En el ya lejano verano de 2009, hace 14 años, Florentino Pérez montó una verdadera revolución en el club, al que volvía después de su segundo advenimiento.
Fue el verano de Cristiano Ronaldo, primordialmente, pero también el de Kaká: dos figuras mundiales y ambos muy recientes balones de oro. También el de varios fichajes para “españolizar” al equipo, encabezados por el metrónomo Xabi Alonso, que vino acompañado por dos defensas internacionales, Albiol y el gran Álvaro Arbeloa (acierto pleno al fichar a los 3, que un año después se proclamaron campeones del mundo de selecciones en Sudáfrica con la selección española).
Hubo un sexto fichaje: se trataba de la promesa más ilusionante del fútbol francés, un delantero de 21 años de edad, procedente del Olympique de Lyon, con 4 títulos conseguidos como campeón de la Ligue 1 a su joven edad. Karim Benzema. El presidente Pérez, enamorado de su juego, se desplazó personalmente al domicilio de Karim para formalizar su fichaje, quizás la única vez que hizo una gestión de fichaje tan personalizada.
14 años después, el domingo 4 de junio de 2023 por la mañana, saltó el bombazo que —casi— ningún madridista deseaba: se va Benzema del club, sin dejarnos tiempo para organizarle una despedida por todo lo alto en el Bernabéu. El anuncio apenas se hizo 6 horas antes del inicio del último partido de liga del francés. Y sorprendió con el pie cambiado a todo el mundo.
Florentino Pérez, enamorado de su juego, se desplazó personalmente al domicilio de Karim para formalizar su fichaje, quizás la única vez que hizo una gestión de fichaje tan personalizada
Quien les narra —como muestran decenas de escritos en La Galerna— profesa una enorme devoción por Karim Benzema desde el mismo momento en el que se anunció oficialmente su fichaje. Hay muestra gráfica de ello: por ejemplo, en la final de Kiev en 2018 ante el Liverpool, este escribidor no vio a ningún otro seguidor del Real Madrid luciendo una camiseta de Benzema, excepto a sí mismo.
Esa temporada, por cierto, fue de las más flojas del francés de origen argelino, con pocos goles (12, su segunda peor marca como madridista en 14 años), y cosechando bastantes pitos por parte de su propia afición, sobre todo en varios encuentros ligueros, donde su bagaje en 32 partidos fue tan solo de 5 tantos. Aun así, resultó ser más que decisivo en la vuelta de la semifinal ante el Bayern (2-2, con 2 goles suyos ante el alemán Ulreich) y en la mismísima final, donde su astucia permitió batir al meta Karius e inaugurar el marcador de la final.
Muchos compañeros de esta revista de Internet han rendido homenaje a Karim —con mucha más belleza que un servidor— y otros cuantos lo seguirán haciendo en los próximos días. Así pues, incidiré menos en loas poéticas y en aspectos sentimentales, destacando sobre todo la progresión que ha vivido Benzema en el transcurso de esta larga trayectoria, que ha terminado con 648 partidos disputados, siendo el quinto jugador en esta clasificación en los 121 años de historia del club, tan solo tras Raúl González (741), Iker Casillas (725), Manolo Sanchís (710) y Sergio Ramos (671), y siendo el extranjero que lidera dicho ranking, superando en más de 100 partidos al segundo, Marcelo Vieira (546).
Destaco sobre todo la progresión que ha vivido Benzema en el transcurso de su larga trayectoria, que ha terminado con 648 partidos disputados, el quinto jugador en los 121 años de historia del club, y el extranjero que lidera dicho ranking
Y es que los principios de Benzema en el club no fueron sencillos. Tardó algún tiempo en explotar y tuvo que competir duramente en sus inicios con Gonzalo Higuaín por la titularidad. En su primera campaña juntos, el Pipa goleó a Karim (29 goles a 9), aunque en la segunda temporada los números del lyonnais ya superaron a los del argentino nacido en Francia, ambos a las órdenes de Mourinho. Y la tendencia siguió así durante el trienio del entrenador portugués, pese a algunas críticas de este sobre el francés con su famosa frase “si no tienes perro para ir a cazar y tienes un gato, vas con él”, frase que espoleó a Karim para poco a poco desbancar a Higuaín, cosa que finalmente logró a mediados de su segunda campaña.
