Pirri. Artículo, de mayo de 2019, reflotado con motivo del 75 aniversario de Pirri.
Cuando mencionamos el nombre de Pirri hablamos de entrega, de sacrificio, de un jugador que se dejó los huesos y el alma por el Real Madrid, de un hombre con ADN merengue. Hablamos de una persona que estuvo más de 30 años ligado al club. Toda una leyenda y una institución. Pirri es el Real Madrid.
Nacido en Ceuta el 7 de marzo de 1945 (aunque su padre lo inscribió en el registro el día 11), ya en el colegio era inseparable del balón, donde, además, empezó a ser conocido como Pepirri. Con 15 años entró a formar parte del Atlético Ceuta y con 19, con ficha de aficionado, se marcha al Granada. En apenas un año llama la atención de varios clubes como el Español, que no lo firma porque no convence a Kubala. En el club blanco el hombre clave es Antonio Martínez Ruiz, un ojeador que queda prendado de las virtudes del ceutí y convence a su padre para que cambie de residencia por razón de estudios y se marche a Madrid. Aun así, y para evitar problemas, el equipo madrileño paga 200.000 pesetas al Ceuta, que es quien cuenta con los derechos de Pirri.
En el verano de 1964 aterriza en la capital uno de los mejores centrocampistas que ha vestido la elástica merengue. Un centrocampista todo sacrificio, esfuerzo, voluntad, brega y nobleza. Pero también un medio polivalente, con calidad, poderío, agilidad, dinamismo, recorrido y con gran eficacia goleadora por su llegada desde segunda línea.
Su debut oficial no puede tener más significado: el Barcelona en el Bernabéu. Varias lesiones diezman al cuadro de Muñoz que tira del ceutí para un partido que se resuelve por goleada (4-1), y con Pirri dando un gran rendimiento. Los siguientes tres lustros será habitual y una constante ver al centrocampista como titular, mandando desde la medular o la defensa y portando el brazalete de capitán desde 1976 hasta 1980.
Su palmarés es una majestuosidad que crece cada temporada, quedándose el ceutí a cero únicamente durante los cursos de 1970-1971, 1972-1973 y 1976-1977. Un total de diez Ligas, cuatro Copas y la Copa de Europa de 1966 son el extraordinario bagaje de Pirri en su etapa madridista, en la que en un principio es conocido como Martínez por expreso deseo de Bernabéu (no le gustaba el mote de Pirri).
El olfato de goleador de Pirri fue junto con su espíritu indomable uno de los baluartes de su carrera. Sus números eran extraordinarios para un centrocampista y ayudaron a que el Real Madrid lograse una hegemonía en el panorama nacional. En su primera temporada ya firmó 10 entre todas las competiciones, pero hubo tres cursos en los que rondó los 15, concretamente 16 en la temporada 1970-1971 y 1975-1976 y 15 en 1971-1972. Su mejor choque en este aspecto fue en la séptima jornada de Liga del curso 1974-1975, en el que marcó un hat-trick al Celta de Vigo.
Compañeros y rivales se rindieron a su calidad futbolística y humana. Para Víctor Muñoz “fue mi ídolo”, mientras que Marcos Alonso indicó que "fue un fuera de serie tanto en el Real Madrid como en la selección”. Arconada, portero legendario de la Real Sociedad y de la Selección, declaró “Pirri fue un gran jugador, que siempre se entregó y dio cuanto poseía. De ahí todos sus triunfos”.
En la carrera de Pirri también hay que destacar que las lesiones jamás le frenaron. Debido a su fogosidad y atrevimiento, sufrió numerosas lesiones, pero siempre se sobrepuso a ellas. Una rotura del radio en la final de la Recopa ante el Chelsea, o aquella mandíbula partida una final de Copa ante el Atleti, o aquel Clásico con 40 de fiebre y la clavícula rota en 1968, son las más conocidas, pero también sufrió una rotura de peroné, una fractura de un dedo del pie o un desgarro muscular. Por todo ello Santiago Bernabéu le premió con la Laureada del club en julio de 1968.
En 1980 dejó la casa blanca con 34 años, 561 partidos oficiales, 172 dianas (noveno en el ranking histórico) y con un doblete de Liga y Copa bajo el brazo. Su destino fue México y Puebla.
Un año más tarde regresó a la capital para un merecido homenaje del Real Madrid, con España como rival. Una selección española a la que entregó todo lo que tenía durante 41 partidos y en dos Mundiales, el primero en Inglaterra en 1966 y el segundo en Argentina doce años más tarde.
Al marcharse a tierras mexicanas el ceutí declaró: "Mi corazón es madridista”. También declaró que después de su retirada le gustaría “poder trabajar en el club como médico”. Dicho y hecho. En 1982 volvió a las filas merengues como galeno, puesto en el que se mantuvo hasta 1996 cuando se convirtió durante cuatro temporadas en secretario técnico. En septiembre de 2000, y tras 32 años perteneciendo al Real Madrid, se marchó del club de su vida.
¡Felicidades, Pirri!
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el gran olvidado lo dio todo y en todo momento
Recuerdo con añoranza aquellos tiempos, jejejej, en el patio del colegio cuando jugábamos, nuestros partidillos, todos los delanteros queríamos ser Pirri.
Había una canción, una especie de baile, parecido al que hacen los jugadores ahora, que decía:
La raspa la inventó
Amancio con el balón,
Amancio tira a Pirri,
y Pirri tira a Muñoz,
Muñoz se tira un pedo,
y atufa al portero,
y aquí se acaba la historia,
ganando uno a cero.
Lalalala, lalala, lalalala.....
y todavia hay alguno que en los equipos de siempre del Madrid ni le nombran asi como tampoco a Amancio o Puskas, la unica laureada lleva el nombre de PIRRI
Tengo 62 años y cuando era niño y jugaba al fútbol yo también quería ser Pirri. El gran Pirri.
Un GRANDE, de los más grandes, sin duda
Pirri es el futbolista español más grande que ha pasado por el Real Madrid.
Gloria siempre a este futbolista extraordinario.
No es fácil hacer un único comentario acerca de Pirri. No obstante, se puede decir que, en efecto, representa al Real Madrid porque a su indudable calidad técnica como jugador sumaba una nobleza y grandeza llevadas con una humildad que no he vuelto a ver nunca. La grandeza se puede asimismo resumir en que cuando veías a Pirri en el terreno de juego parecía que el Real Madrid jugaba con mucho más que once jugadores, y no era por su calidad técnica, como ocurre con muchas estrellas del fútbol, era porque estaba, o parecía estar, en todas partes.
Pirri es el Real Madrid. Así es. Ningún otro jugador ha encarnado mejor lo que es este club. No diga Pirri. Diga Real Madrid.
Recuerdo al gran Pirri cuando yo era un niño en Ceuta, vivía en la puerta del campo, frente a la casa de los padres de Pirri, lo he visto en Ceuta cuando se caso con Sonia Bruno y después en los veranos paseando con sus niños por el parque república argentina cuando venía a ver a sus padres, también en el colegio de los agustinos donde estudió cuando los curas lo invitaron a presidir un torneo de baloncesto donde jugábamos los niños del colegio.
Un grande, tanto dentro como fuera del campo, uno de los mejores jugadores que ha tenido el Real Madrid en toda su historia.