En los años que tu equipo es muy superior se aguanta, cuando encimaya tienes problemas o estás igualado se nota más su influencia. Gracias a señores como Antonio Martin por ayudar a que la ACB sea una competición limpia para su eterno rival. Con Madridistas como Antonio Martin, Del Bosque o Casillas el Real Madrid no necesita antimadridistas.
Buen artículo.
Joe siempre está fino.
En 3 años el equipo de baloncesto será prácticamente nuevo. Los pilares están desgastados o se tienen que retirar. Encontrar jugadores como éstos, no va a ser fácil. No por calidad, si no por compromiso. Ese plus es el que te hace campeón.
Pablo Laso es un tipo ambicioso en lo deportivo. Es algo más que un buen entrenador para el Real Madrid. Realmente pocos pueden saber si no está quemado y sigue teniendo la misma energía y frescura mental como para estar al frente de la nave blanca. Creo que sí. Lo que también espero, una vez confirmado el fichaje de Williams Goss, es el fichaje de Yabusel (Asvel), que se haga oficial lo de Heurtel y, sería la guinda del pastel, la permanencia de Usman Garuba en el equipo. También a mí me molesta y perturba ese madridismo que anida en los dirigentes, la prensa, los árbitros y, en definitiva, el entorno ACB. Es algo que supera la legítima aspiración deportiva de ganar al mejor. Es una confabulación. Un ejemplo claro es el de las enormes trabas que ponen los clubs ACB a la hora de que alguien deje un equipo para recalar en el Madrid, Todo lo contrario que sucede si el destino es el Farsalona.