Pero Karim tenía otra baza, además de su producción goleadora, que ya superaba con facilidad los 25 goles al año (con un pico de 32 en la célebre Liga de los récords): las asistencias. Y es que se convirtió claramente en el mejor compañero de baile de Cristiano Ronaldo, con una media de 20 asistencias por año, la mayoría como obsequios para el crack de Madeira.
De ahí el título de este artículo. Benzema, sobre todo en las temporadas de Mourinho, era el gran actor de reparto, un secundario valiosísimo. Ya se sabe que, en muchísimas películas, son los grandes actores secundarios quienes salvan una producción. Karim sabía que el galán del film era otro, era el marciano portugués que marcaba cada año 50 goles. Y aceptó generosamente dicho rol.
En los premios Oscar, en toda su casi centenaria historia, ha habido 6 actores que han sido capaces de ganar la preciada estatuilla como actor principal y también como mejor actor secundario. En la mayoría de los casos, el primer Oscar que obtuvieron fue como actor de reparto, y años después les llegó la gloria absoluta como actores principales.
El gran Jack Lemmon ganó como secundario en 1955 (“Escala en Hawai”) y como protagonista 18 años después (“Salvad al tigre”). Robert de Niro hizo el mismo recorrido como secundario (“El Padrino 2ª parte”) en 1974 y logró el Oscar como actor principal en 1980 con “Toro Salvaje”. Denzel Washington, lo mismo: mejor actor de reparto en “Glory” (1990) y alcanzó su cima en 2002 con “Training Day”. También igualó dichos registros el hoy en día denostado Kevin Spacey, con “Sospechosos habituales” en 1995 y su protagonista en “American Beauty”, de 1999.
Este fue el camino que tuvo que recorrer Karim Benzema, el mejor secundario entre 2009 y 2018 en el Real Madrid, el socio favorito de Cristiano, pero al que los periodistas en general (recordemos aquellos feos apodos de “BenzeMAL” “BenzeNÁ”, “Mesié Empané”, “El gato” como mote despectivo, o “BenzeMALO”), y muchos aficionados madridistas no lo supieron valorar en su momento. Recordemos que numerosos seguidores asiduos al Bernabéu casi exigían su suplencia y manifestaban su preferencia por Álvaro Morata como titular del equipo.
Su gloria (que ya de por sí debía de ser indiscutible, ya que había ya ganado en 2018 4 Copas de Europa, y siendo en las 4 finales titular indiscutible) definitiva se fraguó paradójicamente —o no tan paradójicamente— a partir de la salida de su mejor partner en el club, verano de 2018. Aquel verano negro (por las salidas de Cristiano y de Zinedine Zidane), casi todos pensaban que quien iba a tomar el relevo en el liderazgo de la delantera merengue iba a ser Gareth Bale; pocos pensaban en Karim.
Los periodistas en general y muchos aficionados madridistas no lo supieron valorar en su momento. Recordemos que numerosos seguidores asiduos al Bernabéu casi exigían su suplencia y manifestaban su preferencia por Álvaro Morata como titular del equipo
Lo cierto es que tras un annus horribilis 2018-19 del club (en el que Benzema volvió a marcar 30 goles, los mismos guarismos que 7 años antes), enseguida se vio que el francés iba a asumir el bastón de mando atacante del equipo. Lo reafirmó en la siguiente campaña, la de la Liga de la Pandemia, reconquistando el título tras el de 2017, y de ahí ya nadie le pudo quitar el protagonismo en el Madrid (con producciones cercanas a los 30 goles y más de 10 asistencias por año), con especial hincapié en la maravillosa temporada 2021-2022, con un récord de 44 goles y 15 asistencias en tan solo 46 partidos, con una lluvia de títulos, con liga incluida, y con su excepcional Champions League, la Decimocuarta, posiblemente la más bella e increíble aventura jamás contada desde que se creó la competición, allá por 1955.
Obviamente, tras tan tremebundas estadísticas, llegó el 17 de octubre de 2022 (“le jour de gloire est arrivé”, como una de las estrofas de “La Marsellesa”) la noche en la que Karim obtuvo su particular Oscar al mejor actor protagonista: el célebre Balón de Oro, más merecido y más unánime de los últimos tiempos. En esta ocasión, no hubo la más mínima sombra de duda sobre qué jugador había hecho más méritos para levantar dicho galardón.
