– La paciencia tiene un límite. La tuya, ¿hasta cuándo?
– No hay que pensar eso. Ya he demostrado mucha ansiedad aquí antes de irme. He madurado. Hay que estar tranquilo y cuando el míster te dé la opción de jugar, entrar al campo y darlo todo por mí, por los compañeros y por la afición.
Este es un pequeño extracto del acoso que tuvo que sufrir Álvaro Morata el pasado domingo tras su gol ante el Athletic de Bilbao. El futbolista del Real Madrid salió a zona mixta y tuvo que soportar que, durante exactamente tres minutos y cincuenta y cuatro segundos, todas las preguntas girasen en torno a su suplencia, las decisiones de Zidane y el futuro a medio plazo si no termina de ser titular indiscutible en el club blanco. No le preguntaron por el partido, tampoco por el rival. Ni siquiera intentaron saber la opinión del delantero por el mal encuentro de Cristiano Ronaldo o la desconexión que sufrió el propio Madrid durante casi una hora. Sólo buscaron el morbo.
Tres minutos y cincuenta y cuatro segundos. Una carrera universitaria para acabar, micrófono en mano, asaltando a un jugador con la única intención de rascar el titular más incendiario posible. Buitres con aspecto de ciudadanos y ese gesto aparentemente sano con el que esconden, o al menos lo intentan, la enorme miseria en la que se ha convertido el periodismo deportivo. Les da igual el fondo y las formas. También les importa poco el protagonista. Hay que pisar. Pisar para obtener la palmadita en la espalda. Pisar para ser el primero en decir que este o aquel dijo esto o aquello. Y que esto o aquello va a traer cola. Un ‘Sálvame’ balompédico insostenible con el que, además, pretenden darse lecciones entre ellos y al resto.
Lo bueno de la historia es que Álvaro Morata mostró una madurez importante. Desnudó la penuria moral de varios de los allí presentes con respuestas transparentes y fáciles. Declaró su amor por el Real Madrid, repitió en varias ocasiones el respeto que le produce la figura del entrenador y dejó claro que sí, que quiere jugar, pero que lo importante es el equipo y que las decisiones de Zidane van a misa. No quiere volver a ese pasado en el que escupía ansiedad y se le notaba dentro y fuera del campo. Ya no es el joven inquieto que lanzaba dardos en zona mixta o bajaba la cabeza cuando recibía el balón. Se ha convertido en un hombre de club y un futbolista importante.
Fernando Burgos y compañía se fueron de allí como llegaron: sin nada. Nada de nada. Desnudos, oliendo a fracaso. Pero no a fracaso por no conseguir el titular deseado, sino por pisar un oficio otrora admirado por muchos. Es una pena que todo el gremio tenga que pagar por los delirios de un amplio sector. El domingo buscaron carnaza, pero Morata, con el escudo en cada verbo, no abrió la carnicería. Ganó en el campo y nos ganó fuera de él. Le bastaron un gol y tres minutos y cincuenta y cuatro segundos.
Parece que alguien le ha abierto los ojos a Morata en cuanto al "jueguecito" de la prensa y cómo le utilizan de ariete para malmeter y cizañar contra el club. Hoy, los periodistas han vuelto a exigir, porque esa es la palabra, exigir, la titularidad de Morata en detrimento de Benzema o "del que sea" en otra tertulia de radiomarca. Lo más curioso del caso es que la exigencia de quién debe de jugar de titular en el RM no se hace con ningún otro equipo. Ninguno de esta legión de periodistas y programas cuestiona las decisiones del Cholo "lo que decida el Cholo" y sin embargo, sí con las de Zidane, o mejor dicho, las del RM. Otra muestra más del sempiterno doblerasero contra el RM.
En el campo está el rival a batir, el enemigo anida en los medios.
Entro en esta web, y otro día sin la gran noticia que espero como agua de mayo, que es ésta : EL REAL MADRID A PARTIR DE HOY VETA A TODA LA PRENSA DEPORTIVA ESPAÑOLA POR MALA PRAXIS DEONTOLOGICA A SUS INSTALACIONES, y la segunda noticia que espero día sí y día también es ésta: SE CREA LA GRAN SUPERLIGA EUROPEA