Jesé y el piperismo invertido

El piperismo invertido es un término inventado por este servidor para referirse a aquellos que, en su intento de huir de todo atisbo de sospecha de ser piperos, optan por decantar sus filias y fobias en sentido contrario a esa prensa de la que reniegan y por el simple intento de evitar caer en sus campañas. Piensan ellos que con esa actitud se enfrentan a ellas, cuando muchas veces con su actitud las favorecen, puesto que aquella prensa que tiene entre sus costumbres crear campañas vive de la polarización en las mismas. Es decir, se alimenta de las opiniones contrarias y extremas que se producen alrededor del debate creado.

Igual que un reloj parado acierta la hora en dos momentos al día, esa parte de la prensa que más puede disgustar a uno acierta a veces en sus juicios. Independientemente de que ese acierto sea casual o interesado. Parece igual de absurdo asumir como verdad revelada todo lo que opina la prensa que dejarse condicionar de forma permanente por sostener lo contrario a lo que esa misma prensa postula. En ambos casos predomina la delegación de todo sentido crítico fundamentado.

Quien les escribe les da una exclusiva: se aproxima una campaña favorable a que Jesé esté en el once y su puesto sea habilitado, preferentemente, por el pérfido Gareth Bale. Alrededor de esta campaña se producirán, entre el madridismo, opiniones que defenderán la titularidad de cada uno. Lo más triste e improductivo es que, en algunos casos, los argumentos irán más en sentido negativo que positivo. Es decir, por qué no merece ser titular este o el otro, en lugar de hablar y presumir de los méritos de cada uno.

No he dudado nunca en defender a Gareth Bale. Su nivel futbolístico está fuera de toda discusión y su futuro en el Real Madrid creo que le deparará el importante papel de asumir la sucesión de Cristiano Ronaldo. Sin embargo, sería muy de piperismo invertido negar que el Madrid está de enhorabuena porque parece haber recuperado al mejor Jesé. En el caso del canario no sabemos qué fue antes: el huevo o la gallina, o lo que es lo mismo: la confianza o la velocidad. El caso es que ambos atributos parecen haber vuelto al canario, que ha dado motivos en las últimas semanas para que nos acordemos de aquel jugador número doce que cambiaba positivamente casi todos los partidos desde el banquillo. Ese Jesé pre-lesión tenía la virtud de no resultar indiferente nunca y de constituir un arma de incalculable valor cuando el equipo necesitaba un revulsivo. Cuando salía de titular, Jesé jugaba tan bien que el Madrid seguro que tuvo la tentación de pedir un cambio en la reglamentación y poder jugar con doce.

Jesé ha pasado por el infierno de Dante y, tras una ardua ascensión por sus diferentes círculos, parece haber resurgido. Para combatir la campaña que se viene no se le deben restar méritos, ninguno. El principal beneficiado por su vuelta es el Real Madrid. Por tanto, tendrán que ser los que vuelven (todos ellos jugadores absolutamente impresionantes) los que tengan que jugar aún mejor que Jesé para quitarle el puesto. Jesé se lo ha puesto difícil a Benítez para alegría del técnico madrileño. En eso consistía la meritocracia, ¿no?