Las claves de la Liga 34 del Real Madrid gravitan en torno a Zinedine Zidane
Cuando se gana una Liga, la explicación siempre es multifactorial. Siempre es algo coral. Hay que tener una buena plantilla. Pero esos jugadores deben dar su verdadero nivel. Para ello, necesitan un buen entrenador en el que además crean. Ese buen entrenador nada podrá hacer sin unos buenos jugadores a los que hacer campeones, o capaces de hacerle campeón a él. Si tu delantero marca goles pero tu portero no los para, no hay Liga. Y al revés, tampoco. Un buen entrenador, unos buenos jugadores y una buena química entre ellos es una fórmula segura para tener éxito. Y, en estos casos, es difícil e injusto personalizar el triunfo en un solo nombre y apellidos. Bien lo merecería cualquiera de la columna vertebral del equipo, sea Courtois, Ramos, Casemiro o especialmente Benzema. Por qué no, también Varane o Kroos. O todos esos jugadores que, con un papel más secundario, fueron muy importantes en tramos de la temporada, como Mendy, Marcelo, Carvajal, Valverde, Modric, Vinícius, Rodrygo. Pero si hay que dar un nombre, sólo uno, es el de Zinedine Zidane. Dentro de ese mérito compartido por muchos y ese cúmulo de factores que ahora intentaremos desgranar, la 34ª es la Liga de Zidane. Otra vez.
ZIDANE, EL RESTAURADOR
En primer lugar, es la segunda vez que Zizou coge a un equipo en estado terminal y no sólo lo reanima, sino que lo eleva a las cotas más altas. En la primera ocasión, hizo historia con él ganando tres Champions seguidas y una Liga, entre otros títulos. Y esta vez, aun sin un sustituto para Cristiano (todos los esfuerzos del club van encaminados a fichar a Mbappé en 2021) y en plena etapa de transición también porque se está rejuveneciendo progresivamente una plantilla tan inmortal en los libros como perecedera en la vida real, lo ha hecho campeón de Liga. No puede ser casualidad esa destreza, o magia, de Zidane para voltear dinámicas tan negativas. Lo ha hecho dos veces seguidas. Y eso que hubo quien, cuando el equipo se arrastraba tras su segundo advenimiento, en una temporada ya insalvable, dijo que había dilapidado su crédito. Juicios ligeros de opinadores apresurados. Nada nuevo.
Pero, en segundo lugar, aunque no menos importante, es necesario destacar al Zidane entrenador y ponerle a la altura del Zidane psicólogo, del Zidane ídolo, del Zidane papá o de quien quiera que sea ese tipo que podría hacer a la plantilla del Madrid saltar por un barranco si se lo pidiera. Esa cara de un Zidane al que algunos, hoy lógicamente escondidos, siguen considerando un mero alineador. Como si fuera fácil hacer cada tres días las alineaciones del Madrid, con su presión externa y su competencia interna, por cierto.
Hemos visto al Madrid esta temporada jugar 433, 4231, 442 con la misma solvencia. Y porque en pretemporada no le gustaron al técnico galo las pruebas con defensa de tres centrales. Hemos visto al Madrid presionar y situar la línea a diferentes alturas no sólo de un partido a otro, sino en tramos diferentes de un mismo partido. Hemos visto al Madrid progresar en el campo a través del toque y la asociación y le hemos visto galopar y rugir su eterno himno a la verticalidad. En definitiva, hemos visto a su Madrid adaptarse continuamente a los distintos contextos, en función del rival y de sus propios jugadores, que se presentaban en cada partido. Su dirección de campo es cada partido mejor, pues muchos partidos se solucionaron tras sus cambios o modificaciones durante los mismos, y sus alineaciones cambiantes son un verdadero quebradero de cabeza para los planes de partido de los rivales, que nunca saben a qué Madrid se van a enfrentar, además de una fuente de descanso para los suyos. Algunos madridistas lo llevan mal. Empiezan despotricando de cada once en redes sociales una hora antes de cada partido y dos horas y media después terminan diciendo: “Qué bien este, qué partidazo de aquel, qué golazo del otro”. Incluso hasta algún elogio para Zidane se escapa. Tampoco los necesita. Él sabe y entiende que los demás no sepan como él ni lo que sabe él.
