Kun o la magdalena

El Kun Agüero es nuestra magdalena de Proust. Verlo aparecer en la portada de As o Marca en las fechas de la canícula es algo que nos retrotrae a veranos pasados. Ver al Kun en la portada de As o Marca (en este caso As) trae consigo el aroma indefectible del estío pretérito, con su textura pringosa de crema bronceadora y acaso (con suerte) la envolvente tormenta de arena de un revolcón en la playa que no volverá... salvo por el Kun.

Qué jóvenes nos haces, Kun. La recurrencia de tu nombre, prácticamente cada verano, nos hace abrazar la fantasía de que el tiempo no pasa por nosotros. El supuesto transcurrir del tiempo no es sino un vano artificio: ¿cómo si no se explica que verano tras verano estemos fichando al Kun Agüero? Ayer citábamos al gran Sinatra y hoy no tenemos más remedio que traerlo de nuevo a colación, citando los versos de una de sus canciones más memorables:

You make me feel so young. (...)

The moment that you speak

I wanna go and play hide and seek.

I wanna go and bounce the moon 

just like a toy baloon.

Because you and I

we are just like a couple of tots,

running across the meadows, 

picking up lots of forget-me-nots.

Yo me imagino que el Kun es el comodín veraniego de la redacción del As, y me pregunto con el corazón en un puño qué va a ser de los veranos de Relaño si el Madrid, de hecho, termina fichándole.

-¿Qué ponemos hoy, en este aciago ocho de julio?

-Habla del fichaje del Kun.

-Lo ficharon ya el verano pasado. Acuérdate, Alfredo.

-Es verdad. ¿Tías en pelotas?

-¿Para la portada?

-Se merecen un ascenso después de tantos años.

Cuando el Madrid fiche de verdad al Kun, el almanaque cobrará inopinados visos de realismo y los lustros se desplomaran sobre las cabezas de esa redacción, sepultándolas (metafóricamente) en los escombros de la desazón.  Será como cuando los nazis abrían el Arca de la Alianza en la película de Spielberg y haremos bien, como Indiana, en mirar para otro lado para evitar el alcance del ensalmo.

Pogba, en cambio, no nos devuelve al pasado, sino que proyecta la fragancia de un lío de verano pasajero, de vigencia tan actual que la mente casi no llega a registrarlo. El nombre de Pogba no trae consigo ninguna recurrencia ni nos hace jugar al escondite o botar la luna como si fuese un gran balón playero. Es como una de esas bellezas efímeras del verano que acabas de conquistar o, mejor dicho, que sueñas con conquistar en los tórridos ensueños de la siesta bajo la sombrilla. ¿Soñamos con conquistarla, o es el Barça quien sueña -así es según Mundo Deportivo, y viceversa- con llevarse el gato al agua? ¿Se pelean Madrid y Barça por Pogba, o es su representante el que se pelea porque se peleen? No está la cosa clara, hasta el punto en que no sabemos qué desear. Pogba es la chapa cuñadística del estío. Siempre hay un cuñado que conoce al dedillo los movimientos tácticos del estrafalario jugador francés y te los cuenta en tiempo real con la cerveza y las gambitas. ¿Qué sería del verano sin las especulaciones baldías de los enterados en el pajiplantillismo? Pogba será en las próximas semanas uno de sus argumentos predilectos.

Éramos pocos y parió la abuela de Kondogbia. Y además, acompañado de la ya célebre muletilla "El jugador aceptaría estar hasta enero sin jugar", a la cual debemos acostumbrarnos de cara al largo y cálido verano de los periódicos deportivos catalanes. Si las prestaciones box-to-box de Pogba constituyen una disciplina cuñadística mainstream, las de Kondogbia es materia de tratados orales improvisados por cuñados underground.

-¿Tu cuñado conoce como la palma de su mano los movimientos tácticos de Pogba?

-Claro.

-Te jodes. El mío conoce los de Kondogbia.

Vemos, pues, cómo tanto Pogba como Kondogbia están cerca del Barça. Esa suerte que tienen. Podrán seguir siendo buenos una vez fichen, a diferencia de lo que les sucedería si los contratara el Madrid.

Hemos dejado para el final, deliberadamente, la portada de Marca. "Esto no es fútbol", proclama el rotativo de la Hernia, titular que reservábamos para el último instante a efectos de hacer valer una añagaza: el que podáis pensar que lo anterior sí lo era. Amaños, fichajes fraudulentos, violencia y corrupción de gama alta. Tantos desmanes reseñados y ni una sola palabra de las últimas gafas de Dani Alves.