En el primer capítulo de la serie documental de la HBO sobre la vida de Jesús Gil, El Pionero, me llamó la atención una cosa. Salía hablando el candidato que perdió con Gil las elecciones que lo hicieron presidente del Atlético de Madrid. Decía que su mensaje era terriblemente básico pero muy carismático, primario y efectivo. Lo definió con mucha precisión: Gil ofreció al socio del Atlético “populismo”, o sea, “Futre y ganarle al Madrid”. Me pareció interesante sobre todo por lo que se dijo a continuación. José María García, promotor mediático imprescindible para su triunfo en aquellas elecciones, aseguró que Gil no tuvo nunca ni idea de fútbol: que se la sudaba, dijo textualmente, que tampoco era del Atlético ni de ningún otro, excepto “de él mismo”. Pero conectando las dos declaraciones se deduce que Gil puede que no fuera futbolero pero sí que tenía el instinto afilado para detectar dónde estaba el poder. Y el poder era el Madrid. Por eso su presidencialismo era reventar el mercado con fichajes espectaculares y ofrecerle a la tribu atlética carne madridista. “Populismo: Futre y ganarle al Madrid”.
Que Gil tenía instinto para oler la sangre, o sea para husmear como los zahoríes, escudriñar el manantial del poder y ponerse encima, lo demuestra que luchara y conquistara el ayuntamiento de Marbella como estrategia capital de sus negocios en la Costa del Sol. Si hacerse con el Atlético fue el paso previo a lanzarse al fango político envuelto en la túnica de los grandes prohombres benefactores de la plebe, se puede decir que ser el hombre que iba a la batalla y regresaba con la piel del Madrid sobre el hombro era el equivalente deportivo a ganar las elecciones en Marbella: el trampolín, y en el capítulo del documental de la HBO se repitió mucho que Gil era un hombre que no hacía otra cosa sino repetir sus trucos de éxito.
Esto continúa ahora. Hay un hilo que conecta a Jesús Gil con Pablo Iglesias y hasta con Frenkie De Jong. Empiezo a pensar que la fijación de la extrema izquierda española con Florentino Pérez, además de compartir un rasgo manifiesto de demagogia antiplutocrática por así decirlo, tiene además una cosa que la hace especial y es lo que ella revela del olfato de esos políticos: no es tanto que se metan con Florentino como símbolo de una confusa oligarquía que maneja los hilos del Estado en la sombra o una cosa por el estilo, sino que se meten con Florentino por ser el presidente del Real Madrid. De otro modo es inexplicable que no utilicen la misma furia purificadora contra los que presiden el Barcelona, que es el ejemplo más palmario y cercano que tienen los españoles de colusión entre la banca, la política y el deporte profesional. ¡Si hasta Junqueras, que está en prisión preventiva por haber dado un golpe de Estado, es consultado en la cárcel sobre si deben fichar o no a Neymar!
Por eso el Madrid si se gasta cien millones en un tío es un insulto a los pobres del mundo y hasta los obispos proclaman la excomunión, por indecente, del club, y si se los gasta el Atlético o el Barcelona resultan extraordinarios ejemplos de inteligencia financiera; por eso si el Madrid se hace un equipo de fútbol femenino la cosa suscita más polémica que una entrevista a Otegui en Televisión Española, o con Mourinho, el Madrid, de pronto, ya no podía defenderse, ni buscar una manera suya, propia, de derrotar al Barcelona de Guardiola puesto que Guardiola había bajado a la Tierra el Reino de los Cielos, había dispuesto para goce universal un banquete televisado y retransmitido en directo para todo el mundo, un banquete en el que el Madrid era el menú, el bufón y el pagador.
Porque es el poder, y los valores de la belleza, la justicia y la verdad se inventan, articulan y detentan siempre contra el poder.
Por lo tanto no es Florentino sino que es el Madrid, como siempre, por supuesto. El Madrid visto y percibido como la representación nítida del poder en sí mismo. En Historia siempre hay una cosa que se repite, y es que la identidad propia se adquiere a través de otros, son los demás, los de fuera, los que nos reconocen como colectivo, como nación o como lo que sea, los que nos describen y nos agrupan bajo una serie de características únicas. En el Madrid esto es evidente, uno debe ir a la propaganda antimadridista para descubrir el trazo propio en la mirada del adversario, ese trazo que lucha por salir bajo la capa de mentiras y clichés que se venden de cara al público. Y en el Madrid puede que sea demasiado fácil confundir el origen de esa identificación con el poder, con el poder sublime y puro, con las victorias, aunque yo personalmente establecería el origen de esta simbiosis en la mente de los contrarios en la ambición de ser libres que ha movido siempre a los responsables del Madrid, desde la misma fundación del club por dos librepensadores catalanes afincados en el Madrid de principios del siglo XX.
