Parón de selecciones. Yuju. Y con lesiones de Camavinga y Vinicius además. Durante los próximos días podremos seguir disfrutando de un España-Gatolandia o cualquier otro partido absurdo con los que la FIFA tiene a bien soporizarnos cuando empieza a ver que nos divertimos demasiado con el Real Madrid.
Este parón ha coincidido además con un debate de investidura, y eso ya sí que no, oigan: las putadas de una en una, que escoger entre el España-Kosovo del Norte y la oratoria cochambrosa de nuestros políticos es como escoger entre lamer un cenicero y masticar la grasa de una freidora de la Torrada.
En estas circunstancias, y como no está mi equipo para entretenerme, suelo prestar más atención a las declaraciones que emiten los protagonistas del mundo fútbol, que suelen ser bastante curiosas. Así, por ejemplo, me entero de que Álvaro Morata ha manifestado que “no pienso en el Balón de Oro”. Cosa lógica en la medida en que yo tampoco pienso en el Grammy Latino al Mejor Álbum de Bachata. Aunque, paradójicamente, también sorpresiva pues eso significa que el Balón de Oro es en lo único que no ha soñado Morata desde que era niño, cuando anhelaba con todo su ser jugar en el Real Madrid, en el Chelsea, en la Juve, en el Atleti, en el equipo de hockey sobre hierba de Antananaribo y en no sé cuántos combinados más, que irán variando según Morata firme sus contratos, que desde aquí le deseamos que sean muchos y muy lucrativos.
Otro que ha abierto la boca estos días es Enrique Cerezo. Asegura don Enrique que ahora la Superliga es una cosa chachi piruli, que él era de la Superliga desde “shequitito”, que, como Morata, soñaba de niño con jugar la Superliga y que si tuvo que salirse de ella fue para evitar las sanciones de la UEFA. O sea, que todo aquello de que el fútbol es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo que nos contó Cerezo para justificar su espantada era un embuste. ¿O el embuste es que lo hizo para evitar multas? En palabras que el gran Charles Laughton dirigió a Marlene Dietrich en aquella memorable escena de “Testigo de Cargo”: “La pregunta es si mintió entonces, miente ahora o si es usted una mentirosa habitual y ¡CRÓNICA!”. Lo de Cerezo es más bien lo que podríamos denominar como “mentira de nivel Sede Parlamentaria”, que es cuando alguien te suelta una trola sin que le importe si te la crees o no porque, básicamente, tu opinión se la suda.
El camino que empieza en Morata y continúa en Cerezo nos lleva por una viscosa pendiente hasta don Gerard Piqué Bernabéu y su última perla dialéctica. Piqué colgó las botas hace tiempo y, desde entonces, lo más notable que ha hecho ha sido convertirse en el calambur de un tema de Shakira; bastante malo, por cierto. Claro que en lo que a futbolistas retirados y calambures se refiere nadie puede superar a Paco Salillas, ex del Zaragoza, el Celta y el Levante. Cuando Salillas dejó el fútbol montó un negocio de reparto de cubitos de hielo y una escuela de Pádel. El Heraldo de Aragón alabó su espíritu emprendedor en un artículo encabezado por este maravilloso titular: UN DELANTERO FRÍO COMO EL HIELO QUE MIRA SIEMPRE PÁDEL-ANTE. Aprende de los profesionales, Shakira.
Volviendo a Piqué Bernabéu, últimamente ha dicho que la 14 Champions del Madrid fue “un milagro” que “no recordará nadie”. No estoy seguro de que Piqué conozca el significado del término “milagro”, que es, según la RAE, “un suceso o cosa rara y extraordinaria”. Que el Madrid gane, en general, y que gane finales de Copas de Europa, en particular, no es cosa rara ni sobrenatural. Es lo contrario a un milagro.
en exclusiva para todos los lectores de La Galerna, estoy a punto de revelar que la 14 Copa de Europa del Real Madrid es otra gran mentira histórica. Una fantástica “mitopoeia” futbolística, como la honradez del CTA. Tengo pruebas que lo demuestran
Milagro es lo que ocurrió a un sacristán romano que perdió una pierna y, tras rezar a los santos médicos Cosme y Damián, estos escucharon su plegaria y le trasplantaron mientras dormía la pierna de un esclavo recién fallecido. El esclavo era etíope, por lo que el sacristán se levantó una mañana con un muslo de cada color. Pienso que algo similar debió ocurrir con Jude Bellingham, al que quizá unos santos creativos le cosieron durante el sueño la pierna izquierda de Maradona, la derecha de Zidane y, de propina, la cabeza de Toni Kroos; esta vez, eso sí, dándole a todo el conjunto una homogeneidad cromática más bien oscura, para disgusto de la redacción de “Superdeporte”.
Lo de Bellingham, estimado Pique, eso sí que es extraordinario y fuera de lo común. En cambio que el Madrid gane trofeos está dentro de la más absoluta cotidianeidad. De milagro nada.
