El increíble hombre creciente

Renovarse o morir, suele decirse sin pensar demasiado en el calado de la frase. Qué vorágine. Qué miedo parece esconder la sentencia, tal vez más sentencia si hablamos de renovaciones culés. Ocurre que el renovarse del que aquí hablamos no tiene tanto que ver con el cambio y la novedad, sino con la prolongación de aquello que funciona, es decir, con mantener en acción las mismas piezas que se consideran vitales para que el juego avance por los mismos caminos. Así que de renovaciones va hoy la cosa, queridos galernautas, variadas, repartidas, renovaciones por aquí y renovaciones por allá. Veamos.

El lenguaje negativo ha impregnado ya tanto el estilo de As, que tal vez no pueda entrarle en la cabeza que las renovaciones acordadas estos días en Chamartín -Kroos, Modric, Lucas Vázquez y las que vendrán- sean más pro Madrid que "anti Premier". Otra vez aparece el miedo agorero. Que nos perdonen si creemos que no han entendido nada. Por supuesto que el Madrid mira a su alrededor para diagnosticar por dónde van los tiros, pero no es lo mismo, querido Relaño, hacer las cosas pensando en tu mejora, que hacerlas por prevención timorata. No es lo mismo renovar a Modric porque es el mejor centrocampista de la actualidad -lisa, llana y admirablemente- que renovar a Modric por si viene no sabemos qué millonario a llevárselo. Tampoco será igual renovar a Cristiano porque... como si hubiera que dar razones para eso, que hacerlo por si no sabemos qué moscas.

En resumen: no puede compararse una vida hecha a base de estímulos propios nacidos de la convicción con otra meramente preventiva, asustadiza, temerosa, a la contra, anti. La primera de estas vidas es signo de salud y hasta de aristocracia, la segunda es propia de los titulares de As.

Pero ojo, que también renueva el hijo del padre de Neymar Jr., y la calculadora científica que aún conservamos en casa de nuestros tiempos de COU no sabe dónde esconderse. Sudores fríos tiene la pobre ante la posibilidad de que la pongamos a calcular operación tan peliaguda. Relacionar dineros con Neymar no suele traer nada bueno, y menos cuando Mundo Deportivo nos trae un concepto que tal vez provoque la combustión espontánea de nuestra vetusta calculadora: cláusula creciente, queridos galernautas, cláusula creciente.

Recordamos la fascinación que nos produjo en su día El increíble hombre menguante, pero aquello era ficción y esto parece ser pura realidad. Aunque, viendo los precedentes, es sabido que ficción y realidad han ido mezclándose en el caso Neymar hasta el punto de que ya no sabemos discernir con claridad dónde empieza una y acaba la otra. Lo volvemos a preguntar, y nos tememos que no habrá última vez: ¿Cuánto ha costado en realidad el fichaje de Neymar por el Barcelona, amigos de la nave del misterio? ¿Dónde está Iker Jiménez cuando se le necesita?

Memos mal que el concepto de cláusula creciente viene a dejarlo todo claro y meridiano, tan diáfano como el nuevo producto que promociona Mundo Deportivo, una manta polar fotográfica (?). Pueden tirar de conservadurismo y adquirir la simple manta polar que ofrece Sport, pero quién puede resistirse a que su manta no solo alivie el frío, sino que además sea fotográfica, sea lo que demonios sea eso. Pues lo mismo ocurre con los dineros que tienen que ver con Ney. Lo que pasa es que cuando uno está en el sofá bien abrigado con su manta polar, por lo general no quiere ni sacar ni ser sacado en una foto, de tan íntimo y cotidiano que es el momento. O se está a Rolex o a setas, pero a las dos cosas no se puede, amic Ney. O costaste tanto, o costaste tanto más todo el oro del mundo. O te ficharon por una cantidad fija, contante, sonante y calculable por nuestra calculadora científica de COU, o lo hicieron por una cantidad creciente, que algunos próceres culés han comunicado menguante. Ahora somos nosotros quienes no entendemos. Queremos saber. Sacaremos foto del momento en que todo quede por fin claro -ni creciente, ni menguante- con nuestra manta polar.

Marca saca los pies del tiesto de las renovaciones para informar de que el Madrid es "el equipo con más goleadores de la Liga". Nos gusta el dato, aunque el titular de "14 Cristianos" nos resulte excesivo en su ansia por captar la atención. Pero es que nos mientan a Cristiano y no podemos evitar acudir a los bajos de Sport para ponernos a temblar con y por el portugués. Teme perder el Balón de Oro, dicen, y nos faltan mantas polares fotográficas (?) para paliar este frío que empieza a comernos por dentro. El miedo, queridos galernautas, otra vez el miedo. Repetimos que no han entendido absolutamente nada. Cada gesto de Cristiano, cada brizna de césped del Bernabéu, cada poro, cada pelo del de Madeira, cada arreón del Madrid en los minutos finales sabe de cualquier cosa menos de miedo. Hay quienes preferirán no querer entenderlo jamás.