José Mourinho tenía razón. No diré que todo lo que denunció el entrenador de la Roma en su convulso periplo como inquilino del banquillo del Bernabéu fuera rigurosamente cierto, pero sí que según se van sucediendo los escándalos, cada día estoy más convencido de su dotes casi proféticas. O quizás sea más simple que eso, y Mou denunció lo que todos tenían delante, pero nadie se atrevía a señalar. A día de hoy aún ocurre. Ante el mayor escándalo de la historia del deporte español, el silencio se impone masivamente entre medios, dirigentes e incluso entre aficionados de los equipos a los que también habría perjudicado una trama corrupta cuyo hedor se hace ya irrespirable. Mourinho disponía, además, de una tremenda ventaja. Había estado en la otra trinchera, como segundo entrenador del Barcelona, y conoció lo que allí se cocía. Que nadie os engañe, todos los que pasaron por ese club durante el Negreirato (y probablemente antes), fueron conscientes de que nadaban cómodamente, con la corriente a favor, mientras su gran rival se encontraba con una compleja carrera de obstáculos que dificultaba notablemente su avance. Incluso los madridistas que menos aprecio le tienen (con todo el derecho del mundo a estar equivocados en ello) deberían reconocer que el portugués puso ante el espejo el sistema corrupto que cada día conocemos mejor, implicando a dirigentes, patronal y, por supuesto, a una prensa que una década después sigue profesándole un odio furibundo.
El luso acusó muchas veces al estamento arbitral. “No dudo de la honestidad de los colegiados, pero hay cosas obvias y los que no somos hipócritas no tenemos problemas en decirlo”, dijo en su día. Quizás solo se equivocó en la primera parte de la frase. La honestidad de los árbitros está hoy muy en entredicho. Y donde otros quisieron ver lloros, él detectó el patrón que derivaba de la corrupción sistémica ahora conocida. Nunca fue un conspiranoico, la bula arbitral hacia el Barça era evidente. Era casi imposible acabar un partido ante el Barcelona con diez y sin sufrir algún penalti en contra, al igual que jamás se veía una tarjeta roja o una pena máxima dictaminada en contra de este rival. Por ejemplo, señaló directamente a Clos Gómez, árbitro de cámara del sistema corrupto, aupado a las máximas estancias de su profesión, tras mantenerse siempre en el carril del perjuicio invariable al Madrid y la benevolencia con a sus rivales, especialmente con uno de ellos. Como es habitual en estos colegiados de la línea dura de la escuela Negreira, mientras en España se le premiaba (dos silbatos de oro) y se le adjudicaban con frecuencia los partidos más importantes, su periplo como internacional se limitó a dirigir encuentros menores, nunca grandes citas. Hoy, Clos es responsable del VAR, y la mejor muestra que la podredumbre del fútbol español está lejos de desaparecer.
“No dudo de la honestidad de los colegiados, pero hay cosas obvias y los que no somos hipócritas no tenemos problemas en decirlo”, dijo en su día Mourinho. Quizás solo se equivocó en la primera parte de la frase. La honestidad de los árbitros está hoy muy en entredicho
Tampoco se libraron la organización de la Liga y sus horarios y calendarios, que curiosamente solían brindar horas extra de descanso a los equipos que jugaban contra el Madrid. Años después, el club que lidera la oposición a Tebas y a su régimen que no deja de empeorar el nivel de la competición sigue siendo el Real Madrid y no el que clama como perjudicado mientras el reglamento se va ajustando a sus necesidades. No hay que olvidar cómo retrató el luso a la prensa deportiva, y su doble rasero a la hora de analizar y tratar a unos y otros, encauzando la corriente de opinión siempre en la misma dirección. Jamás le perdonarán que gran parte de la afición más mayoritaria de España y quizás del mundo, despertara y abriera los ojos gracias a él para descubrir lo que esos medios supuestamente madridistas hacían en realidad con el Madrid.
