—¡Dichosos los ojos, pero si se ha dignado a venir a mi bar el desaparecido Trevor Miles! ¡Y no solo eso, sino que viene del brazo de Kosovare Asllani! —Exclama Lou, propietario del bar Love me tender.
—Buenas tardes, Lou, disculpa mi ausencia, fui a comprar unos filetes para cenar y se me fue la hora de la cabeza.
—Trevor, has estado más de un año desaparecido y ni siquiera te has dignado a avisar ni a darnos alguna señal de que seguías vivo.
—Se me olvidó.
—¿Se te olvidó avisar?
—No, se me olvidó que seguía vivo.
—Sé que no vas a cambiar, Trevor, de modo que no insisto. Lo que sí quiero es que me expliques ¡¿qué diantres haces con Kosovare Asllani?!
—Salimos a celebrar su renovación con el Real Madrid femenino y aún no hemos vuelto a casa.
—Lou —interrumpe Asllani dejando caer la onda de su pelo sobre la barra— Trevor me ha hablado mucho de ti durante estos meses, dice que preparas los mejores martinis de la ciudad y, con este calor, me apreciaría mucho que me sirvieras uno, por favor.
—Será un honor servir un martini a Kosovare Asllani —contesta Lou con profesionalidad intachable.
—¿Llevas todos estos meses con ella y no me habías dicho nada, maldito? —Susurra Lou a Trevor con la botella de ginebra como barrera acústica para que no escuche Kosovare.
—Lou, te dije que se me olvidó que seguía vivo, cuando estás con alguien como ella ocurren estas cosas.
—Pero Trevor, Kosovare Asllani es una de las mejores futbolistas del mundo. Eligió venir al CD Tacón, germen del Real Madrid, cuando podría haber fichado por cualquiera de los equipos consolidados de Europa con opciones de ganar títulos. Ha demostrado su clase y su madridismo durante todo este tiempo. Y ha hecho un temporadón en el que ha sido la máxima goleadora del equipo. ¡Es buenísima!
—Desde luego, Lou, es buenísima y lo está. Es uno de esos casos en los que ser y estar significan lo mismo.
—No me seas frívolo, Trevor, estoy hablando de la categoría futbolística de una jugadora, no de su físico.
—Lou, yo no veo a una futbolista, yo veo a Veronica Lake recién salida de la pluma de Raymond Chandler.
—Pero Trevor…
—Lou, tu postura es incongruente e hipócrita, como la de gran parte de la sociedad. A mí me enamoró la mujer, no la jugadora del Real Madrid. De hecho, no sabía ni quién era cuando me crucé con ella en la cola de la carnicería de El Corte Inglés.
—Ahora entiendo la clase de filetes que saliste a comprar.
—La belleza tiene el mismo derecho a ser admirada que el talento, Lou. Es hipócrita la tontería esa de que solo esté bien visto valorar el interior y no el exterior cuando somos igual de responsables de una cosa que de la otra.
—¿Qué quieres decir, Trevor?
—Que tenemos el mismo mérito, es decir, ninguno, por ser guapos que por ser listos o buenas personas. Por lo tanto, si solo es admirable la forma de ser, estamos discriminando a todas las personas que han tenido la «mala suerte» de nacer bellas. Así que, tan digno es elogiar una cualidad como la otra como ambas, que es lo más sensato.
—Es lo más cuerdo que has dicho desde que te conozco, Trevor. Os invito a otra copa.
—Gracias, Lou —agradece Kosovare Asllani—. Intuyo que este es el comienzo de una buena amistad.
Fotografías Imago.
Puto genio.
¿Vuelve la serie de Trevor? ¡Quiero otra temporada! Que ya queda menos Eurocopa.
Hay que tener en cuenta una cosa, para los cortoplacistas. Esto es una carrera a largo plazo. El Real Madrid femenino llegará a ser el más grande, pero no mañana ni pasado. Habrá que aguantar el relato de turno hasta que llegue el momento. Y también llegará el momento en que los ahora comedidos juntaletras empezarán sin reparos a sacar las cosquillas a las jugadoras, solamente porque defienden al Real Madrid.
Al tiempo.
A mí me ha sorprendido el segundo puesto esta temporada, pero no debería. La camiseta del Real Madrid tiene un peso específico inmenso, te la pones y te conviertes en un jugador campeón.
Por cierto, gran fichaje el de Nahikari.
"Desde luego, Lou, es buenísima y lo está. Es uno de esos casos en los que ser y estar significan lo mismo.
—No me seas frívolo, Trevor, estoy hablando de la categoría futbolística de una jugadora, no de su físico.
—Lou, yo no veo a una futbolista, yo veo a Veronica Lake recién salida de la pluma de Raymond Chandler.
—Pero Trevor…
—Lou, tu postura es incongruente e hipócrita, como la de gran parte de la sociedad. A mí me enamoró la mujer, no la jugadora del Real Madrid. De hecho, no sabía ni quién era cuando me crucé con ella en la cola de la carnicería de El Corte Inglés.
—Ahora entiendo la clase de filetes que saliste a comprar."
Este fragmento prueba que leer a Chandler no te convierte en alguien elegante.
Oiga, no falte al respeto, que yo no he leído a Chandler.
Ni ha visto a Veronica Lake, pero este tipo de asuntos, en 2021, requieren mas elegancia, o quizá mas capacidad de transmitir sin enumerar.
Saludos.
Sobra absolutamente esa parte del mismo modo que no elogiarían por su físico a un jugador masculino.
No recordemos cómo babeaban por Beckham, Totti o Aitor Ocio chicas que no sabían ni quién es Di Stefano.
Entiendo como una ironía absoluta el discurso del autor del diálogo.
Las mujeres son bastante más bestias que los hombres en privado a la hora de manifestar preferencias sexuales, pero la mala fama se la llevan los hombres.
De hecho, a mi me dicen piropos por la calle y me siento intimidado.
No eres más tonto porque no entrenas.
Usted tampoco ha leído a Chandler.
Pues yo sí he leído a Chandler, y también a Hammett (no a usted, por supuesto). No entiendo a qué se refiere con su crítica a ese párrafo. Y sí entiendo la analogía con el aspecto que tiene Asllani en la fotografía con Verónica Lake.
Por cierto, me encantaba Beckham, casi tanto como Cannavaro "il bello", que por algo tenía este apodo. Eso sí, yo sí que sabía quién era Di Stefano.
Le doy un "Me Gusta" al artículo y a Kosovare Asllani.
Y donde digo "me gusta" debo aclarar que me refiero exclusivamente a sus cualidades futbolísticas, no la vayamos a liar.
Saludos.
Ja, ja, jaaaaaaa. A mí también me gusta Asllani, y por lo mismo.
Grande y sensato retorno. Qué bien volver a leerte