La Galerna en color

El día en que le conocí, Paco Gento me contó historias de un fútbol del Far West cuyo recuerdo ahora me hace llorar, aunque para ser sincero esto yo ya lo traía llorado de casa.

Todo era muy cinematográfico. No se descarta que Paco Gento, que estaba hecho de la materia del mito, parara diligencias como John Wayne. Era carne viva de celuloide, y a la vez era tu tío que se tomaba la cerveza en el bar de siempre. Para ver sus propios goles, en su época de jugador, D. Paco tenía que meterse en el cine. Cuentan que entraba en la sala camuflado para evitar a los curiosos. El NODO le servía sus propias hazañas y luego ya, dependiendo de si la película le apetecía mucho o no, se quedaba para el resto de la proyección o se iba a cenar con D. Alfredo o D. Pepe.

Para ver sus propios goles, en su época de jugador, D. Paco tenía que meterse en el cine. El NODO le servía sus propias hazañas y luego ya, dependiendo de si la película le apetecía mucho o no, se quedaba para el resto de la proyección o se iba a cenar con D. Alfredo o D. Pepe

Me acuerdo de ese primer encuentro, propiciado por su maravilloso hijo Paco Jr. y organizado por Hechi, con el corazón encogido por la pena, pero sobre todo por la gratitud. Unos locos habían montado una web, fuera lo que fuera eso, y la habían llamado La Galerna en homenaje a él. Otro habría demandado derechos legales por el uso del hombre, y él no dejó ni que le pagáramos la cerveza. En la progresiva relajación de ese rictus algo severo que calzaba D. Paco está cifrado el éxito de mi vida. La entrevista acabó en un ambiente de complicidad, y eso fue como caerle bien a Aquiles o al Cid. Nos dijo que íbamos a ganar la Undécima. Pero ¿este año? “Este año”, repuso, con la sonrisa más preclara que he visto. Era la profecía más audaz del mundo porque el equipo iba fatal. Siempre es una profecía audaz vaticinar que el Madrid va a ganar la Champions y por eso la suele ganar. D. Paco lo sabía. D. Paco lo sabía todo.

Cuando volvimos a verle, la Undécima estaba un poco más cerca. Era la cena de La Galerna con la presencia de La Galerna, y la Final de Milán se jugaba en dos días. Insistió en que ganaríamos, y nos contó lo de aquellas señoras del norte que desde la primera fila de la grada le impedían tirar los córners enganchándole de la camiseta con sus paraguas. De esa cena salió todo el mundo hechizado, como saldrían también de la siguiente, aquella cena en que Alberto Cosín corrigió a D. Paco respecto el orden de los goles en aquel partido frente a (pongamos) el Rapid. No, D. Paco, el primero fue de Puskas y el segundo suyo. Alberto se había quedado toda la vida en el mismo NODO por el que D. Paco estuvo solo de paso, y por eso se sabía los goles del cántabro mejor que él.

Nos dijo que íbamos a ganar la Undécima. Siempre es una profecía audaz vaticinar que el Madrid va a ganar la Champions y por eso la suele ganar. D. Paco lo sabía. D. Paco lo sabía todo

Y eso, ahora, es lo que nos pasa a todos. Que D. Paco pasó y los demás nos hemos quedado permanentemente enganchados al metraje de su vida. Recuerdo que una vez le preguntamos por eso de las Copas en blanco y negro. Voy a parafrasear su respuesta: “Y los que dicen eso y ven sus propias fotos de la misma época, ¿no las ven también en blanco y negro?”

Yo, desde luego, hoy, veo mi vida en blanco y negro, como aquellas Copas de Europa que nos conforman hasta a quienes no las vivimos, mientras que veo a D. Paco más en color que nunca, corriendo la banda desbocado en busca de su Madrid. Al fin y al cabo, sigue siendo el único capaz de darle alcance.

Getty Images.