La Liga está bien —sin entrar en detalles—, pero nuestra competición es la Champions. El madridismo respira por la Champions, el resto tiene algo de trámite un tanto incómodo. Durante las primeras jornadas hemos recibido el ya habitual jarro de agua fría del arranque de temporada. Piezas que no encajan sobre el terreno, la prensa lunática repartiendo trofeos de Liga en la segunda jornada, momentos de fútbol merengue que parecen diseñados por el enemigo, jugadores que aún no son ni la sombra de lo que serán en primavera, y una plaga de lesiones que nos parte el corazón; sí, no he superado lo de Brahim y dudo que consiga hacerlo, tres meses son demasiado.
A menudo la Champions actúa como nuestro despertador natural. Este martes, cuando el balón comience a rodar en el Bernabéu, se nos pasearán por la imaginación un montón de escenas de la última y gloriosa competición europea conquistada, y de todas las demás, y entonces recordaremos, y recordarán los jugadores, que la ventaja del Real Madrid es que puede competir en diferentes modalidades: a placer, dando espectáculo, ofreciendo resultados, sufriendo como moribundos, e incluso resucitando.
Tal vez habría que añadir otra modalidad más, típica de las noches de delirio europeo, que abarca a todas las anteriores a la vez, y que nos lleva a los aficionados al borde del infarto, pero que, no vamos a negarlo, después de todo nos deja una agradable sensación de madridismo.
Si tener el mejor equipo del mundo no ha sido todavía suficiente para desplegar el fútbol que todos estamos esperando, si acostumbrarse a vivir sin nuestro querido Toni Kroos será más duro de lo que nunca habríamos imaginado, confío en que el rugido madrileño del pitido inicial de la gran competición del fútbol mundial despierte del letargo a quien todavía duerme, y arranque de las botas el fútbol que, con permiso de Pintus, todavía no ha comenzado a brotar.
Necesitamos que la Champions actúe una vez más como el despertador que saque a los nuestros definitivamente de la playa y los devuelva plenamente al terreno de juego
Lo necesitamos porque, a diferencia de otros clubs, en el Real Madrid no llega con la victoria. Nunca ha sido bastante con eso. El madridismo tiene algo que ver con el deporte, algo que ver con el show, algo que ver con el corazón, y algo que ver con la vida. Y a esta hora aún estamos esperando al menos unos instantes de ese juego que nos levanta de la grada, que colma los deseos de fútbol que nos despierta cada alineación, sabiendo que tenemos en el banquillo tanto oro como en el campo, y eso no se lo puede permitir ningún otro equipo. La exigencia del madridismo es parte del éxito del equipo, es lo que otros llaman “ADN madridista”.
Por supuesto, no nos jugamos nada a vida o muerte a estas bajuras de la temporada. Eso son distracciones de los de siempre para lo de siempre y, de paso, para que no hablemos de lo otro de siempre. Y, sin embargo, aportaría una gran satisfacción disfrutar, por lo menos en nuestra Champions, de un rato del tipo de fútbol al que aspiramos con la increíble plantilla que el Real Madrid ha logrado juntar este año.
Fútbol, goles y actitud. Eso queremos. Y ante un equipo que, por cierto, no lo pondrá nada fácil, como suelen decir los entrenadores ante cualquier equipo, pero que yo he escrito con ademán de literalidad. Lo necesitamos. Necesitamos que la Champions actúe una vez más como el despertador que saque a los nuestros definitivamente de la playa —de la que apenas han podido disfrutar con tantas competiciones— y los devuelva plenamente al terreno de juego.
El martes, cerveza, pizza y Real Madrid. La vida bonita.
Getty Images.
Todo bien pero insuficiente,a la rethaila de eximentes al arranque del equipo ,se olvida uno capital ,el asqueroso arbitraje de soto Grado en Mallorca que permitió mil suciedades a los locales ,privando de dis puntos al equipo y la ayuda a la farsa para ganar los tres en Valencia,a partir de eso se va de nalgas en liga como otras decenas de veces en la corrupta competición
Y de paso apoyo ,que tienes trazas del clásico pipero repatingado en la silla y ahí me las den todas ,y temo que los miles de alemanes desplazados silencien al zurullo de grupo de animación que tenemos
No se de q equipo es Martín Pallin, del Real Madrid no es, seguro. Por su forma de hablar andará patético perdido.
Fortes es seguidor ciego del Farsa.
José Antonio Martín Pallín el magistrado emérito comunista de Podemos más sectario de la Historia del Derecho, cuyo prestigio en esa Facultad de la Universidad Complutense era sensiblemente inferior al de una bosta de vaca.
Recordando, para que no se olvide nunca. El Farçalona, el "mes que un club", ha pagado durante décadas al vicepresidente del CTA, Enriquez Negreira, para "conseguir neutralidad".
Ni un día sin pan en casa, ni delito o fraude del FARÇA. (R. Ramos Neira, dixit