No obstante, y para tranquilizar a Gerard Piqué Bernabéu, que sospecho que aún no ha superado el trago, estoy en condiciones de asegurar que la Catorce nunca tuvo lugar. No existió. Fue un mito.
En 1835 un tipo llamado Jean Baptiste Pérès publicó un opúsculo llamado “De cómo Napoleón nunca existió” en el que demostraba que el emperador corso era una invención. Partiendo de la base de que el nombre “Napoleón” es fonéticamente similar a “Apollion”, apelativo griego del dios del sol, el texto analizaba cada detalle de la vida de Bonaparte en un sentido metafórico hasta concluir que no era más que la personificación de antiguos cultos solares. Una ficción. Un mito.
Pues bien, en exclusiva para todos los lectores de La Galerna, estoy a punto de revelar que la 14 Copa de Europa del Real Madrid es otra gran mentira histórica. Una fantástica “mitopoeia” futbolística, como la honradez del CTA. Tengo pruebas que lo demuestran.
Lo de Bellingham, estimado Pique, eso sí que es extraordinario y fuera de lo común. En cambio que el Madrid gane trofeos está dentro de la más absoluta cotidianeidad. De milagro nada
La 14 es una mera alegoría de los cultos ibéricos al dios Hércules. Hércules era hijo de Zeus, dios del rayo y el trueno. El Real Madrid es hijo espiritual de don Santiago Bernabéu, Santiago era un apóstol a quien según la Biblia (Mc 3: 13-17) Cristo llamaba “hijo del trueno”. El Real Madrid es, por tanto, una metáfora que simboliza a Hércules; y su trayectoria durante la supuesta 14 Copa de Europa un relato en clave alegórica de sus famosos “trabajos” o “pruebas”.
De modo que, al igual que Hércules limpió los establos de Augías desviando los ríos Alfeo y Peneo, el Real Madrid “limpió” la competición eliminando al PSG, equipo “ensuciado” por el dinero del petróleo. Alfeo y Peneo no son sino Tony Kroos y Luka Modric abriendo prístinos canales en la banda del campo (el establo) que sirvieron para eliminar toda la mugre acumulada. Nótese además que Augías y Al-Khelaiffi comienzan por la misma letra, y que el nombre Augías y Nasser tienen el mismo significado: “brillante”.
Hércules también venció y desolló al león de Nemea, y no es casualidad que otro de los adversarios derrotados por el Madrid en la ficticia 14 fuera el Chelsea, que luce un león en su escudo y cuyos jugadores son, precisamente, denominados “lions”.
En otra de sus misiones, una de las más difíciles, Hércules se enfrentó a los pájaros carnívoros del Estínfalo. Cuando sus flechas se mostraron inútiles contra estas aves diabólicas, la diosa Atenea le entregó un cascabel mágico de bronce. Al subirse Hércules a una colina y hacerlo sonar, los pájaros huyeron aterrados.
El Manchester City, equipo voraz y de garras depredadoras gracias a sus trampas económicas, representa, sin duda, a las aves del Estínfalo, motivo que queda aún más evidente dado que su entrenador tiene unos rasgos parejos a los del gavilán pollero. Así como Hércules no pudo acabar con los pájaros con sus flechas, y a punto estuvo de fracasar en la misión, el Madrid estuvo muy cerca de perder la semifinal contra el City. La victoria se logró gracias a dos chicharros de Rodrygo Goes que forzaron la prórroga. Todo mentira. Rodrygo nació en Brasil, país donde se encuentra la localidad de Cascavel, y el apellido Goes deriva del germánico “Gotes” que significa “colinas rocosas”. El supuesto Rodrygo Goes es, por lo tanto, un mero símbolo del cascabel mágico que Hércules hizo sonar sobre la colina del Estínfalo, poniendo en fuga a las aves, que son los aterrados jugadores del City.
En la final, que nunca tuvo lugar en realidad, el Madrid se enfrentó al Liverpool, vigente campeón en aquel entonces y, por lo tanto, poseedor de La Orejona. Este partido no es sino la metáfora del rescate de Teseo de los infiernos por parte de Hércules. Teseo y Trofeo (el que ganó el Madrid en ese encuentro y que estaba “cautivo” en las vitrinas del Liverpool) son palabras fonéticamente parecidas, y los jugadores del Liverpool visten de rojo, igual que los diablillos que habitan el averno.
Podríamos poner más ejemplos, pero creo que la idea ya queda clara. De modo que ni milagro, ni suceso extraordinario ni nada de nada: un mito, una mera invención. Pura patraña.
La Catorce no ha existido nunca. A ver si de una vez nos damos por enterados.
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No descartemos que en un hipotético ministerio de la verdad que monte éste gobierno filoterrorista y filogolpista que padecemos los títulos del Madrid no hayan existido y sean en verdad del Fraude Corrupción Sobornalona.
"Gavilán pollero", genial!!!