La foto de Raúl y Stoichkov que debió ser

A mí, como a un simpático lector de La Galerna que se manifestó en este sentido, me habría gustado que a Raúl le hubiera sobrevenido una gripe cuando tuvo que ir a recibir a la expedición blaugrana en su papel de embajador de la LFP en Nueva York. Resulta que no le sobrevino, que Raúl se empeña en ejercer ese nuevo cargo con la misma profesionalidad que le hacía ser el último en marcharse de cada entrenamiento con el Madrid y que (asumo) entre las obligaciones ineludibles de su nueva profesión se encontraba el acudir a ese acto. Por ahí, nos divierta o no el verle codearse con esa gente, hay poco que objetar.

El tema está más bien y más concretamente en lo de Stoichkov, como oportunamente señalaba Ramón Álvarez de Mon cuando opinó sobre el tema. Acabo de hacer una asunción favorable a Raúl (que no tenía más remedio que ir al acto) y ahora voy a hacer otra no favorable al 7: es altamente improbable que Raúl no supiese, antes de abrazarse con él, que Stoichkov ha insultado al Real Madrid como si no hubiera un mañana y de las formas más burdas durante toda su vida, aunque de manera especialmente sarnosa y grosera durante (digamos) el último año. Puedo estar asumiendo mal. Puede que Raúl, nuevo en Twitter, no llegara a ver las fotos porcinas con camisetas merengues con que el búlgaro deleita a sus seguidores en las redes sociales. Pero me cuesta creer que no supiera nada de esta y de otras salidas de tono de quien fuera tan excelente jugador como execrable persona y deportista.

Dicho esto, ¿debería Raúl haberle negado el saludo (o la foto) a Stoichkov? Aunque comprendo y comparto el descontento que esa foto crea en gran parte del madridismo, creo que es importante prestar atención a la proporcionalidad de nuestras acciones. Negar el saludo a alguien me parece un acto de desprecio que casi siempre denigra más a quien niega dicho saludo que a quien no lo recibe. Negar el saludo a alguien es un acto de hostilidad que debe reservarse para encuentros con personas que han hecho cosas objetivamente graves. Si le niegas la mano a Stoichkov, ¿qué reservas para cuando te la tienda un terrorista o un asesino en serie?

Me atrevo entonces a decir que Raúl (si no tenía más remedio) hizo bien en acudir al acto del Barça, e incluso que hizo bien en no retirar la mano ni salirse de la foto con el búlgaro. Ahora bien: hay fotos y fotos, y me gustaría decir cómo entiendo yo que debiera haber sido el saludo entre Raúl y Stoichkov para que el madridismo (o parte de él) no anduviera ahora mosqueado con Raúl. Me atrevo a decir, sí, cómo debería haber sido esa foto en lugar de ser la que fue.

Hay formas y formas de saludar. Por ejemplo, se puede aceptar un intento de abrazo o rehusarlo con un discreto escorzo y una mano extendida que circunscriba a otras personas y a entornos reggaetonianos el pretendido "pechito con pechito". Luego, puede uno retirar con suavidad la mano que amigablemente le pellizca el moflete. Y finalmente, sin soltar en ningún momento la mano de la persona que nos desagrada (es más, apretándola con todas nuestras fuerzas), podemos utilizar el dedo índice de la mano que queda libre para usarlo de manera admonitoria, apuntando con él el rostro de nuestro interlocutor mientras por la boca, que dibuja el rictus más serio de los imaginables, soltamos todo lo que nos sintamos obligados a soltar, bordeando si es preciso, aunque sin superarlas, las líneas del decoro y el protocolo. Esa es la foto de Raúl y Stoichkov que a mí me hubiese gustado ver. Las cámaras lo hubieran agradecido, un eventual micrófono ambiente también y el madridismo no digamos.

¿Podría alguien haber reprochado esta foto a Raúl? Ni podrían ni lo habrían hecho. Hasta el barcelonismo más montaraz conoce la impresentable beligerancia de Stoichkov contra el Madrid, y habrían entendido que Raúl, aparte de asumir como un caballero el papel que en ese momento le tocaba asumir, aprovechara para afear su actitud al búlgaro. El madridismo, por su parte, habría visto compensado con creces, a través de ese gesto de Raúl, el disgusto de verle tragarse ese sapo.

Dicho esto, creo honestamente que debemos tomarnos las cosas con más calma. Estrechar la mano de alguien o posar con ese alguien en una foto (incluso aunque no se parezca en nada a la foto que debió haber sido y sí a la foto que fue) no implica aprobar todos sus comportamientos ni revela nuestra opinión sobre el compañero de posado. Raúl pudo ser más creativo (o más valiente, o más madridista) en su modo de gestionar el asunto, pero el posible borrón no elimina (en todo caso, enturbia levemente) su condición mítica en el club. Así al menos lo veo yo. Tan extremistas me parecen quienes a raíz de esto lo borran del mapa de sus héroes como quienes se escudan en las hazañas pretéritas de Raúl para negarnos la opción de debatir sobre un gesto que ha sido comprensiblemente polémico. Lo cierto, se pongan como se pongan los radicales (y cuidado con el término, Raul, que lo carga el diablo más radical), es que ni la condición legendaria de Raúl le brinda carta blanca para hacer lo que quiera sin que el madridismo pueda discutírselo, ni la noche de marras alcanza a poner en cuestión dicha condición legendaria.

Seguro que pudiste hacerlo mejor, Raúl. Aprende de ello y sigue recibiendo el afecto del madridismo sin que nada lo turbe.