De todas las entrevistas de La Galerna que he tenido que perderme por el hecho de vivir en Gran Bretaña, pocas me han dado más envidia que la de Aitor Karanka. Intento estar presente en cuantas entrevistas de La Galerna tienen lugar, pero no siempre consigo mi propósito por cuestiones logísticas. Tanto Athos Dumas como Ramón Álvarez de Mon han llevado a cabo una excelente labor conduciendo la conversación, lo que demuestra que yo no hacía falta, pero no es esa mi razón. Mi razón es puramente personal y egoísta: admiro a Karanka por el profesional que fue en el Madrid y por la persona que aparenta ser y al parecer es, según confirman tanto Emilio como Athos. Ojalá pueda conocerle más adelante.
No hay en la historia contemporánea del Real Madrid un caso de contraste entre la honorabilidad de una persona y la crueldad del trato mediático que se le dispensa como el del vitoriano. Ni en su etapa como jugador (tres Champions en su haber) ni en los tres años en los que formó parte del cuerpo técnico dio Karanka la menor razón para ser repudiado por la prensa, muy al contrario: siempre se desempeñó con absoluta profesionalidad y respeto, intachable actitud que de manera tan chocante como grosera solo encontró por parte de los medios la réplica de un maltrato tan zafio como inexplicable. Lo único de lo cual podía acusarse a Karanka era de lealtad a la institución que le pagaba y a su jefe de entonces, José Mourinho. La opinión que uno pudiera tener sobre dicho jefe (fuera ésta buena, mala o regular) en nada debería haber afectado la opinión que mereciera su subordinado, quien jamás tuvo un mal gesto ante los micrófonos ni resultó polémico por ningún motivo traído por él mismo.
El segundo caso de mayor descuadre entre la caballerosidad de un deportista y el maltrato que recibe de los medios es el de Gareth Bale. Siempre me he preguntado qué ha hecho el galés, a quien como saben mis lectores aprecio mucho, para merecer tanta vesania de la prensa. Pero Bale tiene al menos un par de lunares en su relación con la afición: sus palabras tras la Final de Kiev (aunque Cristiano estuvo mucho peor) y la malhadada bandera de declaración de prioridades (Wales, golf, Madrid, in that order, ya saben). Karanka, en cambio, no tiene ni el menor lunar, y se le sacudió aún más fuerte que a Bale, bien es cierto que durante mucho menos tiempo. Hay un momento extrañamente mágico en la entrevista de Ramón y Athos, hacia el final, cuando Karanka opina sobre Gareth y es como si el vasco se defendiera a sí mismo en carne de otro, o tal vez sea solo la decencia encorajinada ante el abuso.
La entrevista nos muestra un Karanka no demasiado interesado en ahondar en recuerdos aciagos, mucho menos en pasar factura o cobrarse venganzas de cuentas pretéritas. Con la altura de miras que siempre (no solo ahora) le caracterizó, Aitor prefiere pasar por encima de una etapa enormemente difícil e injusta, o al menos centrarse en lo más positivo de la misma. Esta actitud, absolutamente comprensible porque alguna vez habrá que pasar pagina, es perfectamente compatible con la firmeza en la afirmación de la lealtad a Mourinho, de quien sigue hablando con auténtica devoción profesional y sentido de la amistad.
Ojalá le vaya siempre muy bien. Lo merece.
A este Señor lo difamo calumnio maltrató y sufrió una cacería propia de épocas medievales de salvajes por parte de esta indigna mal llamada prensa pues ni son periodistas son animales sedientos de sangre....que aso de marza asport y demás asco....GRANDE KARANKA
Buenas tardes, estoy de acuerdo en todo con usted D. Jesús, dada la admiración que compartimos por el vasco, por buscarle los 3 pies al gato, no termino de compartir ese manera de proceder de Aitor de no rccecordar cosas pasadas y de no ajustar cuentas, con determinados individuos, a usted D. Jesús, a D. Aitor y demás peña recordarle que con esta gentuza la seña de identidad de la divertida película Zombieland : Mata y remata.
A karanka se le atacó, simple y llanamente, por que tenemos la peor prensa deportiva del mundo