A diferencia de Groucho Marx, yo nunca pertenecería a un club que no aceptara como socio a alguien como yo. De aquí se deduce que no comparto la misantropía de Groucho, pero también que los dos apreciamos las paradojas. La suya está inspirada, no sé si conscientemente, en una muy célebre que puso patas arriba la lógica matemática hace algo más de un siglo y que venía a demostrar que la teoría de conjuntos tenía un agujero de mucho cuidado. La detectó Bertrand Russell y decía más o menos así: si, como parece, puede haber conjuntos que se tengan a sí mismos como miembros (por ejemplo, el conjunto de todos los conjuntos no vacíos, que obviamente es él mismo un conjunto no vacío), entonces nada impide que concibamos el conjunto de todos los conjuntos que no se tienen a sí mismos como miembros, o, por ponerlo más fácil, que concibamos la figura de un barbero cuyo cometido fuera afeitar a todas las personas que no se afeitan ellas mismas. Pero no podemos concebir tal cosa: si el hipotético fígaro es de los que no se rasuran solos, debería estar entre sus clientes; sin embargo, si lo incluimos en la lista de clientes, ya no cumple la definición que hemos dado de él. Quizá no se lo crean, pero por este quítame allá esas barbas se vinieron abajo, antes de estar siquiera terminados, los Fundamentos de la aritmética de Gottlob Frege, uno de los edificios más colosales del pensamiento abstracto de todos los tiempos.
Mi variante de la paradoja Russell-Groucho es menos corrosiva; de hecho, ni siquiera es una paradoja, a lo sumo un truismo. Evidentemente, si un club veta de antemano mi presencia en él, mi propósito de no hacerme nunca socio no tiene caso. Pero igual que las paradojas casi siempre dicen mucho, como tuvo ocasión de lamentar el desdichado Frege, los truismos a veces dicen algo, como no pierde ocasión de demostrar Mariano Rajoy. Y lo que yo quiero decir con el mío, por si no se ha captado ya, es que nunca escribiría en La Galerna si aquí no se le permitiera a uno pronunciarse a favor de Iker Casillas o en contra de Jose Mourinho, cuestionar la figura de Florentino Pérez o reivindicar la de Vicente Del Bosque, burlarse un poco de las limitaciones técnicas de Álvaro Arbeloa o simpatizar con las opiniones futbolísticas de Michael Robinson o de Jorge Valdano. Parte de esto venía yo haciendo antes de saber que el staff de La Galerna y una mayoría considerable de sus lectores —o de los lectores que tienen a bien dejar comentarios— piensan de esos y otros personajes exactamente lo contrario que yo. Se da también la circunstancia de que mis hermanos en la sección “La Galerna de los Faerna”, que lo son igualmente en la vida real, coinciden en muchos de esos juicios míos, o yo en los de ellos, lo que me permite reformular ligeramente la idea para darle mayor concreción y añadirle un toque no sé si corporativo o directamente nepotista: nunca escribiría en un órgano del madridismo que no admitiera como colaborador a un Faerna.
Digo que venía yo —o veníamos los Faerna— opinando ingenuamente por libre sobre estas cosas antes de que un revuelo reciente haya convertido a La Galerna, a su pesar o no, en bastión y referencia de toda una corriente de pensamiento, que más que corriente es una amalgama de opiniones sinuosamente conectadas entre sí: la defensa a ultranza de Mourinho y de Florentino, la condena sin paliativos de Casillas y Del Bosque, la desafección sin fisuras a la selección española de fútbol y la carga a degüello contra el grupo PRISA. No sé si me dejo algo, pero creo que esto es lo fundamental. La unanimidad de las voces oídas aquí fue tal que sacó al Número Tres de los Faerna de sus vacaciones galernarias —que se había tomado con el fin de concentrarse más a fondo en su trabajo, otra paradoja— para romperla parcialmente con un artículo que aprovecho para suscribir en todos sus términos. Pero hoy la cosa va de paradojas: no escribo para respaldar el contenido del sonado artículo —o, para algunos de los que lo han comentado, del artículo sonado— de Nacho Faerna, sino para honrar a su continente. Sí, exacto, para honrar a este nido del “yihadismo mourinhista”.
Espero no caer en la indiscreción si revelo que el artículo de mi hermano Nacho no fue del todo espontáneo. Su escritura vino en alguna medida instigada desde la dirección de La Galerna, no por generosidad sino por ese mismo respeto a las paradojas importantes que llevó a Russell a derribar el edificio de su mentor: ningún medio de opinión debe coincidir por completo consigo mismo, de la misma manera que ningún conjunto debe ser su propio elemento. En un caso, el premio es la consistencia lógica; en el otro, la credibilidad. Aplíquenselo, por favor, los que piensan que La Galerna sería un lugar mejor sin artículos como el de Nacho sólo porque no reflejan sus propias y ya muy bien representadas opiniones. El foro mourinhista por excelencia —si es que se trata de eso, que tampoco estoy muy seguro— no aumentaría su crédito, sino que lo disminuiría gravemente, si sólo fuera capaz de alojar opiniones mourinhistas. Paradojas del pensamiento libre.
