Un jugador, una canción: Rodrygo

He tenido la enorme suerte de ver a Kiss en directo, y la única palabra con que puedo definir la experiencia es fiesta. Ese maravilloso exceso, exacerbado hasta la auto parodia, el uso de pantallas masivas y una cantidad grotescamente grande de pirotecnia y esos estribillos milimétricamente diseñados para ser coreados por estadios, igual que Rodrygo, son parte de una celebración. Nadie va a ver a Kiss buscando virtuosismo técnico o conmovedora introspección, sino que va a buscar descaro, alegría y energía, cosas ambas de las que el bueno de Rodrygo viene sobrado.

Por grotesco que parezca, Kiss tiene muchos detractores. Se les acusa de tender a una megalómana vacuidad musical y de ser "comerciales". Por supuesto que son comerciales, no en vano, Gene Simmons, bajista y cabeza pensante tras la mulltinacional que ya es la banda, es posiblemente el mejor hombre de negocios dentro de la industria musical. Es un señor que vio antes que nadie las posibilidades detrás del merchandising, cosa que además descubrió poco más o menos a la vez que George Lucas respecto de su Star Wars. En 1977, EEUU estaba lleno de artículos de Kiss. Camisetas, muñecos, fiambreras, vasos de plástico, una atracción de parque de atracciones, tebeos y una película de dudosa calidad. Por si fuera poco, don Gene, que por cierto apenas sabe tocar el bajo y suple sus carencias para hacer un solo de bajo en directo con efectos y escupiendo fuego y sangre, es el que vio el potencial de una banda de California llamada Mammoth. Decidió firmarlos corriendo él con el riesgo, poniendo como condición que cambiaran el nombre del grupo y lo cambiaran por el apellido de dos hermanos holandeses que tocaban en ella. Desde entonces se llamaron Van Halen.

Rodrygo es comercial. Tiene imagen de buen chico y su potencial, no sólo futbolístico, sino de imagen fue percibido por Nike cuando no era siquiera un adolescente. No nos engañemos, un chico que en su debut en la mejor competición del mundo en el estadio del mejor equipo del mundo marca tres goles, tiene algo. De acuerdo con que es más que evidente que hay que dejarlo madurar, que tendrá momentos peores y que tiene mucho por aprender, pero no se le ve madera de, como ya se ha dicho antes, besaescudos más mentira que Milli Vanilli.

No puedo evitar verlo encarar, driblar y marcar y empezar a berrear “YOU WANTED THE BEST, YOU GOT THE BEST…”, pero es que es rigurosamente cierto, queremos lo mejor y lo tenemos. Somos el Real Madrid.