La participación de Courtois en la final frente al Borussia Dortmund igualó un registro del año 2000, cuando el Real Madrid ganó la 8ª. En ambas ocasiones, en el equipo blanco actuaron los tres guardametas a lo largo de la competición. Una situación poco frecuente, pero que se produjo debido a una serie de circunstancias.
En el resto de títulos jugaron dos guardametas y en alguna edición uno. Realizando un repaso cronológico, en la primera conquista europea, en la temporada 1955-56, solo actuó Juanito Alonso. Berasaluce, Juanito, Juan García y Visa no sumaron minutos.
Tanto en la 15ª como en la 8ª Champions, en Real Madrid actuaron los tres guardametas a lo largo de la competición
La temporada posterior, de 1956-57, el arquero de Hondarribia acumuló siete presencias y Berasaluce pudo debutar en la competición ante el Rapid de Viena. Juanito y Visa no disputaron ningún duelo.
En el tercer título, en el curso 1957-58, Juanito Alonso y Domínguez se alternaron, con cuatro presencias para el primero y tres para el segundo. Berasaluce quedó inédito.
En la Copa de Europa de 1958-59, el único cancerbero en la máxima competición fue Rogelio Domínguez, quedándose Juanito Alonso y Berasaluce sin oportunidades.
En la consecución del pentacampeonato, en la temporada 1959-60, de nuevo el argentino Domínguez monopolizó la portería blanca. El resto de arqueros: Juanito Alonso, Bagur y Berasaluce lo vieron desde fuera.
En la Sexta, en 1965-66, Betancort fue el titular hasta una lesión en la ida de semifinales contra el Inter. A partir de ese instante surgió Araquistáin para jugar la vuelta y la final. El tercer portero de aquella plantilla, Andrés Mendieta, no saltó al césped.
En la célebre Séptima, en la campaña 1997-98, comenzó jugando la primera liguilla Cañizares para luego actuar Illgner en la parte más decisiva. Contreras, como tercer arquero, no se puso bajo el marco.
En la Novena, dos cursos más tarde, la distribución de minutos estuvo repartida entre Casillas y César con nueve encuentros disputados cada uno. Carlos Sánchez no participó ni tampoco entró en ninguna convocatoria.
En la Décima, en el curso 2013-14, la Champions League fue prácticamente completa para Casillas, excepto 75 min ante el Galatasaray que fueron de Diego López. Jesús Fernández se sentó en dos partidos en el banquillo, pero no llegó a jugar.
En la Undécima, en 2015-16, Keylor Navas disputó once encuentros y le dejó dos a Kiko Casilla. El tercer portero, Rubén Yáñez, entró en la lista ante el Malmöe, pero no tuvo ocasión de situarse en la meta.
Un curso más tarde, en 2016-17, el costarricense volvió a monopolizar la portería con 12 partidos dejando solo uno a Casilla. Yáñez continuaba en el rol de tercer guardameta sin minutos.
En el triplete de Champions consecutivas, que se completó en la 2017-18, Navas alcanzó las 11 presencias y Casilla disputó dos partidos de la fase de grupos, mientras que los canteranos Luca Zidane y Moha se marcharon en blanco.
Por último, en la 14ª, Courtois tuvo el papel íntegro en la competición europea con 13 encuentros de 13 posibles. Lunin, Toni Fuidias y Luis López completaron las convocatorias, pero sin conseguir estrenarse en el torneo.
El Real Madrid inició la campaña 1999-2000 con una nómina de tres guardametas en la plantilla: Bodo Illgner, Albano Bizzarri e Iker Casillas. Los tres apoyados por Óliver, el arquero del filial.
Iker Casillas comenzó actuando en los dos primeros partidos de la competición en la primera liguilla. Fue en el empate contra el Olympiacos en Atenas y el triunfo en casa ante el Molde. Sin embargo, para la tercera jornada, saltó a la palestra el argentino Bizzarri debido a que el guardameta madrileño había dejado dudas en Toshack, que veía su déficit en las salidas aéreas como un problema.