Y conviene incidir en este último aspecto, el de sus alineaciones indescifrables, porque no es baladí. Los dos entrenadores que más han rotado en Liga, los que han repartido más los minutos entre los integrantes de sus plantillas, son, por este orden, Simeone y Zidane. No es casualidad que Real Madrid y Atlético hayan sido los mejores equipos tras el confinamiento. Después de tres meses sin competir, dos de ellos encerrado todo el mundo en su casa, las piernas pesaban para todos, pero menos para los que han estado más frescos. Sin llegar al nivel extraordinario de sus rotaciones en la Liga 2016/17, donde Zidane tenía a Cristiano Ronaldo para resolver y una plantilla más experimentada, el entrenador galo ha vuelto a hacer un arte de, con contadas excepciones por motivos diversos, hacer que todos los futbolistas no sólo se sientan, sino que sean realmente importantes.
Y, por si fuera poco, Zidane tuvo el feliz hallazgo, al haber perdido su equipo mucha capacidad goleadora sin Cristiano Ronaldo ni un sustituto a su altura, de dar prioridad a la fase defensiva del juego. Su Madrid ha sido un bloque que va a desembocar en el trofeo Zamora para Courtois, un portero toda la temporada, esta su segunda, ya a un nivel extraordinario. Pero ese mérito es de todos, desde los delanteros que presionan la salida de balón rival hasta, por supuesto, los defensores o el trabajo inconmensurable de Casemiro.
Y en sala de prensa lo borda, capaz de regañar sin levantar ampollas ni despertar hostilidades y enviando al madridismo siempre mensajes positivos, optimistas y unificadores.
Sí. Es la Liga de Zidane. Pero él sólo no la habría ganado. Hubo otros factores que han sido también decisivos. La flor, dicho sea de paso, NO es uno de ellos. La buena (o mala) suerte no acompañan a nadie de forma predeterminada. Suele perseguir al que irradia optimismo, al que siente pasión por lo que hace, al que ve la vida con un espíritu constructivo, al devoto de aprender continuamente, al que suma su talento al esfuerzo y el trabajo diarios. Por eso Zidane sonríe tanto y la suerte le sonríe a él. Son aliados.
LA MEJOR PLANTILLA
Tras el relativamente doloroso 7-3 contra el Atleti en el bolo de Nueva York, se afirmó gratuitamente que los rojiblancos tenían mejor plantilla que el Madrid. Incluso escuchamos obscenidades tan inaceptables como que Florentino debía aprender de Bartomeu y su planificación. En caliente suele ser bueno callar hasta enfriarse, pero hubo quien dio a Zidane por amortizado y la temporada por perdida. Por un bolo donde el Madrid llegaba deprimido de una temporada lamentable y sin más intención que disputar un amistoso de rodaje y el Atleti salió, como siempre ante los blancos, con la intención de hacer sangre. El Madrid ha demostrado, especialmente en ese exigente test que ha sido jugar después del confinamiento, que tiene la plantilla más completa, versátil y talentosa, como demuestra que 18 jugadores, algunos de ellos realmente jóvenes como Valverde, Vinícius o Rodrygo, hayan dispuesto de más de 700 minutos en Liga. Salvo excepciones por distintos problemas físicos o mentales, todos los jugadores han estado a un gran nivel, con mención especial para el eje formado por Courtois, Ramos, Casemiro y un inconmensurable Benzema, MVP de la Liga sin el menor asomo de duda. No tiene sentido dar más nombres porque han brillado o aportado prácticamente todos.
EL ESPÍRITU DE RAMOS
Modric (34 años, casi 35), Ramos (34), Marcelo (32) y Benzema (32) son puntales y leyendas del Madrid, aunque en la recta final, más o menos larga, de sus carreras. Pero no sólo han sido importantes, sino que, en los casos de Ramos, Benzema y en algunos momentos Modric, han hecho la mejor temporada de sus vidas o a la altura de las mejores. Y, conviene insistir, dando el do de pecho en el momento más exigente física y psicológicamente, el post-confinamiento, donde con ese pleno de diez victorias el Madrid ha forjado una Liga que no estaba nada clara cuando la pandemia le pilló haciendo en el Villamarín su peor partido de la temporada. Sergio Ramos, hecho un chaval y con más fuerza y ganas que nunca a sus 34 años, hambriento permanentemente de victorias, obseso de sumar en los entrenamientos todo lo que pueda a su talento innato, es el líder y ejemplo de una plantilla legendaria a la que se dio por muerta pero que no había (ni ha) dicho su última palabra todavía.
