Lopetegui, deslumbrante nuevo entrenador del Real Madrid, es hombre de la RFEF, que es como ser hombre de empresa familiar de toda la vida. Ha estado en muchos sitios y en el Oporto, donde triunfó (más o menos), pero luego se metió en la RFEF, donde se vive mejor y más tranquilo. Que le pregunten a Vicente del Bosque lo que es trabajar en el Madrid y en la RFEF. Algo así como trabajar en Wall Street y en el departamento municipal de parques y jardines de Soria, respectivamente.

Así que no me sorprende que lo hayan designado para el Madrid. Trabajar en el departamento municipal de parques y jardines de Soria es una experiencia injustamente ninguneada. En el departamento municipal de parques y jardines de Soria se entrena como en ningún otro lugar esos detalles que le hacen a uno el traje de personalidad tan requerido en el Madrid.

 

Esta mirada de aplomo, esta joven y sin embargo experimentada expresión delbosquista de bonhomía y paz interior y deseos también de paz en el mundo la ha entrenado Lopetegui, y la ha perfeccionado en el departamento municipal de parques y jardines de Soria. Para que luego digan. Triunfos no ha logrado demasiados, pero eso no es tan importante como a algunos les puede parecer.

 

Lo más importante es, a la hora de hablar, por ejemplo, recordar al Dalai Lama sin parecerlo. Que tú te acerques a un futbolista y que, con los ojos un poco abesugados, como si lo mirases desde el frío hielo de un mostrador de pescadería, le muestres un cariño paternal sin llegar a ser patriarcal. Una especie de colega con auctoritas, como en la antigua Grecia entre adolescentes y tutores pero sin el tema ese de la sexualidad, ¿eh? (estas bromitas, pocas, las justas, ¿ven?, también le salen a Julen fenomenal).

 

Es estar en misa y repicando, sin que se note. En el departamento municipal de parques y jardines de Soria se aprende muy bien eso. Como no hay mucho que hacer te da tiempo a casi todo. En un mismo día (que no se piense nadie que durante horas, no, en un ratito), uno puede echarle un vistazo al boj y a la rosaleda y casi al mismo tiempo vigilar el muérdago de las pinos. Y luego a las once ir a desayunar y después dar una rueda de prensa con todas las armas dispuestas y cargadas.

 

El lenguaje técnico es una de ellas. Un arma muy interesante que en la RFEF está muy bien vista. Es como dar una charla subvencionada a las tres de la tarde en la sala de exposiciones del Jardín Botánico sobre la fotosíntesis de los rododendros. Nadie entiende nada (y nadie asiste), pero Julen se explaya, que para eso le pagan. Ante todo, hay que ser profesional.

 

Yo creo que en el Madrid los rododendros, o las caléndulas, por ejemplo, o incluso los tulipanes encajarán bien. No, no se mofen, que presiento que se están mofando. No saben nada si se ríen de una buena y breve conferencia fitológica, vistiendo un chándal tan blanco como una magnolia grandiflora donde se lean las iniciales “J.L.” (qué bonitas quedarán), todo ello envuelto con su gesto irresistible de general Massimo Décimo Meridio (que aún está perfeccionando) y la mirada acero rojo lopeteguiana incendiando sutilmente la sala.

 

Que esa es otra. A Julen en las salas de prensa no le tose nadie. Con Julen no se mete nadie porque es un hombre de empresa de toda la vida. De los que empiezan desde abajo. Todos piensan: ¿Cómo nos vamos a meter con Lopetegui? Y también es por el nombre. Lopetegui no es un nombre para meterse. Tiene aroma de RFEF, que en las salas de prensa es como el aroma del Vaticano en las iglesias del mundo.

 

Y que nadie se piense que Lopetegui, con ese nombre, pueda ser un don nadie. Uno de esos de: “Lopetegui, ¿ha terminado el informe?”. Eso es que no le han visto caminar hacia el ocaso como Ethan Edwards, o como John Rambo, que también le gusta. Le gusta Rambo y también le gusta, por ejemplo, Gandhi, ojo, no vayan a pensar mal. Que también es espiritual. Y tiene un aura que hace que los jugadores le sigan, como las plantas.

 

En el departamento municipal de parques y jardines de Soria consiguió que las hortensias se inclinaran a su paso igual que ha conseguido que hablen bien de él Carvajal, e Isco y Nacho. Y también Ramos. No quiero ni pensar lo que se dirá de él si gana el Mundial. No sé si esto será suficiente. Por si acaso diré que también es un hombre de la casa del Madrid y conoce sus entresijos. No como los de la RFEF, vale, pero también conoce Can Barsa y esto es valiosísimo. 

 

Julen lo tiene todo.