No tuvo un debut demasiado afortunado contra el Oporto en el Santiago Bernabéu y tres semanas más tarde en Das Antas, JB Toshack, para su alegría, echó mano de Illgner que había vuelto unos días antes tras una lesión en el aductor en el mes de agosto. Se preveía la estabilidad con el regreso del germano porque era el portero preferido de Toshack y con el que estaba más tranquilo, pero la mala fortuna llegó de nuevo en forma de otra lesión. Una fisura en la rótula derecha le apartó dos meses y medio de los terrenos de juego y ya solo disputaría un encuentro oficial más en su trayectoria madridista (Copa contra el Mérida).
De nuevo, para los dos últimos partidos de la primera liguilla contra los griegos y los noruegos retornó Bizzarri, al no contar Casillas con toda la confianza del técnico galés. La inseguridad del portero argentino que no transmitía ninguna fiabilidad y la destitución de Toshack, para que llegase al banquillo Del Bosque, le abrieron las puertas de par en par en la titularidad a Casillas.
El canterano ya no soltaría el puesto en todo el torneo, jugando completa la segunda liguilla ante Rosenborg, Bayern y Dinamo de Kiev en casa y a domicilio, la eliminatoria de cuartos contra el Manchester United, la de semifinales frente al Bayern y la gran final ante el Valencia. Para el recuerdo dejó un magnífico papel en Old Trafford y en la ida en el Santiago Bernabéu frente al equipo bávaro.
En la 15ª, también las lesiones resultaron un papel fundamental en el devenir de la portería merengue. La rotura del ligamento cruzado de Courtois, antes de empezar la competición europea, obligó al Real Madrid a moverse en el mercado y traer cedido a Kepa, desde el Chelsea, para sustituir la baja del portero belga.
En la plantilla también figuraba el ucraniano Lunin, que en un principio parecía que iba a subir en el escalafón y se convertiría en el guardameta titular, más los canteranos Fran, Mario de Luis, Piñeiro y Lucas Cañizares para completar las convocatorias.
La primera apuesta de Ancelotti para la Champions fue Kepa. El vasco partió de inicio en las tres primeras jornadas de la Liga de Campeones: en casa ante el Union Berlín y las salidas a Nápoles y Braga. Pero el 8 de noviembre sufrió una lesión muscular en el calentamiento del duelo contra los portugueses en el Santiago Bernabéu, por lo que Lunin recogió la alternativa.
El ucraniano disputó el encuentro contra el Braga y también el de los napolitanos en el coliseo merengue. Con la clasificación ya hecha, Ancelotti le dio una nueva oportunidad a Kepa en el viaje a la capital alemana que cerraba la fase de grupos. A partir de los octavos de final Lunin había acabado con el debate en la portería y se afianzó en la titularidad en las eliminatorias de octavos, cuartos y semifinales. En varios choques fue realmente decisiva su participación, rayando a un excelente nivel. En la ida de octavos en Leipzig, su actuación fue inconmensurable, siendo totalmente imbatible. Y para la historia dejó dos paradas decisivas a Bernardo Silva y Kovacic en la tanda de penaltis de la vuelta de cuartos contra el Manchester City en el Etihad.
En el mes de mayo y tras muchos meses de baja, Courtois volvió a tener el alta competitiva. Comenzó el debate sobre quién sería el portero de la final y para ello Ancelotti empezó a dar minutos al belga en la competición liguera. Con el paso de los días parecía claro que Courtois le había ganado la lucha a Lunin pero, por si quedaba alguna duda, una gripe del ucraniano en la semana de la finalísima terminó por despejar cualquier mínima duda que pudiese guardar el técnico italiano. Courtois se puso bajo palos en Wembley y volvió a recordar con varias de sus paradas a la actuación que realizó en Saint-Denis en 2022. Fue su único encuentro en toda la Champions, algo que a principios de temporada costaba pensar que fuese a poder suceder.
Fotografías: archivo Alberto Cosín.
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