La entrevista perfecta

El sueño húmedo de los periodistas deportivos sería hacer una entrevista, totalmente a sus anchas, a cualquier jugador del Real Madrid. Estar libres de cualquier imposición, miramiento o deferencia a la hora de realizarla. Y, aunque pueda parecer que eso es exactamente lo que ya ocurre cada día, lo cierto es que tienen otra idea de lo que, para ellos, sería la entrevista perfecta.

El escenario de la misma es importante. Visualicémoslo:

Una habitación gris de paredes desnudas, escasamente iluminada. Una simple e incómoda silla metálica, en la cual se halla sentado nuestro jugador merengue. La iluminación de la estancia es escasa porque proviene de un único foco de luz, dirigido directamente sobre el rostro del jugador, que suda de manera copiosa. La luz le ciega parcialmente y no puede ver las caras de los tres o cuatro periodistas deportivos que, tras ella, llevan varias horas entrevistándole sin ninguna consideración. El jugador, al que identificaremos simplemente por "J", solo puede escuchar las interrogantes e irritadas voces de los periodistas, a los que, indistintamente, identificaremos por "P".

P) - Te lo volveré a preguntar una vez más. Y será mejor que digas la verdad. ¿No es cierto que tu relación con el entrenador es prácticamente nula?

J) - No... ya os lo he dicho... mil veces... es... correcta... profesional...

El lector ha de interpretar correctamente el tono de voz del jugador, que es de total cansancio y agotamiento. Más que hablar, balbucea lentamente, entre gemidos, sollozos y suspiros, mientras mueve la cabeza parsimoniosamente de un lado a otro, en busca de algún acomodo imposible de encontrar.

P) - Tu estado de forma y el de tus compañeros es lamentable. ¿No crees que tenéis varios "kilitos" de más? ¿Es culpa del preparador físico? ¿Es vuestra? ¿Del Míster? ¡Habla!

J) - Trabajamos... día a día... para... mejorar...

P) - No te lo crees ni tú, majo... Pero dime, ¿crees que juegas pocos minutos? ¿No es cierto que estás pensando en cambiar de equipo si no juegas más? ¿A qué equipo te quieres ir...? ¡Te arrepentirás si no nos dices la verdad!

J) - Yo estoy... al servicio del club... del míster... solo eso... ¿Pueden darme... un poco de agua...?

P) - Primero responde; y luego el agua. ¿Qué piensas de que un jugador que no cuenta para el míster, sí lo haga para la Selección? ¿El míster está equivocado? ¿Opinas que el míster se equivoca siempre? ¡Vamos! ¡Dinos lo que queremos oír!

J) - El míster... sabe lo que hace... confiamos... en él...

P) - Mira, muchacho... Pareces no saber en qué lío estás metido y con quién estás tratando. ¡Somos la prensa deportiva! ¡Y queremos información! ¡Danos algún titular! ¡Algo que podamos manipular! ¡¡¿A qué estás esperando?!!

Aquí tiene que intervenir apaciguadoramente uno de los periodistas, puesto que su colega de profesión está zarandeando violentamente al jugador por la pechera.

P) - Bueno, calma, calma; un poco de calma. Mira, hijo... Es mejor para ti que seas del todo sincero con nosotros. En el fondo, solo cumplimos con nuestra obligación, que es informar al público. Y eso es bueno, ¿no crees? ¿Quieres un poco de agua? Toma un poco. Así, ya vale. No queremos atragantarnos ¿verdad? Porque tienes muchas cosas que contarnos...

El jugador blanco está en un serio estado de sopor, pero aún es capaz de darse cuenta de que se está procediendo con él a la típica representación del periodista bueno y periodista malo.

P) - Bien. Vamos a ver... ¿Hay algún jugador de la plantilla con el que nunca habláis? ¿Tal vez porque no ha aprendido nuestro idioma? ¿Le hacéis el vacío...? ¿Os cae muy mal...?

J) - Nosotros... somos todos... una piña...

P) - ¡No, no y no! ¡No queremos oír eso! ¡Nosotros creemos... incluso intuimos y sospechamos, que hay una crisis de vestuario! ¡Dinos la verdad, maldita sea!

P) - ¿No es cierto que a los jóvenes les hacen la cama los veteranos para que no les quiten el puesto en el once...?

P) - ¿Alguno de vosotros es simpatizante culé? Confiésalo y dejaré de hablar mal de ti en la radio...

P) - ¿Qué compañeros tuyos crees que no deberían estar en el club? ¿Piensas que algunos no tienen nivel para jugar en el Madrid? ¿Tú lo tienes...?

P) - ¿Os gustaría que os entrenase Guardiola? -pregunta uno que sostiene en la mano un banderín del Barça, con el que apunta al jugador.

J) - No... Esa luz... me ciega... Agua... por favor...

P) - Pues cuanto antes empieces a soltar lo que queremos escuchar, antes se acabará tu sufrimiento. Tú decides...

En este momento surge desde un rincón una figura que se aproxima a los periodistas. Es el jefe de prensa del Real Madrid, que les advierte.

- Últimas dos preguntas.

Los periodistas deportivos hacen un gesto de fastidio, ante la inmediatez del fin de la entrevista. Han de aprovechar bien esas preguntas finales.

P) - ¿No es verdad que Gareth Bale os está instigando para que también vosotros juguéis al golf...? ¡Y mucho cuidadito con tu respuesta! ¡Que te tenemos en el punto de mira!

J) - No... él... nosotros... yo... agua.... capullo…

P) - ¡¡Dejadme que le sacuda!! ¡Hasta que se ponga rojiblanco! ¡¡No me sujetéis, hombre...!!

P) - Bueno, la última pregunta, para los oyentes de mi emisora... Hemos sabido que el otro día tuvisteis una cena los jugadores, el cuerpo técnico y el presidente, para tratar temas relacionados con cuestiones tácticas, sociales, corporativas y cosas por el estilo... Pues bien, en esa cena... ¿tú que tomaste de postre?

J) - ¿...? ¡¡...!! .. creo... ¿Pero ¿qué... clase de... pregunta es esa...?

P) - Mis oyentes tienen derecho a estar bien informados de todo. ¿No estarás insinuando que no hago bien mi trabajo, ¿verdad? ¡Porque solo faltaría eso! ¡Te advierto que si...!

- Lo siento -interviene el jefe de prensa- pero la entrevista ha finalizado. El jugador tiene que irse ya al vestuario. El partido empieza dentro de media hora…

P) - ¡Brrrr...! Está bien... -aceptan con fastidio los periodistas deportivos- ¿A quién entrevistaremos en la zona mixta después del partido...?