La grandeza del fuerte

Aunque a ráfagas, el torbellino atacante reapareció, introduciendo la imprescindible variante de añadir a los centros por alto balones rasos al desmarque por dentro, deparando quizá el primer partido donde la parroquia no se fue al descanso con un nudo en alguna parte. Pero la segunda resultó todavía mejor, con el mismo rondo al primer toque por todo el campo que desarbolaba a rivales grandes y pequeños hasta el pasado septiembre, cuando las cosas empezaron a torcerse.

Con el pequeño lunar de una pérdida que pudo ser gol, Casemiro hizo quizá el mejor partido de la temporada, imperial en el corte y excelente al ataque. Qué gran jugador, y cuánto margen de mejora tiene alguien tan fornido cuando la inteligencia acompaña, como en su caso. El Bernabéu se hartó también de aplaudir a Nacho, viva imagen de quien sabe hacerlo todo sin rozar jamás la autocomplacencia, y lo mismo salva que marca. También respiró con alivio la parroquia viendo a Cristiano marcar en dos acciones excelentes, la segunda colmada de bravura.

Pero la noticia de las noticias es que el centauro galés ha vuelto, con su gama de pases, regates y remates. Si no me equivoco, todas sus acciones del primer tiempo –incluyendo el corte a un potencial contraataque del Depor– fueron acertadas, y cuando parecía imposible mejorar su misil a la escuadra, el cabezazo de córner revivió un lance patéticamente omitido los últimos meses. Valdrá la pena medir su porcentaje de goles y asistencias por minuto jugado, porque bien podría rondar récords.

Seguro que el PSG ha tomado nota.