Kosovo y Löw son los padres

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buen día de parón. ¿Cuántos llevamos? Sabe Dios. El tiempo se torna una sustancia pastosa y constante, sin subdivisiones, sin noche ni día, sin antes ni después. En medio de esta monotonía sin fin, y para hacerlo todo más espectral si cabe, España juega hoy contra un país que no existe, o al menos contra uno cuya existencia no reconoce la propia España. Kosovo es un país que no es, pero contra el cual es perfectamente posible jugar al fútbol. El Cid ganaba batallas después de muerto, y Kosovo juega partidos antes de existir.

“Vale ya de sustos”, ruega desde su portada Marca. Coño, ¿os parece poco susto el jugar contra un fantasma? Jugar contra un país al que no reconoces tiene que ser algo así como bautizar a un hijo que no reconoces. “Yo no me llamo Javier”, cantaban los Toreros Muertos, silbando para otro lado ante la reclamación de una paternidad no apetecida. España tampoco se llama Javier pero juega contra los hijos no apetecidos por la comunidad internacional y la propia España. Es todo muy raro, aunque si partes de la base de que la avaricia de los prebostes del fútbol de selecciones te birla a tus hijos (se llamen Javier o no) para que vuelvan con la rodilla hecha fosfatina y/o con un Covid en todo lo alto, pues entonces todo parece menos raro. En ese sentido, en lo que tiene que ver con que tus jugadores vuelvan hechos unos zorros, da un poco igual si el país contra el cual juegas existe o no.

O tal vez estamos diciendo una tontería y no da igual. Quién sabe lo cabreada que puede estar esta gente por no existir. El no existir proporciona una mala leche muy característica (que le pregunten a Dios, apostillarán los ateos), y el que no es reconocido en su singularidad nacional entra con especial virulencia a la tibia del contrario, de manera que solo nos queda rezar (por ejemplo) para que el partido número 180 de Sergio Ramos no finalice con algún infortunio. Primero, que no se nos lesione. Segundo, que el partido le cuente. Con el empeño que tiene nuestro adorado Sergio por batir récords con la selección, nos disgustaría que algún tribunal deportivo le reste a la postre este partido, por mor de no existir el rival. Pero vamos, que este último es el menor de los riesgos. Si este humilde portanalista que les habla tuviera la ocasión de jugar contra un país que me dice que no existo, iba a rebanar tobillos rivales con un furor inusitado. Vale, vale, no existiré, pero esta no te la alivia ni tres días bajo hielo.

Por si teníamos pocos espectros con el muy colectivo espectro kosovar, As trae a Joachim Löw a su primera plana. Junto con Raúl, suena Löw tras una hipotética partida de Zidane.

¿Pur qué?, preguntamos al respecto, en perfecto alemán como se ve.

¿Por qué Löw, hombre, por Dios? ¿No tenemos suficiente con el parón? Löw es otro fantasma, dicho sea sin ánimo de ofender. Lo es en el sentido de que un técnico que debe su fama a una selección nacional de fútbol (y dale con las selecciones nacionales) no está por ello especialmente capacitado para dirigir un club. Son dos trabajos radicalmente dispares. Un seleccionador sigue a jugadores, decide convocatorias, juega amistosos disfrazados de oficiales, y solo cada dos años entra en acción de manera realmente decisiva. Un entrenador de club se la juega cada tres o cuatro días, y debe regir dinámicas de furibundo cortoplacismo que nada tienen que ver con las que lleva un seleccionador nacional.

No, hombre, no. Löw es al eventual trabajo de técnico del Madrid lo que Kosovo es al escenario del fútbol mundial, una cosa incorpórea, intangible. Hay tantas razones para decir que Löw sirve para entrenar al Madrid como las hay para decir que Kosovo existe. Tanto Kosovo como Löw son los padres. This is a Löw, que cantaba Blur, y con toda la razón. Vaya bajón.

Raúl, que también aparece en la portada de As, nos parece que existe un poco más. Nos suena un poco menos a espectro de parón. Puede faltarle experiencia, y tal vez esa mano izquierda que tiene Zizou para lidiar con futbolistas que son cada uno una multinacional. Pero conoce la casa al dedillo, o como la palma de su mano, o como la palma de su dedillo. Tanto su mano como su dedillo son perfectamente existentes, y no suelen buscar setas en las profundidades del gayumbo, o no al menos cuando las cámaras de televisión escrutan el banquillo. No solamente Raúl existe, sino que es un hombre esencialmente aseado y guapo. Que le pregunten si no a nuestra amiga Lucía.

Con todo, ojalá lo que suceda sea que Zizou gane ahora Liga y Champions, que decida seguir y que abrace sin miramientos la idea de capitanear la reforma de la plantilla que prevé el club.

Os dejamos con la percepción de la realidad de la prensa cataculé. Estos sí que son fantasmas.

Pasad un buen día.