No considero que el trienio mourinhista estuviese exento de errores achacables al propio técnico portugués. En especial esa querencia tan suya por el conflicto permanente, incluso en los momentos de bonanza deportiva, que deberían ser remansos de placidez. Supongo que podía servir para mantener la tensión entre propios y extraños, pero implicaba un desgaste que llegaba a ser desasosegante. Y no seré yo, un simple socio del club, quien elija al sucesor de Carlo Ancelotti, vinculado frecuentemente con la selección brasileña como un destino casi inmediato. Será la dirección deportiva quien tome la decisión. Pero por una cuestión de historial, de gratitud y de reconocimiento a una labor que cambió para siempre al club, José Mourinho debería ser uno de los candidatos. No es el fútbol o el deporte un juego de hipótesis. Al final, los goles que cuentan son los que entran y valida el árbitro, pero Mou rozó la Décima en tres semifinales que se escaparon de forma injusta en mi opinión. De haberla logrado, su poso en el madridismo sería bastante más unánime que el dividido que existe ahora. En todo caso, recomiendo a los aficionados del Madrid alineados en contra del portugués, repasar sus declaraciones y ruedas de prensa. Quizás puedan llegar a reconocer que, efectivamente, José Mourinho tenía razón.
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Mourinho el único que.tuvo c.....para denunciar lo que ahora está ocurriendo.
A partir de ahí el banquillo está ocupado por templagaitas, con independencia de los logros deportivos en los que alguno le ha superado
Pero ciñéndonos a la corrupción que nos ocupa el hubiese aportado mucha claridad a lo que está ocurriendo, pero agarrando el toro por los cuernos, no como ahora que la defensa del Club se ciñe a la manida frase "dejemos que lo a justicia trabaje", pero que justicia la de este país, más podrida que el NEGREIRAZO
Títulos y conflictos aparte, Mourinho consiguió, como dice el articulista, que una gran parte de la afición abandonara el piperismo y se informara por otros medios y crear un equipo con un carácter fuerte y competitivo que fue la base de las Champions posteriores.
Y una vez fuera, a diferencia de algunos madridistas “de cuna”, no ha tenido una mala palabra.
*Por cierto, todos los que lo criticaba por denunciar el sistema corrupto, dónde están.
La famosa rueda de prensa del "Pur qué" empezó a cobrar todo el sentido del mundo cuando estalló el Negreirazo. Me hace gracia que le pregunten a Ramos o Morata que si se sienten más protegidos jugando en el Madrid que en otro equipo... pues anda que no le anularon goles a Morata jugando con los blancos. Y Ramos? el 95% de sus expulsiones han sido jugando con el Madrid, con la Floja no le han expulsado nunca, si eso es estar "protegido por la camiseta del Madrid"...
Tanto Morata como Ramos dos pobres himb
Tanto Morata como Ramos dos pobres hombres llenos de rencor por pretender ser ellos más importantes que el escudo y el club.
Cuando salieron del Club se les apagó la luz de ver incrementado su historial deportivo en base a lograr nuevos e importantes títulos.
Ahora son dos mendigos del fútbol arrastrándose por esos campos de Dios
Me confieso en su día como un abducido por los medios que dejaban a Mou como poco menos que el diablo.
Por mi carácter, de normal pacífico, renegaba de las formas del de Setúbal en contraposición a la "clase" y flema de Pep, al que se tildaba y se hacía quedar como el bueno en esa película.
Y veía todo ello con rabia por creer que mi equipo no estaba en ese momento en el, últimamente tan manido gracias al gran Thibaut, "lado bueno de la historia".
Ese es el poder de los medios sobre sus consumidores, sin eludir claro está, mi propia responsabilidad en cuanto a la falta de análisis de la situación, fruto de la desazón y el desapego que por aquel entonces sentía por el fútbol debido a la omnipresencia del Barcelona de Messi y Pep en la consecución de casi todo título que disputaba.
Sólo con el tiempo y con la aparición de comunicadores del Real Madrid, ajenos al mainstream mediático (sobre todo, para este caso, de la autodenominada "viuda de José", Pepe Herrero) he descubierto la verdadera dimensión de José Mário dos Santos Mourinho Félix como punta de lanza de ese cambio de ciclo que tiene ahora al Real Madrid a mucha más distancia del Barça en cuanto a Champions que la que había en la mejor época del club catalán.
Más si cabe al destaparse el caso Barça-Negreira y adquirir sus "purqués" aires de Nostradamus.
Por todo ello ahora, cual Saulo caído del caballo en el camino de Damasco, suscribo totalmente el hashtag que da título a este artículo y considero con agrado una posible vuelta suya como entrenador del Real, aunque el mejor colocado y más ilusionante sea Xabi Alonso.