Dicho sea de paso, los editores de La Galerna no podrían haber encontrado una réplica mejor para el exabrupto ese del “yihadismo mourinhista”. No es sólo un insulto de pésimo gusto, propio de alguien con la sensibilidad por los suelos y que, con toda seguridad, no ha tenido que lamentar la pérdida de ningún ser querido en Madrid, Londres, París, Bruselas, Estambul o Bagdad. Es el acto reflejo de una mente que sólo sabe coincidir consigo misma, una mente que detesta a los “infieles”, precisamente. Creo que hablo por los tres Faerna si digo que al club de ese señor sí que no pediríamos el ingreso ni en broma. Se está mucho mejor aquí, en tierra de infieles exquisitamente civilizados.
Que los seguidores del Real Madrid dejemos, aunque solo sea por un momento, de ser madridistas para ser mourinhista es un insulto tal a la grandeza de nuestro club que me hace pensar muy seriamente en la grandeza de las faltas que hayamos debido cometer para merecer tal penitencia. Pido ayuda sincera a quien tenga mayores alcances que yo porque me parece comparar la autenticidad de quien se entrega sinceramente a una causa noble, con la miseria de quien solo se mira a si mismo y nada más, y si algo hizo de provecho para este club, fue sólo mirándose a si mismo y a su gloria, y por cierto cobró muy muy bien la retribución por su trabajo, por lo que no entiendo ese eterno agradecimiento.
Al menos yo ya he dejado de admitir que los eternos antimadridistas me hablen de Mou para seguir atacando al R. Madrid. Ya ha habido tres entrenadores y dos copas de Europa después de él. Dejemos de hacerlo los madridistas por favor. Ni para bien ni para mal.
(Falta el enlace al artículo "El buen pastor").
¿"In partibus infideliis"? Creo que eso no existe en latín. Yo tenía entendido que se decía "in partibus infidelibus" ("en tierras infieles"), pero parece que la expresión oficial de la iglesia católica es "in partibus infidelium" ("en tierras de infieles").
Discutir es una buena manera de poner a prueba las ideas, así que me parece muy bien que La Galerna publique artículos que no coinciden con su línea editorial. Pero, para que una discusión valga la pena, no hay que distorsionar los argumentos ni la actitud del adversario. Que, según Ángel Faerna, tenemos, por un lado:
"pronunciarse a favor [...] o en contra"
"cuestionar"
"reivindicar"
"burlarse un poco"
"simpatizar"
Y, por otro lado:
"sinuosamente conectadas"
"defensa a ultranza"
"condena sin paliativos"
"desafección sin fisuras"
"carga a degüello"
O sea, que por un lado, tenemos la crítica civilizada y suavemente humorística (alada y riente, casi podría decirse), y por otro, el fanatismo cerril. De un lado, los angelicales (y un tanto kitsch) elfos tolkienianos; de otro, los orcos maoriñistas. O, como decía la Condoleeza Rice de "Muchachada Nui": "No se les ocurre nada ni tan siquiera regular. Están ahí... odio, resquemor... Y nosotros: paz, democracia".
Tsk, tsk, tsk. Una introducción de tanto brillo intelectual, para dar en esto. ¿Crítica al 'mourinhismo', sea esto lo que sea? Sí; pero no así.
Buenas tardes DeSqueran, si D. Manuel desmenuza por no decir tritura y pone claridad sobre el
por otra parte excelente artículo de D. Ignacio Faerna, usted es inclemente con la impostura
intelectual, ( soberbia en su nivel literario) de D. Angel, que ambos siguen a lo suyo que es ser
correctos políticamente atizando al Mouriñismo y tratar de blanquear las ahora deterioradas imágenes
del "Rambo de Mostoles" y del rencoroso salmantino. He leído su artículo varias veces y no me canso,
hace usted bien en no tener piedad con D. Angel, no puede ser que, en teoría, abominen de lo
políticamente correcto y luego no hacen nada mas que serlo, una y otra vez, en sus sin duda
excelentes artículos. Lo único que consiguen es la división del madridismo, pero no en cuestiones
internas que se pueden ver de distintas maneras, sino en nuestra relación con la sociedad, con la
federación, con las instituciones, con los medios de comunicación, lo cual siempre nos coloca en
desventaja. Lo repito por segunda vez los Faerna ¡ Tanto talento "pa naa"!
Para terminar DeSqueran artículo suyo para enmarcar, de los que me da envidia no haber escrito yo
Saludos blancos, castellanos y comuneros
Gracias, comunero, pero sin agresividad, por favor; creo que el autor del artículo no la merece. Por eso he tratado de poner algo de humor en mi comentario.