EL VAR
El año pasado el Madrid no notó gran cosa este gran avance que hace el fútbol indudablemente más justo pese a que puedan seguir existiendo errores arbitrales. Hubo decisiones sospechosas, rescoldos del régimen de un Villar inhabilitado a mitad de temporada. Pero también los blancos estuvieron a un nivel pésimo, sacudidos por las dolorosas y abruptas marchas de Cristiano y Zidane. Así ni te pueden conceder goles en posición legal ni te hacen penaltis que reclamar, porque te cuesta generarlos. Pero en esta temporada, aunque ha sido perjudicado en algunos partidos al inicio (esos penaltis a Vinícius en Villarreal, a Varane en Barcelona, a Brahim en Mallorca, o esas manos de Feddal y Campaña), por fin se le han pitado la mayoría de los que le han hecho, se le han concedido sus goles legales y a los rivales se le han invalidado sus tantos ilegales. Esto, que no debería ser noticia, parece sin embargo algo transgresor viniendo de donde venimos. Que al Madrid los árbitros le den lo que es suyo con más frecuencia (la definición romana de Justicia, ius-iuris, es precisamente dar a cada uno lo que es suyo), ese efecto VAR, evidentemente iba a terminar beneficiando a los blancos a la larga tras tres décadas de jugar con lastre. Todo lo contrario le sucede al Barça: le han quitado el motor con el que volaba y ahora tiene que bajar a la tierra a correr como todo el mundo.
En el Mundial de Rusia 2018 se batió el récord de penaltis en la historia de los Mundiales, y en esta Liga se ha pulverizado el récord de penaltis en la historia de la Liga. No es una cuestión de azar. Con el VAR, los árbitros ya no temen equivocarse al señalar una infracción tan decisiva para el resultado de un partido como es un penalti. Temor que se acrecentaba en caso de que el beneficiado de su error fuera el Madrid, no fuera nadie a pensar cosas raras. Ahora se pitan la mayoría de los penaltis que se hacen. Como hemos dicho, eso para el Madrid son muy buenas noticias y terriblemente malas para otros.
LA INHABILITACIÓN DE VILLAR
La inhabilitación del anterior presidente de la RFEF ha terminado con tres décadas de agravio, especialmente intensificado tras votar Florentino contra él en 2004. Si bien la temporada pasada todavía había dejes villaristas en el colectivo arbitral, en este se ha visto (hasta Hernández Hernández le ha concedido un penalti dudoso al Madrid en el partido ante el Villarreal, un penalti de Hernández Hernández a favor del Madrid cuatro años después) que con Rubiales ya no hay castigo para quien se equivoque a favor del Madrid o en contra del Barça, ni premio para el que lo haga al revés. Intuyo que el madridismo aún no es del todo consciente de la inmensa importancia que tiene para el club blanco disputar la Liga en igualdad de condiciones, al menos mientras su relación con la RFEF, sea Rubiales su presidente o quien le suceda, no entre en barrena. Debe cuidar mucho eso. El Madrid, por fin, ya puede ganar todas las Ligas en las que sea mejor equipo que el Barcelona, como ha sido el caso esta vez. Será muy difícil que se repita ese “dos de once”. Curiosamente, en la primera Liga completa sin Villar al frente de la RFEF, el campeón ha sido el equipo presidido por Florentino Pérez. ¿Quién lo hubiera podido sospechar?
BENZEMA Y COURTOIS
Hemos dicho que era algo injusto dar nombres en un triunfo coral, pero el nivel del portero y del máximo goleador del equipo ha sido, sencillamente, inmejorable y diferencial. Con un gran meta y un artillero con la puntería bien calibrada se puede llegar muy lejos.
Courtois no estuvo a la altura en su primera temporada, como nadie de su equipo. Llegó en las condiciones más difíciles, en plena depresión colectiva, y la sufrió como el que más. Pero esta campaña ha dado su verdadero nivel. Especialmente importante ha sido tras el confinamiento, con paradas salvadoras para el Madrid con 0-0 en el marcador en muchos partidos, algunas imposibles como la que desvió al poste a Rodrigo frente al Valencia. Domina el área en los centros laterales, con los que los rivales intentan siempre hacer daño a un Madrid que no les deja otro recurso, y transmite tranquilidad. El relevo de Keylor Navas, por las prestaciones y por la edad del belga, fue todo un acierto. El tico habría sido un gran suplente unos años más, pero no quiso serlo.
