Oigo señoriales ecos madridistas. Y no por ello inhabituales. Susurros. Oigo dentro de mi casa que Keylor cometió falta y debió de ser expulsado por un derribo fuera del área. Los medios antimadridistas, o sea, todos, también los han oído. Los oyen y se frotan las manos. Escupen en un plato, mezclan la saliva con la sangre de una vírgen y con eso ya han llenado dos páginas. Un jugador bético insinuaba al final del partido que el árbitro ayer en el Bernabéu, Mateu Lahoz, había reconocido que no se atrevió a señalar la falta ni a expulsar al portero costarricense, quién sabe si temeroso por la posible salida subterránea del Florentikraken.
Nunca he oído reconocer lo irreconocible en ningún otro equipo que en el Madrid, cuyos aficionados se ponen muy señores haciéndose los honestos de pacotilla mientras con los restos de su honradez se hacen conjuros. Ese es el señorío que reivindica y del que se parte de risa el odiador, el envidioso profesional que por otro lado denigra (este es el signo de que habían encontrado la horma de su zapato) a Mourinho, tan duro como el cardo tártaro del que hablaba Tolstoi, que dejó dichas tantas verdades que dolieron y que siguen doliendo, redivivas, a propios y extraños.
Yo digo que Keylor despejó el balón de forma absolutamente legal, entre otras cosas (además de por estar convencido de ello: se lanza de cabeza a por el balón que desvía antes de chocar con el delantero bético) porque si digo que Keylor pudo remotamente cometer falta y por lo tanto pudo ser expulsado se multiplicarán mordiéndome los tobillos los bardos (fantaseo con verlos al final de cada cuento igual que a Asuranceturix) que comparen (¡ya lo están haciendo!) un lance tan claro e irrelevante a tenor de las anteriores y posteriores decisiones arbitrales con el robo del siglo en el Campo Nuevo (¡con todo lo que sucedió allí y ni siquiera sólo con una de las cosas que sucedieron allí!). O incluso al bueno de Keylor con el esperpento (qué bello elogio) de Suárez.
Ya saben que el Madrid y el madridismo juegan en la arena y que el Barcelona y el barcelonismo lo hacen en el palco imperial donde comen uvas y beben vino, reclinados en el triclinium, todos esos medios que tienen la redacción (es un hecho científicamente demostrado) en Mordor. No voy a ser al menos yo quien les diga "Morituri te salutant", que es lo que pretenden y a lo que aboca ese "señorío" madridista con su ridícula honradez en un mundo esencialmente injusto, un mundo lameño y carliniano vigilado por aytekins, que bien podrían ser los malvados duendes de una tierra fantástica o la policía de un régimen al que de un modo u otro le tendrá que llegar su merecida decadencia.
Leí este fin de semana que Manolo Lama no retransmite los partidos desde el Bernabeu, sino desde un estudio. No sé si es cierto.
Hablando del Real Madrid, a veces me viene a la memoria la figura de Josef K... en El Proceso.
Un pobre hombre acusado de no se sabe qué, perdido y confundido en un laberinto burocrático corrompido y que recibe palos desde todos lados por muy correctamente que intente hacer las cosas...
Maravillosa comparación, JMB.
Maravillosa comparación, JMB.
Gracias, Mario.
Gracias, Mario.
¿Y porqué nadie del Real Madrid dijo claramente que Keylor toca el balón con la cabeza antes de impactar con el atacante?
Es que no me lo explico carajo.
Hasta el propio Keylor al ser preguntado y sin salirse de su "buen camino" dijo: creo que la toco con la cabeza.
¡Cojones (con perdón) di que la has tocado con la cabeza y punto!
Necesitamos que alguien del club (Butragueño sería lo suyo) ponga "los puntos sobre las ies" al acabar los partidos. Ni entrenador ni presidente, Butragueño que pa eso está, joer.