A mí, sin embargo, el artículo de Ángel me parece un manifiesto de utilidad social de La Galerna. ¿Carga los dados? Lógico en un debate. Su conclusión pinta la línea del frente, y tú y yo, DeSqueran, estamos en la misma trinchera que Ángel. Sin embargo, una buena parte de eso que —«sea lo que sea»— se denominó «mourinhismo» comparte trinchera moral con el peor periodismo del napalm.
Por lo demás, no tengo sino alabanzas para la calidad formal del comentario al que contesto. Muy digno del artículo sobre el que presenta sus reparos. Felicidades a los dos.
Una maravilla Ángel. El primer párrafo es absolutamente sublime y sirve de perfecto preámbulo para tu reflexión. Como habitual colaborador de este contienente, desde luego me siento honrado que lo que prevalezcan sea el madridismo y la pluralidad. Es decir, un madridismo plural.
Saludos.
Excelente D. Ángel, le faltó una cita de Groucho "Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien." Y alguien menos pulido pero "seneca andaluz" famoso por su torería, citó " lo que no pué sé, no pué sé y ademá e impozible", y cada dia me convenzo más.
Gran artículo, enhorabuena!
Secciones como la de Los Faerna y El córner del anti (que, por cierto, no sé por qué lleva tanto tiempo en estado de paralización total), no sólo mejoran y revitalizan La Galerna, sino que la definen de manera fundamental. En este caso, ¿cómo podríamos definir esta paradoja, maestro?: "El conjunto La Galerna no podría ser tal conjunto si no tuviera como una de sus partes a un elemento que la negara". Es como si solo pudiera definirse el conjunto de los que el barbero afeita si dentro de este conjunto existiera uno o más barbilampiños.
No debe olvidarse que el "madridismo consciente" vive en estado de sitio, y que cualquier gesto que suponga un guiño o un paño caliente a esos que tanto daño, objetivamente, le han hecho (Casillas, Del Bosque, grupo PRISA, etc) despierte las susceptibilidades.
Por eso me parecen lógicas algunas de las respuestas que han suscitado los artículos de los hermanos Faerna (por supuesto, ninguna de las que han incurrido en desprecios e insultos) como me parece que las aportaciones de los Faerna se encuentran entre lo mejor de esta página, y no sólo desde el punto de vista de la originalidad formal y de la erudición brillante (que por supuesto), sino también en el sentido de la construcción de nuestra idea, de dar con imágenes e interpretaciones diferentes, que a la ""soldadesca", cuanto menos, nos den que pensar.
Agradezco de veras los comentarios. Creo que Manuel Matamoros lo ha expresado mucho mejor que yo: mi conclusión no es en contra ni a favor de ninguna opinión en particular, sino en contra de los alérgicos a la disparidad de opiniones y a favor de los espacios que protegen, y hasta cultivan, esa disparidad. A favor de la civilización y en contra de la barbarie, vaya. La Galerna es madridismo y sintaxis, y la sintaxis es lo más civilizado que hay.
De ahí que me escueza tanto el comentario de DeSqueran, porque me ha hecho quedar como un bárbaro. Tiene toda la razón, es "infidelium" (genitivo plural) o "infidelibus" (ablativo plural). Ni siquiera me salva el genitivo singular ("infidelis", en tierras "del infiel"), porque me sobraría una "i". Quizá los editores quieran reparar el desaguisado y cambiar el título por el canónico "In partibus infidelium", no tanto por mí (de mi metedura de pata ya quedará constancia eterna en estos comentarios indelebles) como por la buena imagen de La Galerna. De todos modos, a esto me refería con lo de estar a mis anchas en este club: ¿en qué otro lugar te puedes topar con un mourinhista que te corrija el latín?
"¿En qué otro lugar te puedes topar con un mourinhista que te corrija el latín?".
¡Jajaja! Pero que conste que hablaba de memoria, porque recordaba haber visto escrita la expresión "...infidelibus", y luego lo busqué en internet; las declinaciones, a estas alturas, ya me bailan un poco.
Y que conste también que yo ya no me considero mourinhista. Sí lo fui de 2010 a 2013. Desde entonces, he sido ancelottista, zidanista y hasta benitecista. Sólo intento, como simpatizante del Madrid, no seguirle el juego a quienes se empeñan en que la cadena se rompa siempre por el eslabón más débil.
Por otra parte, está faltando un buen artículo crítico con la ejecutoria de Mourinho en el Madrid, escrito por un madridista. Un artículo sin inquina personal, y que sepa reconocer lo que hizo por el club, pero que señale los errores que cometió. Los errores concretos, digo: en su relación con los jugadores, con los directivos, con la afición y con los adversarios. Anímese (o anímate), Ángel, y yo me comprometo a añadir un comentario en esa línea.