Cuando terminó el partido del martes, sorprendido yo pero casi inmediatamente recuperado del efecto de la derrota (supongo que por la costumbre: una costumbre lo suficientemente habitual y lo suficientemente inhabitual como para hacerme un hombre duro y no un madridista depre o saqueador), lo primero que pensé fue que Gareth Bale no había sido un líder, y me pregunté después si lo es o por el contrario es un estupendo jugador como Kevin McHale, que necesita a Larry Bird.
En realidad Bale no era el verdadero objeto de mis pensamientos, tan sólo una introducción (la menos indicada) como podía haberlo sido otra u otro porque el martes, y no es la primera vez, nadie sobre el campo tomó ninguna decisión. Un equipo estupendo y novedoso, obra de Zidane, y ofensivo y punzante que va cayendo minuto a minuto en el purgatorio de la posesión donde se difuminan todos esos futbolistas fantásticos.
A Bale, por cierto, lo de la posesión no es que no le guste sino que no está en su naturaleza, y por eso el martes parecía hasta un jugador torpe, en taparrabos, alguien que rompía esa higiénica y ordenada cadena de producción con sus sucias maneras de simio, esa falsa cadena de producción porque no produce nada. En este caso Bale fue un antisistema (el antisistema que se requiere), como Lucas, como Asensio & sensibility durante la primera parte. Bale quiso tirar unos contenedores en medio de la calle y quemar unos cuantos neumáticos, pero no había manera de escuchar a The Clash.
en cornellá, nadie sobre el campo tomó ninguna decisión
Faltaba el baile y el Madrid Calling. El baile del Madrid es ese que mezcla el impulso de garito de los Joy Division tras lo que aparece Beyoncé y sus singles ladies haciendo retumbar la tierra. El Madrid pinturero y dominador de los primeros minutos se fue transformando poco a poco en la cinta transportadora de la caja de un supermercado, en la que tras cada pase sonaba un pitido. A Quique Flores le faltó al final preguntar en alto si queríamos bolsa. Y cuántas.
De Zidane es admirable la confianza en este otro equipo. Yo pienso que él cree que es lo mejor porque es el futuro, porque es bueno, porque la rotación funciona, porque no hay por qué no confiar en esos jugadores de primera clase. Quizá hasta que demuestran una y otra vez, con gran decepción del personal, que aún no se puede confiar en ellos. Es este otro equipo (no Zidane, todo lo contrario) el que está fallando sobre el terreno de juego incapaz de tomar una sola decisión que le conduzca a la victoria.
No es Bale ese Kevin McHale sino todo ese otro equipo que necesita a Larry Bird, llamémoslo Cristiano o Modric o Marcelo. Bale sí toma decisiones (de líder guerrero, no de retaguardia) que ayer ni siquiera fueron seguidas ni apoyadas por sus compañeros. Tan sólo por Lucas Quinto, que es siempre el mejor amigo de todos, y también por unos esforzados Llorente y Achraf y alguna otra y esporádica excepción. A todos ellos y a los demás se los llevó la cinta transportadora ante mi escéptica mirada, como la de la cajera que masca chicle y lleva el pelo teñido de rojo y a la que le suenan las pulseras mientras va registrando todos esos futbolistas sin pena ni gloria.
¡Por fin! ¡Enhorabuena, D. Mario! Por fin leo un -por otro lado, excelente, en su estilo literario- correcto análisis (desde mi punto de vista) de lo que ocurrió, la otra noche, ante el Español.
Hasta ahora, sólo había leído diatribas e insultos contra todos -sin excepción- los jugadores del Madrid que saltaron al césped de Cornellá. Y, sobre todo, contra Zinedine Zidane, que fue quien los puso ahí.
Y, claro, yo no tengo ese estilo literario ni esa capacidad para expresar lo que pienso, con tanta claridad.
Efectivamente, hubo falta de actitud por parte de algunos jugadores. Y, errores de bulto, por parte de Zizou (juntar a Isco y Asensio, cuando ya han demostrado, hasta la saciedad, que son incompatibles, pues ocupan los mismos espacios, se estorban y ralentizan el juego) fue imperdonable. Pero, criticar tan acerbamente el trabajo de Llorente y, sobre todo, de Achraf que fue uno de los que más empeño y calidad le puso al encuentro, sólo me hace pensar en que, algunos, ven los partidos con la perspectiva del resultado obtenido.
¡¡Genial crónica, don Mario!!.
Por cierto, Alekhine, yo tampoco entendí los palos a Achraf, un jugador voluntarioso, al que le falta aún cierta cocción pero que vendrá con la edad, y que se llevó los palos que se deberían haber llevado otros, sobre todo los que tienen ya cierto peso en el equipo.
Queridos galernautas.
El partido de Cornellá, lo hemos visto esta temporada en Girona, Fuenlabrada, Leganés y muchos partidos del Santiago Bernabéu.
Plano, romo, sin actitud, sin presión, sin sudor y sin respeto por la camiseta que se porta. Pero creo que estamos ya anestesiados y vemos la Liga, apostando con los amigos si quedaremos a 20 o 30 puntos del Barça, con una frialdad manifiesta, puesto que desde Noviembre, todos los viejos madridistas sabíamos que la liga estaba cerrada.
Asensio es el jugador que más despistado tiene a cualquier madridista que se precie,. Puesto que alterna detalles y partidos de crack, con otros de un pasotismo y una melancolía irritante.
Querido Asensio, aquí con la clase no basta, hay que partirse la cara y trabajar TODOS los días. Recomiendo te veas partidos de un tal Raúl González Blanco, jugador con la mitad de calidades que muchos, pero con una profesionalidad, trabajo, entrega y sacrificio encomiables.
Tienes todo para triunfar, asíque en tu mano, o en este caso, en tu pie está........
Genial. Tu mejor crónica y eso es un cum laude teniendo en cuenta las maravillas que llevas, gracias.