Buenos días, amigos. El Castilla eliminó al filial del Barcelona descerrajando sobre las caras incrédulas de los pupilos de Márquez los tres goles necesarios para obrar la remontada, y lo hizo al más puro estilo de sus mayores, es decir, sometiendo al espectador a los vértigos de una montaña rusa emocional inolvidable.
Sembró de esperanzas las almas vikingas primero; hizo creer que dichas esperanzas morirían en la orilla después, desmoronándose incomprensiblemente durante buena parte del segundo tiempo; finamente, gracias en gran medida a los atinados cambios de Raúl, obró la gesta. La entrada al campo de Gonzalo, Aranda, Arribas e Iker Bravo resultó crucial. No os perdáis la crónica de nuestro enviado especial al Di Stéfano, Athos Dumas, que es esta hora permanece en paradero desconocido tras haber sido visto por última vez en el Toni 2 hacia las 3:45 de la madrugada cantando la Marsellesa. Una cosa es que en La Galerna seamos profesionales y otra que no sepamos celebrar.
Jugó magníficamente el Castilla en el primer tiempo, sometiendo a una presión asfixiante a los culés que cristalizó en un remate de cabeza canónico de Dotor para abrir el camino de la hazaña. Dotor es un futbolista muy interesante, uno de esos estajanovistas con gol que tan bien encajan con el espíritu blanco, un centrocampista de raza, como se decía antes. Es el Pirri de este joven grupo y a carácter no le gana nadie.
Sucede, sin embargo, que está en el guion de la épica de los nuestros (mayores y jóvenes, la magia no tiene edad) el rizar el rizo del más difícil todavía. Cundió el desánimo en la segunda mitad ante un claro derrumbe del juego del filial, pero Raúl reaccionó a tiempo, introduciendo sobre el césped nuevos efectivos que a la postre (qué bonitas cosas decían los clásicos de las narraciones deportivas) serían fundamentales.
Así, un centro milimétrico del pujante juvenil Gonzalo lo transformó Iker Bravo, de cabeza, en el gol que igualaba la eliminatoria, y cuando el partido expiraba un penalti catedralicio (ahora veremos que, increíblemente, no lo fue para todo el mundo) posibilitó el que Arribas sentenciase la semifinal desde el punto fatídico. La celebración con la grada fue tan efusiva que un buen número de espectadores se precipitó sobre la cancha al ceder una valla, afortunadamente sin consecuencias graves. Athos Dumas ni se enteró, pues no bien se produjo el gol corrió eufórico fuera del estadio y, tras ir despojándose de ropa por el camino, se fundió en un abrazo con la estatua de D. Alfredo. De ahí que el incidente no esté recogido en su crónica.
Hay poesía en el hecho de que los goles decisivos vinieran de la cabeza y las botas de Iker Bravo y Arribas, respectivamente. El catalán es una estrella en potencia, por más que este año no haya podido brillar en el Castilla como hubiera deseado, y es de esos futbolistas tocados por la varita, en el sentido de ser capaz de invocar eficazmente sus talentos en los momentos más tensos. Tiene el don.
Y qué decir de Arribas, el mejor jugador de la categoría, un pequeño alquimista que tal vez, ojalá, tenga ya sitio en la primera plantilla. Hay una inmensa justicia en el hecho de que el gol viniera de sus botas. No se puso precisamente nervioso al lanzar la pena máxima el genio ligero del madrileño.
El Castilla se jugará el ascenso a Segunda a doble partido frente al Eldense, pero esta gran noticia, que en clave madridista es sin duda la mejor de la jornada, merece en la prensa patria el escaso eco que veréis.
Tanto As como Marca entregan al Roland Garros de Djokovic los honores de sus portadas. Quiénes somos nosotros para negar la pertinencia de esto, habiendo alcanzado el tenista serbio la gloria de los 23 Grand Slam. Simplemente, nos gustaría que la gesta del Castilla hubiera tenido más espacio. Está por ahí abajo, casi imperceptible en el faldoncillo. Al menos Marca recoge la otra gran noticia blanca de la jornada de ayer: la confirmación por parte de Nacho Fernández de que renovará su contrato con el Real Madrid. Es lo mejor que podía ocurrir. Nacho, con sus 5 Champions Leagues a las espaldas, es un emblema del club y un defensa excepcional que hace vestuario, algo que parece esencial no perder cuando ya hemos perdido un líder como Karim y rumores no infundados apuntan a que podríamos perder algún peso pesado más. El liderazgo moral es un activo valiosísimo, y Nacho lo tiene en cantidades industriales, aparte de sus dotes futbolísticas específicas.
Si cuesta encontrar en la prensa madrileña el milagro castillista frente al filial culé, imaginad cómo cuesta hallarlo en los rotativos afines a los perdedores del cruce. Letra pequeña no, lo siguiente. Letra cómica también, si nos atenemos a lo de Sport, que habla de “penalti polémico” en la victoria blanca. Hay que tenerlos como el caballo de Espartero, a quien el escultor Pablo Gilbert dotó de una potente genitalia en la célebre estatua ecuestre madrileña, para hablar de “penalti polémico” en la jugada de voleibol que se marcó ahí el defensa blaugrana. Del Madrid (senior o filial) nunca se puede descartar lo imposible.
De Sport tampoco.
Pasad un buen día.
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5 comentarios en: La esencia del Madrid no tiene edad
Si no estoy mal informado, con el 4-4 total le bastaba para pasar a la final. No había ni prorroga ni penalties, pasaba el mejor clasificado en su grupo.
Habría prórroga. Al final de la prórroga, pasaría el que mejor estuviera clasificado (en ese caso el Castilla). Lo sé porque en la otra semi le pasó al Depor. Quedaron 4-3 al final de la prórroga (1-0 para el Depor en la ida) pero pasó el Castellón por estar mejor clasificado.
Exacto. No único que no se realiza en los empastes persistentes es la tanda de penaltis
Perdón EMPATES. dejemos a los dentistas en paz
¡Pobre Athos! Os podíais haber inventado un sitio menos casposo para ubicar su celebración.
¡Hala Madrid!