Respecto a Benzema, su nivel ha sido sobresaliente, aunque él, en el vestuario, sigue insistiendo en que su mejor temporada es la 2011/12. A decir verdad, en lo goleador, con sus 26 dianas entre todas las competiciones esta temporada, ha igualado su 10/11, pero aún no los 32 de aquella campaña 11/12, los 28 de la 15/16 o los 30 de la 18/19. Y en otros aspectos del juego tampoco ha mejorado. Sencillamente, sigue a su gran nivel de siempre. Esta no es la mejor temporada de Benzema: es una más. Sí es cierto que su brillo se ha intensificado al haber acaparado (y soportado, que no es poca cosa) el foco que ha dejado la marcha de Cristiano. Y que se ha encumbrado con lo que ha hecho post-confinamiento, decisivo en prácticamente todos los encuentros. Pero ni por fin es un 9 ni es el delantero que siempre se le pidió que fuera ni se ha enterado ya de lo que va el Madrid ni nada de eso que venden quienes no le comprenden ni nunca lo han hecho. Los que pedían a Morata y querían darle la patada a Karim. Era y sigue siendo el mejor 9,5 de la historia, una leyenda del Madrid, el quinto goleador histórico del club y un futbolista inteligentísimo que, cada año, cada partido, hace justo lo que su equipo necesita que haga. Tangibles e intangibles. Y encima es un artista. Probablemente, el jugador más infravalorado de todos los que se han puesto nunca la camiseta blanca.
EL MADRID SE LIBERÓ SIN PÚBLICO
Parece evidente que victorias como las conseguidas en casa ante Getafe, Valencia o Eibar, donde hubo fases de muchas dudas y momentos de dominio rival, podrían haberse escapado en caso de haber sonado el temido y clásico run run del Bernabéu, con esos pitos y abucheos que la mayoría de las veces, lejos de espolear a su equipo, le hacen jugar aún más nervioso y peor. Muy triste, pero cierto. Algo que debería hacer reflexionar a los abonados y espectadores habituales en el templo blanco.
También fuera de casa el hecho de no ser increpados, ni los árbitros presionados, beneficia al Madrid como a ningún otro equipo, pues es el que más sufre esta habitualmente estas situaciones. Jugar en el Di Stéfano, además, seguro que evitó a los futbolistas sentirse extraños en un Bernabéu vacío. El Alfredo Di Stéfano, además de ser testigo de la consecución y alzamiento de esta Liga como homenaje al “Viejo”, fue un escenario sin “historia que tú hiciste” pero con “historia por hacer”. Y permitió ahorrar tiempo y dinero en la construcción de lo que será pronto el mejor estadio del mundo. Una gran decisión del club. De Florentino, vaya. Que lo malo siempre lo hace Florentino y lo bueno, “el club”.
CONJUNCIÓN DE ASTROS
En resumen, el rendimiento y el espíritu que Sergio Ramos transmite a sus compañeros, la maestría de Zidane dirigiendo al grupo dentro y fuera del campo y la plantilla confeccionada por Florentino Pérez y sus asesores, el técnico el primero, junto con otras decisiones estratégicas del presidente, son denominadores comunes en este cúmulo de factores que ha hecho al Madrid campeón de Liga. Los tres grandes vertebradores de cualquier club y por supuesto también de este Madrid, su capitán, su entrenador y su presidente, son por personalidad y talento el mejor capitán, el mejor entrenador y el mejor presidente posibles para el Real Madrid. Y han coincidido en el tiempo, como se alinean varios astros cada muchos siglos. Un equipo inolvidable que, sin el mejor jugador de su historia ya en sus filas, está empeñado en seguir ampliando su leyenda y prolongando su idilio con la historia. Para empezar, en tres semanas tiene una importante cita en Manchester. Mucho ojo.
Fotografías Getty Images.
Parafraseando un reclamo de otro equipo "Papá, por qué siendo el Madrid el equipo con más seguidores, es el peor tratado en los medios españoles"
Bendita Liga 34
Recordáis el 7-3 del Atleti en pretemporada?
Había galernautas que habrían vendido a toda la plantilla, entrenador y hasta los asientos del Bernabéu.
Han quedado bien retrataditos.
El Atleti a 17 puntos, la supercopa, la Liga y...
¡¡Hala Madrid!!
LA INHABILITACIÓN DE VILLAR...100% de acuerdo. Sin el, hemos jugado mayoritariamente contra el BARcelona (no siempre). Con el, seria jugar contra el VARcelona TODO el tiempo.
Estoy totalmente de acuerdo en que le ha venido bien en algunos momentos jugar sin público en casa (que triste), el Run-Run y los pitos del Bernabéu genera inseguridad y ansiedad en los jugadores, justo cuando peor lo están pasando, y no ayuda a ganar partidos
Excelente análisis en tantos aspectos que fueron fundamentales para el exito de esta temporada, de todo un equipo tanto desde la presidencia como cuerpo técnico y jugadores, así es que se tiene que hacer las cosas en un club tan Grande como el Madrid y un dato esperanzador y justo para las próximas temporadas el cambio en la mafia arbitral que siempre nos perjudicaba !