Decía mi padre ayer, mientras veíamos juntos al Madrid, que si no me parecía que Zidane estaba muy delgado. Y le dije que sí. A Zidane le salía un cuello casi puntiagudo del cuello de su polo gris y unos bracitos flacos de las mangas. Poca cosa parecía haber dentro. La cabeza era como de gato rasurado.
Ni rastro de la cabeza de águila de su época triunfal. Yo sé que estas cosas que digo son un poco supersticiosas. Un poco como de hacer sacrificios a los dioses y buscar señales inequívocas en la climatología, por ejemplo. Pero también se ven señales inequívocas en el campo de juego y uno acaba relacionándolo todo.
La verdad es que el asunto está para hacer sacrificios. No oculto mi miedo. Mi miedo supersticioso y también objetivo. Yo pienso que hay que hacer, quizá había que haberlos hecho hace algún tiempo, verdaderos sacrificios. Sacrificios no sólo económicos sino también humanos. Cabezas que caen dando botes desde lo alto de una pirámide.
Yo imaginaba a Zidane pintado de guerra (su rostro rasgado y tirante invitaba al efecto) y sin embargo nos lo hemos encontrado enjuto y chandalero. El día de su presentación yo esperaba ver el ave rapaz vestida de azul y en su lugar apareció alguien a quien se parecía vestido de no sé qué.
Yo tengo que decir que esa pinta no me la esperaba. Venía con unos pantalones extraños y con una chaqueta de largura torera. Un cuadro por el que a mí me sobrevino una repentina flojera. El calzado ni lo menciono no vaya a caerme un rayo. Tengo que decir que no comprendí nada de aquella aparición finústica y remetida, algo impropio que rozaba lo irrespetuoso, como no comprendo nada de lo que sucede con este Madrid de Zidane.
Este Madrid va vestido raro. Este Zidane delgado y modern(ill)o no es el Zidane que se nos fue. Aquel Zidane parecía mantenerse en forma sin saltarse un aperitivo, y este parece alimentarse de lechuga y hummus. De uno a otro hay, primero, un Madrid feliz, sereno y bien alimentado, y luego un Madrid lánguido, desequilibrado y hambriento.
Yo recuerdo la imagen de Zidane cuando jugaba. Las camisetas anchas, los pantalones manchados, las medias bajadas, las botas negras. Parecía un futbolista antiguo de los que sorteaban en las bandas los paraguas de los aficionados, como nos contó una vez don Paco Gento. Zidane era un símbolo estético del fútbol. Y era más tosco y estaba más gordo que ahora. Hay en él y en su Madrid como una pérdida de sustancia.
Este Madrid parece estar ahora mismo en los huesos, pero seguro que todo esto no son más que unas cuantas supersticiones de pretemporada que nada pueden tener que ver con la realidad. Yo confío en Zidane, no faltaría más, aunque este Madrid parezca, de primeras, una cosa pálida y triste como su misterioso y dietético entrenador que no come Kubos, ni Bales, ni Jameses, por mencionar sólo algunos alimentos, a pesar de la necesidad.
Buena observación la de su padre. La experiencia del "hombre mayor" que lo resume en pocas palabras: no me gusta como caza la perra !!!!
En fin, confiemos en nuestro Madrid.
Lo más chocante Mario, es que no acierto a entender el motivo por el que se fue en junio de 2018 y vuelve ahora en 2019.
Visto lo visto, su principal problema fue la apuesta del club fichando jóvenes promesas, porque es incomprensible para mi todo.
Pensé que habría revolución y sacrificios como bien dices. Es el mismo equipo, pero quitando los brotes verdes que salieron al final. No entiendo nada. Se avecinan nubarrones.
La etapa en Real Madrid acabó en su momento, cuando decidió irse: había ganado todo y los jugadores se aburguesan. Lo repescó el Real y segundas partes nunca fueron buenas. El Real no da una a derechas. Toda la vida no va a triunfar y seguir ganando Zidane (ojalá fuera asi). No veo color.......
La naturaleza del actual Madrid puede resumirse en su portero Courtois , que con lo grande que es no es capaz de parar un penal en los cinco lanzamientos.
Querer y no poder .
El mal fario es aportado , en gran parte, por Isco y Courtois. Lo de Isco era previsible. Pero, el cancerbero era bueno hasta que llegó al Madrid.
¿Y no será que este Zidane que ha vuelto inesperadamente no es el auténtico, sino un clon criado en una vaina de judía gigante, que lo que pretende es destruir el legado del verdadero Zidane?
"La invasión de los ladrones de cuerpos" me produjo tanto temor como el futuro de este equipo ditigido por un extraño.
Saludos.