Temo que nadie me crea cuando lo cuente. Y temo que me falten las palabras para hacer justicia a lo que vieron mis ojos en aquel entonces.
Yo vi a Cristiano Ronaldo convertirse en el Genio de la Victoria marcando 450 goles para el Real Madrid. Vi a Gareth Bale, al Galés Volador, rozar las estrellas en Kiev con la punta de su bota y cabalgar el viento en Mestalla. Vi a Karim Benzema convertir el césped en lienzo y sus piernas en pinceles, lo vi dibujar obras de arte en el marco blanco de un campo de fútbol.
A los héroes que desaparecen los dioses los transforman en constelaciones. A partir de ahora habrá que escudriñar los cielos para ver juntos de nuevo al Genio de la Victoria, al Galés Volador y a Karim Benzema transformado en Estrella Polar y en Cruz del Sur; marcando goles los tres a Ganímedes, Orión y a Casiopea, haciendo de la bóveda celeste el Santiago Bernabéu en aquellas noches que son patrimonio de la eternidad. Convertido el terceto (Bale, Benzema, Cristiano) en signos del zodíaco del horóscopo madridista en el cual nacer bajo el signo de Cristiano traerá tesón y grandeza, bajo el de Bale otorgará nobleza y fortaleza de espíritu; pero serán más afortunados aquellos quienes vengan al mundo arropados por la estrella de Karino. La más radiante de todas, la que nunca se apaga ni en las noches más oscuras.
“Vamos a hacer algo muy bonito en el Bernabéu, que es ganar.“ Karim será para siempre nuestra estrella de los deseos.
Getty Images.
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