Es de esa querencia por emanciparse de todo influjo dominante exterior de donde nace el impulso por ir siempre hacia arriba, pues se sabe que sólo ganando y conquistando se puede mantener a flote el invento, no hay Estado ni Generalidad, ni crédito infinito en la Caixa como red de seguridad: autofinanciarse a fuerza de ser grandes y rentables, Bernabéu lo entendió desde el principio.
Frenkie De Jong fue presentado el otro día con el Barcelona y lo primero que dijo fue que soñaba con ganar 0-5 en el Bernabéu. Esto lo dice uno que lideró al Ajax hace dos días en el mismo Bernabéu, ganando asombrosamente por goleada al Madrid tricampeón de Europa. Es lo de Gil actualizado, lo que pasa es que Gil parecía Tony Soprano y hablaba como la España castiza de los 80 y De Jong es una manufactura del laboratorio Ajax, que es todo lo envidiable y cool del mundo y por eso a nadie le suena igual y hasta se celebra: Gil se abría la camisa y se abanicaba desde el quicio de una ventana de los juzgados de Málaga y De Jong es un chico joven, rubio y holandés que juega estupendamente al fútbol, que comandaba el equipo de culto para los guays hasta hace un rato, pero es la misma confesión de inferioridad, la misma promesa populista, el mismo reconocimiento del lugar del poder, de dónde está el poder; también es una declaración de guerra, como todo, el poder, para el ambicioso, no es más que un trono que hay que asaltar, ¡asaltar el cielo!
Llegar al cielo por sustitución, relevando a Dios, en este caso ocupando el sitio del que lo ha sido siempre. El Leeds se cambió el color de la camiseta después de la final del 60, Rummenigge quería una blanca para el Bayern también durante el primer florentinismo, Berlusconi proyectó su gran Milan como un nuevo Madrid, un Madrid en color, y el Barcelona desde Cruyff no es sino la pretensión totalitaria de sustituir al Madrid en la clave de bóveda del fútbol mundial.
Porque decis que Jesús Gregorio Gil y Gil tenia, hay que escribir tiene, ya que esta en su finca co Maria de los Angeles "la sufridora" riendose de todos. Como pregunto Villar a Gil Marin "que tal tu padre" y el hijo contesto agradecido "bien bien" pues eso don Jesus en casa y los colwgas en la carcel
Solo se una cosa cierta, que todos los demás nos miran para arriba...nadie es más grande, nadie, ni en trofeos ni en masa social o seguidores, ni en riqueza, vean forbes, entonces ....que ladren que ladren....y ajo
Muy bueno, aunque yo cambiaría poder por virtud, por más pretencioso que pueda sonar
"Hay un hilo que conecta a Jesús Gil con Pablo Iglesias"
Jajaja , esto francamente me parece una idiotez supina y desafío al autor a que sea capaz de desarrollar esa analogía que propone sin hacer el ridículo.
El señor Gil fue responsable de 60 muertos además de un corrupto manifiesto, ¿que nos está contando el señor Vaderrama? nos esta metiendo su puntita ideológica?
Con todo respeto, no me tome por idiota
La relación entre el populismo de Gil y el de Pablo Iglesias está impecablemente explicada en el artículo. La tesis es correcta: el asalto al "poder" como leitmotiv. Y un icono del "poder" en el imaginario populista es el RM. Que algunos sean incapaces de ver lo sustancial por encima de lo accidental no es un problema del articulista. Como tampoco lo es que elijan autocomplacerse en políticas criminales como lo fue el maoísmo.
Excelente artículo. Y lo siento por los fans del señor Iglesias.
¡ Vaya !. Una vez leída , de nuevo, su presentación personal , recuerdo lo de "Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos". Lo había leído de un integrante de la Galerna. Aunque, lo que me ha llamado más la atención es lo de practicar el "anarcomadridismo". Lo comparto, en alguna ocasión uno también se ha auto-calificado como "anarcomadridista".
El artículo acierta en que la analogía que se hace entre Real Madrid y oligarquía no se hace con ningún otro equipo, por evidente que resulte. Eso sí, Pablo Iglesias no es extrema izquierda aunque ese sea otro debate. Como tampoco me parece lo de Cataluña un golpe de Estado, hay que cuidar la terminología política. Por otra parte el realmente bien comunicado con el poder era el propio Gil ya que consiguió ser indultado por el franquismo. Me parece muy acertado lo de destacar la importacia de "Butano" García en la elección de Gil. Otro ejemplo de guiarse por el propio interés.
Saludos