Jeque mate al Barça

El jeque puso en jaque al Barça, tanto es así, que el PSG terminó eliminando al Barça por un global nada menos que de 5-2. Cierto es que en el partido de vuelta Messi no se dedicó a andar y a tomar mate, pero —ya pasados un par de días de la eliminación— me sigue sorprendiendo que nos quieran vender como un triunfo esta nueva debacle del Barça en Champions.

El Barça mantiene una relación con la derrota similar a la que sostiene un paciente psiquiátrico grave con la realidad. El entorno culé (y del propio equipo) vive eternamente medicado con inhibidores de la recaptación de la serotonina (medicamentos muy útiles), pero en dosis excesivas. Tanto es así, que los lleva a estar eufóricos ante un fracaso en una eliminatoria de Champions por 5-2 y a manifestar que estuvieron a punto de la remontada. ¡¿Cómor?! (diría Chiquito).

El Barça mantiene una relación con la derrota similar a la que sostiene un paciente psiquiátrico grave con la realidad

Claro, este comportamiento lo observa un señor con reloj de Ciudad Real que vive apegado a la sensatez y piensa que están todos locos.

Cuesta entender la dimensión de las tragaderas de la afición del Barça. La conclusión a la que he llegado es que es un problema de concepto; tras más de cien años de historia, creen que los partidos de fútbol se dirimen por algo diferente a los goles. Han creado un relato en el que prima el céspet, la posesión, los culebrones de pases y la derrota estética. Queridos rivales, ese deporte que pretendéis imponer no es fútbol. Podéis llamarlo wondergol o happygame, y reglarlo de manera que venza quien más toques dé a un balón o quien despida más belleza, armonía y unicornios arcoíris en el manejo del esférico.

Por contra, en el Real Madrid se leyeron las normas del fútbol desde el principio y saben que solo se puede considerar un éxito la victoria. Al madridismo no es posible aplacarle tras una hecatombe con el cuento infantil de que jugaron “mejor” y eso hace que los chacras se abran, seas más feliz y salgas al campo a recoger flores, ponértelas en el pelo y autoconvencerte de que al año siguiente vas a vencer.

En el Real Madrid saben que, hasta que no cambien las reglas, gana los partidos quien más goles marca. De hecho, el club ha encargado un estudio a la Asociación Internacional de Cardiólogos de Cadalso de los Vidrios —por si acaso la International Board había modificado el reglamento— que ha confirmado que el gol sigue siendo la unidad de medida de la victoria.

Por contra, en el Real Madrid se leyeron las normas del fútbol desde el principio y saben que solo se puede considerar un éxito la victoria

El madridista medio y el culé medio no pueden ser más diferentes. A diferencia del culé, al aficionado del Madrid no le vale ninguna excusa, ni siquiera las que no lo son, ante una derrota. Siempre exige y gracias, en parte, a ello el club blanco es el mejor del mundo.

Un buen ejemplo es la anécdota contada por Quique Wolff —que ha circulado estos días por Twitter— en la cual desvela las palabras de Santiago Bernabéu al equipo en la concentración previa a un Madrid-Barça: “Muchachos, ustedes saben que yo de fútbol no entiendo nada, pero de matemáticas, sí. Llevábamos 7 puntos al Barcelona, se quedaron en 2. El que no tenga cojones, que no juegue”.

Poco más que añadir, don Santiago ya lo dijo todo.

Fotografías: Imago.