Benzema había culminado el mismo camino que en celuloide habían trazado antes que él actores excepcionales: Lemmon, De Niro, Washington, Spacey, que se habían esforzado durante años haciendo papeles de todo tipo, con variados registros (comedia, drama, acción). Benzema se había entregado durante años al equipo, a sus compañeros, abriendo espacios, efectuando desmarques, inventándose pases imposibles, cabeceando, disparando con ambas piernas desde todos los ángulos, produciendo jugadas imposibles como su célebre slalom en la línea de fondo en el viejo Calderón ante la presencia y los ojos atónitos de tres defensores de prestigio como Godín, Savic y Giménez.
Benzema había culminado el mismo camino que en celuloide habían trazado antes que él intérpretes excepcionales del cine: de actor de reparto a mejor actor principal
Benzema ha producido tantas obras maestras que muchas de ellas permanecerán hasta el fin de los tiempos en millones de mentes madridistas y también de muchos amantes del fútbol de calidad (“juego para los que saben de fútbol” como bien declaró varias veces), como lienzos velazqueños en el Museo del Prado o como vestigios mesopotámicos en el British Museum.
Aun nos queda por llorar su ausencia: en el mes de julio próximo ya no formará Karim parte de la expedición madridista para hacer la pretemporada. Una de mis hijas me recordada ayer que el coche que teníamos hace unos 10 años lo bautizó ella misma como “Benzema”, mientras derramaba unas lágrimas al enterarse de su adiós al Madrid.
Benzema ha producido tantas obras maestras que muchas de ellas permanecerán hasta el fin de los tiempos en millones de mentes madridistas y también de muchos amantes del fútbol de calidad (“juego para los que saben de fútbol” como bien declaró varias veces), como lienzos velazqueños en el Museo del Prado
Tengo claro que el próximo partido al que vaya al Bernabéu lo haré con la camiseta del 9 de Benzema, como en ciertas ocasiones señaladas (a veces me pongo dos, ambas con el 9, la otra está firmada por D. Alfredo, quien, por cierto, adoraba el talento del francés y así me lo hizo saber al menos en dos ocasiones). Va a ser un vacío imposible de cubrir, pero nos ha dejado tantos goles, tantos pases, tanto arte, en definitiva, que al añorarlo tendremos todos los que le adoramos un amplio catálogo de joyas futbolísticas por recordar.
P.D.: Para los curiosos amantes del cine, los otros 2 actores que han obtenido ambos galardones (actor principal y actor de reparto) han sido hasta ahora Jack Nicholson (2 como protagonista en “Alguien voló sobre el nido del cuco” en 1976 y en “Mejor… imposible” en 1998, y como secundario en “La fuerza del cariño” en 1984) y Gene Hackman (protagonista en 1971 por “French Connection” y secundario en 1992 por “Sin perdón”). Al contrario de los antes mencionados, estos dos gigantes del cine empezaron ganando como actores principales de sus películas.
Getty Images.
Realmente , en su amplio sentido, la existencia de ciertos futbolistas del Real Madrid tiene bastante de una vida de cine. De ensueño. Y no lo digo tanto por la artificialidad e impostura que en ciertos momentos conlleva la fama, sino por la espectacularidad y genialidad de aquellos protagonistas dotados con un don especial.
Cada cual rinde homenaje como puede o sabe. Y. tal como era previsible, el señor Athos Dumas lo ha hecho. Mejor dicho, lo ha vuelto a hacer.
Mi manera es esta: tengo claro que la técnica, la plasticidad , la visión y concepción del fútbol demostrada por Benzema no ha habido nadie que la haya superado ; ni siquiera , igualado. Jamás, "jamais".
Uno, que no es demasiado partidario de los nacionalismos, y que por eso siente al Real Madrid como su auténtica patria , siente agradecimiento a Francia (fui acogido de muy joven por nuestro país vecino) y se alegra mucho de la enorme contribución que los franceses han hecho al Real Madrid. Es evidente.
(*) Espero, para el 2024, el arribo del de Bondy para recuperar parte de la ilusion que , paulatina y ¿definitivamente?, me han quitado los negreiros. "Siempre nos quedará Paris" (Casablanca)... Otra vez un francés, el cine...el Real Madrid.